Canarias, a la cabeza en consumo de pornografía

Canarias se posicionó en el mes de mayo, según datos de GfK Dam, mediador oficial de consumo digital en España, a la cabeza en el consumo de pornografía. Con un total de 705.068 usuarios únicos, el Archipiélago se situó como la comunidad autónoma del país con mayor consumo de contenido pornográfico. A esta la siguen Asturias y Cantabria, con 285.024 y 167.494 usuarios únicos respectivamente.

Lejos de quedarse en datos aislados, los números demuestran que el alcance de la pornografía cada vez es mayor. En lo que respecta a las Islas Canarias, "tienen una tasa muy alta de turismo y de personas en movilidad, algo que está vinculado al ocio y, a su vez, a la pornografía que, desgraciadamente, también es un tema muy relacionado con el ocio y tiempo libre", explica la doctora en Sociología por la Universidad de La Laguna Esther Torrado que, además, ha elaborado diferentes investigaciones sobre el impacto de la pornografía y está especializada en el área de las desigualdades, migraciones forzadas, violencia sexual y teoría feminista.

"La gente suele consumir pornografía en su tiempo libre y Canarias es una comunidad autónoma muy vinculada al turismo de sol y playa. Todo esto se relaciona con el consumo de pornografía y de prostitución, que están vinculados", expone Torrado. Sin embargo, en palabras de la experta, el comportamiento en el Archipiélago "es similar" al del resto de comunidades de España. 

Acerca de la pornificación de la sociedad

Ya diferentes investigaciones alertan sobre el peligro del consumo de porno a edades tempranas y la incidencia que esto tiene en la violencia sexual. De hecho, un estudio reciente de la Universidad de La Laguna, en el que participaron 723 estudiantes de bachillerato de cuatro centros escolares entre marzo de 2021 y enero de 2024, demostró que nueve de cada diez adolescentes de Tenerife ven pornografía, es decir, el 89% de los chicos de la muestra consumen este tipo de contenido. 

Uno de los problemas principales que esto genera, opina Torrado, es "la pornificación" de la sociedad. "Estamos viendo cómo en España aumentan los delitos por violencia sexual", indica Torrado y estudios como La pornografía como escuela de sexualidad violenta demuestran que la exposición temprana a la pornografía "repercute negativamente" en la percepción de la sexualidad por parte de jóvenes "que erotizan la violencia".

Los adolescentes, asevera Torrado, "están creciendo en este tipo de cultura y mientras no se entienda que la pornografía está altamente vinculada a la incidencia de los delitos de violencia sexual y al aumento del consumo de prostitución seguirá habiendo jóvenes cuya primera experiencia sexual, si se puede llamar de esta manera, sea con la pornografía".

Pese a que la solución, reconoce la experta, no es sencilla, "uno de los factores de contención es la educación afectivo-sexual, científica y coeducativa". Desde su punto de vista, es "fundamental" incorporar este tipo de enseñanzas desde la infancia: "Es necesario hablar de afecto, empatía, placer, sexualidad y no solo de ETS o embarazos no deseados".

Para lograrlo "deben implicarse todos los agentes sociales y tomar medidas educativas, jurídicas, legislativas y de prevención", sostiene Esther Torrado y agrega que el consumo de pornografía "no es solo una cuestión de la política, también es algo cultural".

Los móviles, "un arma de destrucción"

Los móviles y el auge de las redes sociales dificultan la lucha contra la "pornificación" de la sociedad, porque la pornografía está actualmente "muy vinculada a las Tecnologías de la Información y de la Comunicación".

La edad media a la que los menores tienen su primer móvil se sitúa entre los 9 y los 11 años. Estos dispositivos "les permiten acceder de forma fácil a plataformas donde hay contenido porno", subraya la doctora. Asimismo, recalca que, en ocasiones, "simplemente con buscar una palabra en los buscadores comunes pueden acceder al porno". Aparecen en escenarios de este tipo lo que los expertos llaman pornografía 2.0: "Es de fácil acceso, gratuita, está al alcance de cualquiera y es un contenido Ilimitado". 

Las nuevas tecnologías "están muy bien, pero nadie pondría un arma de destrucción en las manos de un niño o de una niña", reconoce Torrado. Para ella, la clave reside en "regular la edad de acceso a los móviles y limitar el uso". Además, las familias deben proteger y "no hay mayor protección que conocer en qué parte de la red están sus hijos o qué tipo de conectividad tienen". 

Nuevos retos en la red: el auge de plataformas como Onlyfans

El auge de plataformas como Onlyfans, que es "la prostitución 2.0", deja al descubierto un retrato social: "Las mujeres jóvenes están muy expuestas a la hipersexualización y cosificación". Además, esto, explica Esther Torrado, "se fomenta a través de aspectos como la música, los bailes o la estética que tienen mucho que ver con la forma actual del porno".

La pornografía "no solo se transmite en las páginas web. Empieza con una cultura pornificada y se ve en todos esos productos culturales entre los que se encuentra, por ejemplo, la música", señala Torrado y agrega que mucha gente joven está cayendo en la dinámica de Onlyfans y, a través de estas aplicaciones, "están captando a mujeres que van a ser víctimas de trata sexual".

Tal es la magnitud del asunto que, según el informe Onlyfans, un espacio blanqueado del negocio del sexo, la plataforma cuenta con 240 millones de usuarios, pero el 97% de las personas que crean contenido son mujeres. Esto, en palabras de Torrado, deja claro que "en el mercado de los cuerpos, las mujeres jóvenes son mucho más vulnerables y, además, son vistas como un producto".

Próximos pasos que dar

En España, "aún queda mucho por hacer". Sin embargo, para la experta es importante buscar la aprobación de leyes que "controlen a las empresas tecnológicas y a las plataformas". Recalca que, en el caso de los menores, su protección debe concentrar un mayor esfuerzo: "Hay que aprobar una ley para evitar que accedan fácilmente al contenido pornográfico y para multar a las empresas que emitan imágenes violentas relacionadas con violencia sexual".

La pornografía, incide Torrado, "es una escuela de desigualdad" y, desde su punto de vista, para luchar contra la violencia "lo único que queda son las políticas públicas y la coeducación".