La Laguna, o como ser casi la capital de España a la vez que pedía protección al Imperio británico
La Ciudad de Aguere estuvo muy cerca de ser el centro del imperio español a principios del siglo XIX

La escultura en homenaje a Alonso de Nava y Grimón, en la plaza de la Junta Suprema de Canarias, situada en La Laguna / Wikipedia
La historia de España está llena de conquistas, caídas, reconquistas y disputas en tierras que actualmente forman parte del país y en otras que lo fueron, pero que ahora son independientes. Una de ellas tiene como protagonista a uno de los personajes históricos más nombrado en los libros de historia: Napoleón Bonaparte. Este militar y político francés luchó por su país para hacer de España un Estado satélite en la conocida Guerra de la Independencia Española.
En este conflicto bélico, situado entre 1808 y 1814, la monarquía española vio peligrar el esdo soberano, llegando a tener un plan B por si caía la España peninsular. Con el asedio llegado a Cádiz, una carta llegó hasta la Junta Suprema de Canarias. Estas instituciones nacieron para controlar los distintos territorios ajenos a la España peninsular, y la carta que llegó hasta suelo canario daba una orden muy clara.
Dicha orden estaba sujeta a que Cádiz cayese. Si esto ocurría, las Cortes de Cádiz, lo que quedaba del Gobierno español, se mudaría hasta la isla de Tenerife. Esto habría convertido a la Ciudad de La Laguna, capital no oficial de Canarias y lugar en donde se reunirían las Cortes existentes, en la capital oficial de España.

Plaza de la Junta Suprema de Canarias / Gobierno de Canarias
Casi capital de España, casi protegida por el Imperio británico
La historia no queda ahí, y es que si para las Cortes de Cádiz el plan B era huir hacia Canarias, la Junta Suprema del Archipiélago también tenía un segundo recurso si caía la Península Ibérica ante el pujante poder de las tropas dirigidas por Napoleón Bonaparte. La Laguna recibió el título de 'Fiel e Ilustre' por su apoyo a la Corona española durante la guerra, aunque su fidelidad se puede poner en entredicho.
Y es que desde la Junta Suprema habían tomado una decisión ante la agónica situación de las tropas españolas: preferían ser británicas que francesas. Por ello, escribieron una carta donde pedían al Imperio británico un protectorado, una modalidad de administración territorial en el que un Estado ejerce el control de un territorio en el que existe una entidad política dotada de autoridades propias.
Esta carta nunca llegó a suelo inglés. Las tropas españolas lograron equilibrar la balanza en su favor, lo que hizo que esa carta desapareciera tras emprender su camino al Imperio británico. La Ciudad de La Laguna tiene cientos de historias para contar, pero en pocas estuvo tan cerca de tener dos destinos tan diferentes: ser la capital de España y estar bajo el protectorado del Imperio Británico. Una historia contada por @canarias.te.guia desde la plaza de la Junta Suprema de Canarias, situada en La Laguna.
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