La huella eterna de los árboles, testigos vivos de la historia: dos se encuentran en Canarias
Los árboles que se mantienen en pie desde tiempos inmemoriales esconden una gran historia en su silencio perpetuo

Árboles con historia / E. D.
Desde tiempos inmemoriales, los árboles han sido pilares fundamentales en la evolución de la humanidad. Más que simples elementos del paisaje, han servido como refugio, fuente de alimento y material para la construcción de civilizaciones. Muchas culturas los han considerado sagrados, dotándolos de significados espirituales y convirtiéndolos en símbolos de longevidad, sabiduría y resistencia.
En la mitología y la religión, los árboles han ocupado un papel central. Desde el Yggdrasil nórdico, que conectaba los nueve mundos, hasta el Árbol del Conocimiento en la tradición judeocristiana, estas imponentes formas de vida han representado la conexión entre el cielo y la tierra. Además, han sido testigos de eventos históricos, sobreviviendo a guerras, desastres naturales y la intervención humana, lo que los convierte en monumentos vivientes de la historia.
En distintas partes del mundo, existen árboles cuya longevidad y singularidad los han convertido en verdaderos íconos. Algunos han sido protagonistas de leyendas, mientras que otros son ejemplos sorprendentes de la capacidad de la naturaleza para resistir el paso del tiempo.
Árboles históricos y legendarios
- Drago de Icod de los Vinos (España). Ubicado en Tenerife, este árbol milenario es símbolo de las Islas Canarias. Su savia roja, conocida como “sangre de drago”, ha sido utilizada con fines medicinales y mágicos desde la antigüedad. Se estima que tiene más de 800 años y ha sido protagonista en mitos guanches sobre su origen.

Drago Milenario en Icod de Los Vinos / El Día
- Árbol de Tule (México). En Oaxaca se encuentra este majestuoso ahuehuete con el tronco más grueso del mundo. Se estima que tiene más de 2,000 años de antigüedad y ha sido testigo del desarrollo de civilizaciones prehispánicas. Según la leyenda zapoteca, fue plantado por un sacerdote del dios del viento, Ehécatl.
- El Haya de Ponthus (Francia). Un árbol rodeado de leyendas en el bosque de Brocéliande, donde se dice que un caballero maldito fue transformado en este haya retorcida y mística. Se asocia con antiguas narraciones artúricas y con la presencia de seres mágicos en la región.
- El Roble de las Brujas (Alemania). Situado en el bosque de Eutin, este roble centenario ha sido asociado con rituales de brujería en la Edad Media. Su tronco hueco servía de refugio a quienes practicaban la magia y fue testigo de juicios por brujería en la región.
- Tāne Mahuta (Nueva Zelanda). El "Señor del Bosque", un imponente kauri de más de 2,500 años de edad, sagrado para la cultura maorí y uno de los árboles más grandes del mundo. Se cree que representa la conexión entre los dioses y los humanos en la mitología maorí.

Tane Mahuta / E. D.
- El Árbol Pulpo de Oregón (EE. UU.). Un extraño espécimen de abeto de Sitka con múltiples troncos que emergen desde su base, dándole la apariencia de un gigantesco pulpo vegetal. Se ha convertido en un símbolo del misterio natural en la región.
- Sunland Baobab (Sudáfrica). Este gigantesco baobab de más de 6,000 años albergó en su tronco hueco un famoso bar en Sudáfrica, convirtiéndolo en uno de los árboles más peculiares del mundo. Se cree que ha sido un punto de encuentro para tribus africanas desde tiempos antiguos.
- Árbol de la Vida (Bahréin). Un enigma botánico, este árbol sobrevive en pleno desierto sin una fuente de agua visible, lo que ha generado teorías místicas sobre su longevidad. Algunos creen que es un vestigio del Jardín del Edén.
- Caesarsboom (Bélgica). Este tejo de más de 1,000 años está ligado a la historia romana, pues la leyenda cuenta que Julio César acampó bajo su sombra durante sus conquistas. Ha sido testigo de batallas y eventos históricos europeos.
- El Garoé (España). Un árbol sagrado para los antiguos bimbaches en la isla de El Hierro. Este laurel tenía la capacidad de captar agua de la niebla y proporcionar sustento en épocas de sequía, lo que lo convirtió en un recurso vital para la población indígena. Fue destruido en un huracán en el siglo XVII, pero en su lugar fue plantado otro para que su legado siga vivo en la memoria del pueblo herreño.

Árbol de Garoé actual, en El Hierro / E. D.
Estos árboles son más que maravillas naturales; son guardianes de la historia, testigos de antiguas civilizaciones y fuentes de inspiración para mitos y leyendas. Su preservación es esencial para las generaciones futuras, recordándonos la importancia de cuidar nuestro legado natural.
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