"Agente, sólo me he fumado un 'porrito' y fue ayer"
La Dirección General de Tráfico desarrolla un macrocontrol de consumo de alcohol y drogas con agentes de la Guardia Civil del subsector de tráfico de Tenerife

Control de alcoholemia y drogas en Tenerife / Andrés Gutiérrez
Acompañamos a los hombres del capitán Miguel Soldán, jefe del subsector de tráfico de Tenerife, en la primera parada de un macrocontrol de alcohol y drogas diseñado por la Dirección General de Tráfico (DGT). El primer parte de la Guardia Civil ya es relevante: en una hora siete positivos y dos dobletes.
España es el tercer país que más alcohol consume en el mundo y también el tercero en cocaína. Un informe firmado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (ODCE) sólo sitúa a letones y lituanos, con 12 litros al año, por delante de la población española mayor de 15 años. Los datos aportados por Health at a Clance en 2023 indican que la ingesta media en este país en esa franja de edad se sitúa en 11 litros anuales, un dato que está muy por encima de la media europea (8,6 litros). España aparece bien colocada en el podio reservado a la consumición de drogas:el 1,2% de la población que se integra en los 36 socios de la OCDE declara haber recurrido a una dosis de cocaína en esta franja de edad. La combinación de estos dos factores cuando decidimos ponernos a los mandos de un vehículo es una bomba de relojería.
Las carreteras de Tenerife registraron en la madrugada del sábado al domingo una acción impulsada por la Dirección General de Tráfico (DGT) para erradicar el consumo de alcohol y drogas al volante. «El 0,0 mg/l en sangre es lo único que vale cuando alguien se pone a los mandos de un vehículo», comenta el capitán Miguel Soldán, jefe del subsector de tráfico de Santa Cruz de Tenerife, segundos antes de iniciar una ronda en un punto intermedio del área metropolitana de la Isla. Los datos son escalofriantes –el 53,8% de los conductores que fallecieron el pasado año en España dieron positivo por alcohol, drogas o psicofármacos, lo que supone un aumento del 0,8% con respecto a 2022– y la primera denuncia no tarda en llegar. Una de las primeras personas que se someten a la alcoholemia arroja una tasa de 0,84 mg/l en sangre. Todo parece indicar que se enfrenta a un delito, pero queda pendiente un segundo registro con un etilómetro de precisión que le salva por la campana: el parámetro baja a 0,56 mg/l y el proceso judicial se convierte en una dura sanción administrativa.
Lucha contra las redes sociales
La inmediatez con la que ocurren las cosas en las redes sociales es, sin duda, el principal obstáculo al que se enfrentan los agentes de la Guardia Civil que participan en este tipo de dispositivos. «Hay que ser bastante rápidos y precisos montando estos puntos porque las redes sociales los queman pronto», comenta el oficial al mando. El capitán Miguel Soldán lleva casi tres décadas y media en la Agrupación de Tráfico, es hijo de guardia civil y regresó a Canarias hace cuatro meses, antes ya tuvo una experiencia laboral en El Hierro, para asumir el mando del subsector de tráfico de Tenerife. Antes desempeñó un destino similar como jefe del subsector de La Coruña. Gallego de nacimiento, ha estado destinado en Barcelona y desde pequeño tuvo claro que quería ser motorista de la Guardia Civil. Sobre el legado que tiene en casa, reconoce que una hija apunta a Medicina, pero no pierde las esperanzas con otro retoño. «Ahí sí puede que haya un futuro agente», vaticina sin perder de vista lo «peligroso que es avisar a través de los dispositivos electrónicos de la existencia de un control... Cuando sucede las medidas pierden su eficacia y dejamos en la carretera a un peligro potencial», remarca sobre los riesgos que conlleva conducir mermado por los efectos del alcohol y drogas. «Los reflejos se reducen con el consumo de estas sustancias y hay que ser conscientes de la importancia de ir limpios cuando toca conducir», aconseja mientras cae el primer positivo por drogas.
"Cuando hay un chivatazo de un control a través de las redes sociales las medidas pierden su eficacia y dejamos en la carretera a un peligro potencial», comenta el capitán de la Guardia Civil Miguel Soldán
En una de las primeras muestras indiciarias las alarmas suenan en el vehículo que transporta los aparatos que miden los niveles de estupefacientes en el organismo. La prueba de saliva [discriminan las posibles impurezas] se realiza a través de un cromatógrafo de masas y un expectómetro de gases que son capaces de detectar 40 tipos de sustancias distintas a partir de unos residuos bastante pequeños. «Es una toma que da muchas garantías», avanza el oficial sobre la posibilidad de que se genere un falso positivo por una medicación. «Puede ocurrir, pero al margen de las dos pruebas que se realizan en el punto de control –la indiciaria y la evidencial–, el afectado puede solicitar que se haga un análisis de sangre o de contraste para confirmar los primeros valores. Entre las 00:30 y la 01:30 de este domingo se realizaron más de decena de test de drogas en la primera parada del macrocontrol de la DGT y se confirmaron tres positivos:en dos casos hubo doblete, es decir, un conductor y una conductora dieron tasas sancionables en alcohol y drogas.
Las drogas aumentan
La Dirección General de Tráfico estima que con una tasa 0,0 mg/l se podrían salvar entre 900 y 1.500 vidas cada año en las carreteras españolas. En un informe reciente de la DGT aparecen datos relacionados con un lote de 2.900 test por consumo de alcohol [aire expirado] y consumo de drogas [prueba de saliva] se advierte que 12 de cada cien tomas son positivas (12%). En el caso del primer muestreo de la madrugada del domingo en Tenerife se confirmaron siete:seis hombres y una mujer. «Esto sólo es un escenario más de cómo puede evolucionar la noche», precisó el capitán Soldán al filo de las dos de la madrugada cuando ya se desmontaba un control en una de las ramificaciones de la autopista TF-5. «Los positivos por drogas cada vez son más y ahí sí que tenemos un problema», puntualiza sobre una incidencia que está a la orden del día. Uno de los sancionados entre Santa Cruz y La Laguna le dijo al agente que le hizo la prueba que «un día antes se había fumado y porro, pero que esta noche [por el sábado al domingo] no había consumido. La historia la desmontó un guardia civil al ver cómo su acompañante tiraba por la ventanilla lo que se estaba fumando justo al acceder a la curva en la que se encontró de frente con una baliza de color amarillo que le cortaba el paso... «Nos ha pedido que si su acompañante podía hacerse cargo del coche, pero no lo puede hacer porque iba fumando». No fue necesario hacer un test para verificar que esa opción estaba totalmente descartada. El problema se resolvió con un tercer joven que llegó a la zona en una motocicleta, pasó correctamente los controles y se puso al volante del coche para impedir que se quedara inmovilizado hasta que el conductor sancionado diera negativo. Muy cerca de allí, un Dacia de color oscuro permanece parado en el arcén tras ser informado su conductor de que iba a ser sometido a una prueba de alcohol... Lo curioso es que dada la alta saturación en el apeadero el turismo estuvo unos minutos sin custodia hasta que uno de los guardias civiles pregunta. «¿A ése le han hecho la prueba?, lleva ahí parado un rato». Dicho y hecho. El utilitario se adentra en el perímetro de seguridad, el chófer sopla con recelo y da positivo por primera vez. «Las tasas de esta noche están siendo altas», cuenta otro integrante del dispositivo. «Ninguna llega a la categoría de un delito, pero todas están muy por encima de 0,50 mg/l».
Otra de las curiosidades que se dieron en las primeras horas de la madrugada dominical la protagoniza una mujer que afirma «que acaba de recoger a su compañero en el trabajo [es empleado de un negocio de restauración] y que van camino de casa. Ella es uno de los dos dobletes de la noche –positivo en alcohol y drogas– y cuando un suboficial le pregunta al hombre «¿quién se va a hacer cargo?» del coche, éste responde seguro que él.
Suboficial.- ¿Ha bebido?
Acompañante.- No.
Suboficial- Por favor, pase por aquí y le hacemos la prueba de alcohol.
Acompañante.- Sin problemas.
[la pantalla del elilómetro se ilumina y marca 0,21mg/l]
Suboficial.- ¿Dice que no ha bebido? [le muestra la tasa]
Acompañante.- Bueno, igual una cerveza sí que me he tomado...
Suboficial.- Yo diría que algo más que una cerveza, pero está por debajo de la tasa permitida y puede hacerse cargo del coche... Me permite su documentación.
«Prefiero enviar a un joven a casa con una multa, que tener que avisar a su madre para que lo vaya ver a la morgue de un hospital», comenta el jefe del subsector de tráfico de Tenerife
Ese intento de engañar a los integrantes de la Guardia Civil de Tráfico y, sobre todo, a la máquina está presente en cuanto el conductor se da cuenta de que es un positivo en potencia. «Las primeras alcoholemias de la noche indican que se han tomado algo más que unas cuantas cervezas», abrevian cuando ya ha quedado claro que están en un punto quemado.
A por otro control
Antes de las una de la madrugada en la primera parada hay una decena de guardias civiles. «Otros están auxiliando a los ocupantes de vehículos que han sufrido alguna anomalía cerca de aquí», comenta el capitán Soldán. Uno de esos servicios está muy próximo a un carril de penetración de la Vía de Ronda (La Laguna).
«Éste ya es un punto quemado, ya no hay nada más que hacer –hace tiempo que el tráfico es discontinuo– porque saben que estamos aquí y, por lo tanto, los que no quieren parar han buscado otras vías alternativas», reitera el oficial antes de desmitificar el discurso facilón de que este tipo de controles tienen un afán recaudatorio. «Nosotros no recaudamos, bueno en realidad sí que estamos recaudamos... Recaudamos vidas para evitar disgustos mayores», puntualiza en una fase de la conversación en la que no duda en contar que «prefiero enviar a un joven a casa con una multa, que tener que avisar a su madre para que lo vaya ver a la morgue de un hospital».
«No demonizar a los jóvenes»
El jefe Soldán tiene claro que un positivo puede saltar en cualquier momento y, por lo tanto, no se puede hacer un perfil cerrado de un posible infractor. «A veces demonizamos a los jóvenes sin pensar que en la carretera las infracciones las pueden cometer todos los conductores [es tan sencillo como pisar una raya continúa sin darte cuenta] y nuestra misión es tratar de poner un poco de orden... Si la Guardia Civil no tuviera presencia en las carreteras esto sería como el oeste, es decir, que todo se regiría por la ley del más fuerte», compara.
"Si la Guardia Civil no tuviera presencia en las carreteras esto sería como el oeste, es decir, que todo se regiría por la ley del más fuerte», avisa un oficial de la Agrupación de Tráfico que lleva en el cuerpo tres décadas y media
En los meses que el capitán Soldán lleva en la Isla ya se ha hecho una composición muy aproximada de los problemas de tráfico que existen en su demarcación «Tenerife es tres veces más pequeña que la extensión de la provincia de La Coruña, pero su densidad de población es casi la misma o mayor si tenemos en cuenta un elemento diferencial que tiene que ver con el turismo», incide en un punto de la conversación en el que inevitablemente aparece el enorme parque móvil que genera el sector del renta car. «Con los ciudadanos del Reino Unido, por ejemplo, tenemos como punto de partida que su conducción es distinta y eso es determinante a la hora de cometer posibles infracciones, pero por lo general, el mayor problema que existe en Tenerife es la alta movilidad en tan poco espacio», aclara.
Aunque cueste creerlo, el oficial Soldán afirma haber vivido «algún que otro control 0,0 mg/l... Pero lo que no le puedo decir es que si esa ausencia de positivos fue provocada por el hecho de que la inspección estuviera en un enclave que ya era conocido por los conductores», argumenta al tiempo que remarca que «en este lugar hemos creado un amplio perímetro de seguridad para poder llevar a cabo el muestreo y eso no siempre es posible», alerta sin perder de vista que «la noche tiene sus riesgos. Sabes que puede ocurrir algo, pero también está el vértigo de ayudar a sacar de la carretera a las personas que no están en condiciones de usarlas porque son un peligro... Yo me hice guardia civil porque lo he mamado en casa y en cierto modo es algo que me atraía desde que era muy joven. Era una fijación como la de las vacas que se quedan mirando quietas a que pase el tren», visualiza en una fase de la noche en el que todo vuelve a estar relativamente tranquilo. «Insisto porque es importante que quede claro, estamos para ayudar, no para sancionar», concluye sin reparar aún en las sorpresas que esconde la madrugada. ¡Doy fe de ello!
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