Miguel Cabrera Pérez-Camacho, condenado por un delito leve de amenazas
El abogado y presidente del Real Casino de Tenerife le dijo a un exempleado suyo que lo iba a "escachar"

Imagen de archivo de Miguel Cabrera Pérez Camacho / María Pisaca
La magistrada del Juzgado de Instrucción número 4 de Santa Cruz de Tenerife condenó al abogado Miguel Cabrera Pérez-Camacho, presidente del Real Casino de Tenerife, por un delito leve de amenazas a otro letrado, que fue exempleado suyo, y que lo ha denunciado por varias circunstancias en los últimos meses, como, por ejemplo, por despido improcedente y obstrucción a la justicia.
La autoridad judicial le impone ahora a Pérez-Camacho una multa de 12 euros diarios durante dos meses, es decir, 720 euros en total. Esta fue la petición de condena que planteó la Fiscalía. Cabe recordar que la acusación particular reclamó tres meses de multa a 30 euros diarios (2.700 euros).
La mencionada sentencia fue dictada el pasado lunes, 21 de octubre, después de que el juicio se celebrara días antes.
La mencionada resolución judicial no es firme y contra la misma el presidente del Real Casino de Tenerife, que se defendió a sí mismo, puede interponer recurso de apelación ante la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife en el plazo de cinco días desde la notificación de la misma.
La magistrada considera que está probado que en el transcurso de la mañana del pasado 25 de julio, Miguel Cabrera Pérez-Camacho se dirigió hasta el bar Derby, en el centro de Santa Cruz de Tenerife, de forma concreta en la calle Pérez Galdós.
A dicho establecimiento de hostelería suelen acudir para desayunar tanto el abogado denunciante como la hija de Cabrera Pérez-Camacho. Y ese día el presidente del Real Casino de Tenerife fue llamado por su hija para que fuera a dicho enclave.
Según recoge la condena, Miguel Cabrera se encaró con su exempleado y le dijo que lo iba a «escachar».
A continuación, el denunciado se marchó del lugar, junto a su hija y la pareja sentimental de ésta.
En el juicio, el abogado Pérez-Camacho reconoció que sí dijo que lo iba a «escachar», pero explicó que se refería a machacarlo como letrado, «con la intención de que dejara en paz a su hija». Para la acusación particular, quedó desvirtuada la presunción de inocencia, al reconocer el denunciado que manifestó que a su exempleado que lo iba a «escachar».
La defensa pidió la libre absolución, sin costas, al no haberse destruido, con la prueba de cargo, la presunción de inocencia, «al estar la conducta motivada por la llamada de la hija a su padre».
En los fundamentos de derecho se asegura que «resulta claro y evidente de la declaración del denunciante, el reconocimiento del denunciado de la amenaza dirigida contra» el otro letrado, «pues reconoce que le dijo te voy a escachar, con significado de cascar, aplastar, despachurrar, hacer cachos, romper, siendo igualmente amenaza cuando se trata de causar un mal en el ámbito profesional». El hecho de que hubo una amenaza fue ratificado por el único testigo imparcial que declaró en el juicio, un camarero del bar Derby, que trabajó ese día y que conocía tanto al denunciado como al denunciante, y que oyó la palabra «machacar», que es de significado similar, según figura en la resolución judicial.
Sobre la posibilidad de que la hija de Pérez-Camacho se sintiera amenazada por la presencia del letrado denunciante, la magistrada considera que «es comprensible [que] estuviese acalorado, incluso furioso, pero se ha tenido en cuenta que la hija es mayor de edad y [está] casada, que el lugar estaba concurrido al ser hora de desayunos, y que se encontraba con su marido, por lo que es evidente que no corría peligro alguno que justifique la amenaza dirigida al denunciante por su padre».
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