El nuevo director del IEO en Canarias duda sobre la necesidad de comprar un buque para las Islas: "No sé si podemos mantener un barco ocupado todo el año"
El investigador Jesús Arrieta toma las riendas del Oceanográfico para culminar la integración en el CSIC y reforzar la imagen del centro al exterior
Cogió las riendas del Centro Oceanográfico de Canarias hace poco más de un mes, ¿cómo valora estas primeras semanas?
Nos tocó hacer todo el cierre del año, así que hemos estado trabajando en tareas burocráticas. Además, por el periodo navideño, la mitad de la gente aún no se ha incorporado, así que aún no estamos a tope.
¿Esperaba el nombramiento?
No lo esperaba aunque sí me lo habían advertido. Tampoco era algo que quisiera, pero me lo pidieron y pensé que podía asumirlo. Siempre hay que darle tiempo a la gestión, porque es parte del trabajo y porque desempeñar estos cargos también se valora. No hay una regla escrita en piedra sobre cuánto debe durar un mandato de este tipo. Lo normal suelen ser periodos de cuatro años, pero es un cargo de confianza así que me pueden poner y quitar cuando quieran.
Un puesto de gestión requiere de una dedicación intensa, ¿va a continuar investigando?
Lo haré con todo lo que pueda. El proyecto más importante que tengo ahora es el transporte de microorganismos por la atmósfera. La mayor parte de los microorganismos que circulan por la atmósfera provienen del mar y acaban en el mar. Pensamos que esos microorganismos pueden tener un papel relevante en la formación de nubes, por ejemplo. Algo que, a su vez, podría tener relación con el clima y el mantenimiento de la diversidad oceánica. También estoy trabajando en el volcán de El Hierro junto a Eugenio Fraile en la campaña Vulcana. Este proyecto está observando cómo el volcán puede fertilizar el océano. En este sentido, hay una serie de microorganismos que se benefician de eso, y nosotros estamos estudiando algunos agentes bacterianos que se dedican a aprovechar los nutrientes que está emitiendo el volcán.
¿Cuáles son sus propósitos para esta nueva etapa del Instituto Español de Oceanografía en Canarias?
Quizás lo más importante es culminar la integración en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que es un proceso largo y todavía estamos en ello. La estructura del IEO no encaja bien con la estructura clásica de los institutos del CSIC, y por eso tenemos algunos problemas de organización. Todo el mundo es consciente de ello y lo vamos a solucionar. También tenemos pendiente mejorar la relación con las instituciones locales de Canarias. Siempre se nos ha visto como institución estatal y la verdad es que el IEO lleva casi 100 años en Canarias (en 2027 se cumple el centenario). Esto hay que transmitirlo a la sociedad y dejar que nos conozcan contando lo que hacemos.
¿Cómo plantean cumplir esos objetivos?
Lo primero es hablar con todo el mundo. Tenemos especial interés en comunicarnos con las instituciones canarias porque, aunque es cierto que ya se está haciendo mucho, queremos que sea algo mucho más habitual. Queremos colaborar y ver en qué puntos contamos con capacidades interesantes para la administración isleña.
En 2021, el IEO se integró en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ¿cómo ha sido el proceso?
Ha habido cosas muy positivas. Antes de la integración nos encontrábamos administrativamente paralizados. Ahora estamos trabajando con las mismas reglas que el resto de instituciones que se dedican a la investigación en España. Esto nos ha permitido seguir trabajando bien. Ahora tenemos por delante algunos retos, como intentar integrarnos en esta estructura científica sin diluirnos. El IEO siempre ha tenido el capital de ser una institución representada por toda la costa de España y esa imagen no la queremos perder, porque esa estructura nos hace ser más potentes. Ahora, estando dentro de esta otra institución más grande tenemos que buscar ese balance entre ser una institución así y no diluirnos en el CSIC. Es complicado porque tenemos una organización muy diferente al resto de institutos del Consejo.
Para estos próximos años, ¿planea un crecimiento en recursos humanos?
Estamos creciendo activamente. Ahora mismo somos unas 75 personas. Uno arriba, uno abajo porque siempre hay contratos que acaban y que empiezan. Esperamos contratar a unas 15 personas más a principios de este año. Son contratos fijos e intentamos captar más gente en posiciones permanentes. Tenemos espacio y podemos hacerlo.
La retención y captación de talento es uno de los grandes obstáculos de la ciencia en estos momentos, ¿cómo están capeando el temporal?
La percepción que tenemos es que es difícil captar talento. A menudo, de hecho, hemos visto que utilizan Canarias como trampolín, sacando una plaza, pasando aquí el tiempo mínimo, y luego se van. El grueso de nuestro personal es canario. Tenemos que crecer y tenemos que hacernos más fuertes para formar gente aquí. Para que la gente empiece aquí su carrera o venga ya formada con una formación internacional para culminar aquí su formación y aspire a una plaza en nuestro centro. Pero para ello necesitamos grupos fuertes y buenas infraestructuras que sean capaces de atraer ese talento.
Por otro lado, la burocracia es una de las reivindicaciones más habituales del sector científico, ¿es el papeleo un escollo para la investigación marina?
La burocracia es siempre un poco pesada. Tiene que haber un control del gasto público, pero es cierto que a veces estos sistemas de control nos ahogan. Tenemos que buscar cómo agilizar los procesos. Esto es lo que todo el mundo está de acuerdo en que si es dinero de todos, hay que saber dónde va. Se han hecho cosas y se han flexibilizado algunos procesos, pero cada vez que mejoramos algo surge un problema por otra parte. Pero esto es así. Aquí no vale la pataleta, lo que hay que hacer es que cuando hay algo que está muy mal decirlo.
Sobre las infraestructuras, es recurrente la petición de algunos centros y grupos de investigación de disponer de un buque oceanográfico propio para Canarias, ¿qué opina al respecto?
Esto hay que mirarlo con cautela. El barco es un recurso muy costoso. Mantener un buque requiere cerca de 4 o 5 millones al año, solo para tenerlo aquí, de mantenimiento y moverlo un poquito. Luego hay que pensar quién va a estar utilizando el buque, porque esto también tiene un coste. La gente que se embarca tiene que estar un tiempo fuera de su casa, apartado de su familia y de sus quehaceres habituales. No sé si tenemos suficiente gente en Canarias para mantener un barco ocupado todo el año. Algunos grupos se han quejado de que no les dejamos tiempo de barco, e incluso, han elevado su queja a los medios. Pero esto se ha transmitido mal porque nosotros no concedemos tiempo de barco, es una comisión del Ministerio, la Cobsabo, la que lo decide basándose en proyectos competitivos. Las instituciones canarias suelen tener bastante éxito en estas convocatorias, pero a veces los proyectos no son para investigar en las Islas. Los barcos pasan bastante tiempo en Canarias, comparado con otras comunidades, pero los barcos que existen están a tope.
Pero la flota acaba de aumentar. Hace apenas un par de años se terminó de construir un nuevo barco, que está en Cádiz.
Sí, este barco es nuestro. Pero, al contrario de lo que se ha dicho, que esté matriculado en Andalucía no quiere decir que esté dedicado a esa comunidad. Es el barco más grande, moderno y bien preparado de la flota española. Este barco, de 80 metros de eslora, tiene capacidad global y puede ir a cualquier parte del mundo. Que le hayan puesto matrícula de Cádiz es un tema logístico por la subvención que recibieron, pero no está dedicado a esa comunidad autónoma ni va a pasar la mayor parte de su tiempo en Andalucía. Además, la base logística la tiene en Vigo, como la mayoría de buques.
Este año se decidirá el emplazamiento de la boya de calibración de Eumetsat, una carrera en la que El Hierro se posiciona como finalista junto a Creta, ¿cree que Canarias tiene posibilidades de ganar?
Estamos bien. Hemos montado un consorcio bastante potente con instituciones científicas, gubernamentales y empresas. Esto comenzó hace ocho años como un empeño en conjunto de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) y nosotros. Por el camino se han quedado otras candidaturas y ahora estamos Creta y nosotros.
¿Qué supondría para Canarias disponer de esta boya de calibración?
Aparte de ser una estructura emblemática que nos pondría en el mapa internacional, ya que solo hay otras dos boyas similares en el mundo, en Hawái y en Australia. Estas boyas sirven para calibrar los satélites para que den la información más precisa posible. Toman datos de la temperatura o la clorofila y pueden medir con mucha precisión la cantidad de luz que se emite desde el océano hacia la atmósfera en un punto determinado. Todos estos datos, una vez son utilizados por el satélite y en conjunto, sirven para estimar la transferencia de calor entre el océano en la atmósfera o para medir el impacto del cambio climático en el conjunto del planeta. Si consiguiéramos instalarla en El Hierro, seríamos la referencia en el Atlántico norte.
¿Cuándo estiman que se podrá tomar la decisión final?
Nosotros presentaremos nuestra propuesta previsiblemente en marzo, aunque puede retrasarse un poco. Esperamos que para finales de este año o principios del siguiente ya se haya tomado una decisión.
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