Violencia sexual
Víctima de mutilación genital: "El sexo nunca me ha apetecido. No siento nada por culpa de la ablación"
Dos mujeres de origen africano relatan las secuelas que les dejó una práctica "salvaje"

La senegalesa Mariama Sané, víctima de mutilación genital, en Girona. / Marc Martí Font
Meritxell Comas
Talaku Koulibaly -nombre ficticio para proteger su anonimato- lleva dos años viviendo en Girona. Ha convertido el mostrador de la tienda donde trabaja en un refugio seguro para las mujeres africanas: "Vienen a buscar consejo, algunas me explican que su marido las maltrata, otras que no quieren tener relaciones sexuales", explica. Con este último escenario se siente muy identificada. Y es que a Koulibaly le practicaron una ablación (mutilación genital) cuando tenía 13 años.
"Me lo hizo mi abuela mientras cuatro hombres me sujetaban con fuerza", recuerda entre lágrimas. Al año siguiente se casó con un hombre que nunca había visto. Y es que, de hecho, vivía en otro país. "La tradición dice que una mujer no puede casarse hasta que le han practicado la ablación porque así se aseguran de que ya no tendrá deseo sexual y, de esta manera, será fiel a su marido", afirma. "En algunos casos, el marido coge un cuchillo pequeño y hace un corte dentro de la vagina de la mujer para poder entrar", asegura.
La primera vez que tuvo relaciones sexuales estuvo una semana sin poder ponerse de pie. "Era un dolor muy fuerte, insoportable, había mucha sangre, incluso tuve que ir al hospital", recuerda. Ahora, tantos años después, sigue sin tener ganas. "Ellos sienten placer pero tú no sientes nada, solo miedo, porque a ti te duele el corazón", asegura. Y es que para muchas mujeres, lamenta, "es una violación constante".
Esto le ha llevado, incluso, a rebelarse contra su propia familia. "Mi hermano ha mutilado a su hija de tres meses", confiesa. Ahora, aún con más motivo, Koulibaly quiere crear una asociación para abolir esta práctica "tan salvaje": "«Debemos luchar, esto tiene que detenerse de una vez por todas porque hay muchas mujeres que están sufriendo en silencio".
Las lágrimas y la impotencia no se detienen aquí. La senegalesa Mariama Sané, establecida en Girona desde 2009, fue mutilada cuando tenía 12 años. Había crecido en una familia que no era la suya porque su madre biológica la había regalado nada más nacer: "En mi comunidad, cuando a una mujer se le muere un hijo, tiene que regalar el siguiente para protegerlo", explica.
Un lavabo y tres mujeres mayores
Un día, su otra madre le dijo que la acompañara "a un lugar", recuerda. "Era un lavabo, había tres mujeres mayores y ella me dejó allí y se marchó", rememora. "Estaba muy asustada y empecé a gritar, una de las mujeres me dio un golpe en la cabeza y estuve a punto de perder el conocimiento", explica. "Me hicieron el corte, recuerdo que era muy doloroso", asegura. "A los pocos días me picaba mucho y, como me rascaba, me pusieron cemento (el polvo) en la vagina para que dejara de rascarme".
Dos meses después volvió su otra madre a buscarla. "Estaba enfadada pero no podía hacer nada, en mi comunidad para ser una mujer de verdad, digna y con voz te tienen que haber mutilado", asegura.
Los efectos de la mutilación genital femenina la han torturado toda la vida. "El sexo nunca me ha gustado porque no siento nada, quizás no soy una mujer normal, pero nunca he notado placer", asegura. Esto le ha hecho sufrir mucho. "Mi primer matrimonio fue forzado con un primo y el segundo nunca hizo ningún esfuerzo por entenderme; intentas explicárselo y los hombres solo piensan en ir a la cama, y yo puedo trabajar, puedo encargarme de la casa y de la ropa, pero del sexo no quiero ni oír hablar", asegura. De hecho, ha decidido vivir sola. Es madre de tres hijos.
En el momento del parto, recuerda: "No tenía fuerzas para expulsar al niño por culpa de la mutilación; me tuvieron que hacer un corte en la vagina para poder sacarlos". A su primera hija la tuvo con 19 años en Senegal. "Pensé que era normal que tuvieran que cortarte", explica. Vivir esa experiencia tan cruel también ha hecho que después tuviera "pánico" a las agujas y, en general, a las intervenciones médicas: "No puedo ni ir a sacarme sangre", explica.
Con su hija, sin embargo, pudo evitar la práctica: "La mutilación genital femenina ya estaba prohibida cuando nació (año 2000), pero lo cierto es que aún hay muchas familias que lo hacen a escondidas", lamenta.
Cuatro tipos de ablación
Existen cuatro tipologías de ablación, cada una con sus motivos. La mutilación de tipo 1, que consiste en cortar parcial o totalmente el clítoris, provoca la disminución del deseo sexual. El motivo: la cultura africana defiende que el poder de la mujer siempre debe ser inferior al del hombre.
En la ablación de tipo 2 también extirpan parte o la totalidad de los labios menores para eliminar el placer. Y es que se considera que la mujer no tiene derecho a experimentar placer; solo el hombre, asegurándose también de que si el marido tiene que migrar o ausentarse un largo período de tiempo, la mujer lo esperará porque no tendrá necesidad de buscar otro hombre.
En la mutilación de tipo 3 se busca hacer un estrechamiento de la abertura de la vagina, creando un sellado a base de recolocación de los labios menores. Y en la de tipo 4, que comporta la extirpación total del órgano genital femenino (sin anestesia), la vagina se llena de sustancias o hierbas corrosivas; se unen los dos labios hasta cicatrizar y queda totalmente cerrado. En este caso dejan un pequeño agujero para orinar. Durante estas prácticas mueren muchas niñas y bebés. Sin embargo, nunca se revela que el motivo ha sido la mutilación genital; sino que se hace creer a las familias que sencillamente "era su destino".
Suscríbete para seguir leyendo
- Donald Trump pone en riesgo 100.644 toneladas en importaciones canarias de Estados Unidos
- Cierra el Teatro Guimerá de Santa Cruz: el 30 de marzo acogerá su última función hasta dentro de tres años
- Lidl invierte más de 10M€ en su tercera tienda en Santa Cruz de Tenerife y crea 20 empleos
- Canarias conquista al astrofísico y divulgador estadounidense Ethan Siegel: 'El resto del mundo no aprecia lo suficiente la ciencia que se hace en las Islas
- La historia del unicornio carnavalero que conquistó Santa Cruz: 'Pasó de disfraz a ser un transporte durante el Carnaval
- Polémica en el mundo del arte por el Monumento a Franco de Santa Cruz: Bellas Artes pospone su entrega de premios tras la renuncia de un artista
- Muere apuñalado un hombre en La Gomera esta madrugada
- Hito en Loro Parque: primer registro de un electrocardiograma en una orca embarazada