Los familiares del físico Blas Cabrera engalanan su tumba en el aniversario de su muerte

El 1 de agosto de 1945, el científico canario falleció en el exilio en México

Sus restos fueron devueltos a la isla en octubre de 2022

Verónica Pavés

Verónica Pavés

La Laguna

Han pasado 79 años desde que el reputado físico canario Blas Cabrera falleció por el deterioro provocado por su enfermedad crónica. Lo hizo en México, donde tuvo que exiliarse tras ser repudiado por el régimen franquista, pese a los tantos hitos con los que logró colocar a España a la vanguardia de la ciencia. Cabrera estaba absorto en elaborar su obra magna Historia de la Física, que, sin embargo, un galopante párkinson, no le permitió terminar. El 1 de agosto de 1945 –tan solo una semana antes de que estallara la bomba atómica de Hiroshima– Cabrera cerró los ojos acompañado únicamente de su esposa, María. No volvió a ver a ninguno de sus tres hijos, no tuvo la oportunidad de conocer a sus nietos y no pudo seguir haciendo lo que más le gustaba: aprender.  

Los restos de Cabrera estuvieron más de siete décadas alojados en uno de los cementerios de Ciudad de México hasta octubre de 2022, cuando un grupo de personas, incluidos familiares, representantes universitarios y representantes mexicanos, hicieron lo posible por traerlos de vuelta hasta la tierra que le vio crecer: La Laguna. Ayer fue un día de regocijo para muchos de ellos. En especial para sus familiares más directos, como el físico y arquitecto Luis Cabrera, nieto del físico o la abogada Marta Cabrera, bisnieta y sin olvidar a la pequeña Fayna, su joven tataranieta. No en vano, tras años luchando por evitar que la figura de Blas Cabrera cayera en el olvido, al fin tienen un lugar en el que depositar flores cada año por el aniversario de la muerte de quien para ellos es tan solo "el abuelito". "El acto del día de hoy ha sido muy emotivo, estamos muy agradecidos por haber organizado este evento y a las personas que se han acercado para celebrarlo con nosotros", resaltó Marta Cabrera.

Al esperado encuentro acudieron también representantes de la comunidad universitaria y científica, como el vicerrector de la ULL, Antonio Aparicio, el profesor de Física, Jorge Méndez o el delegado del Consejo Superior de Investigaciones Científcas en Canarias (CSIC), Manuel Nogales. Para la comunidad universitaria es un "regocijo" haber recuperado los restos de una persona que fue tan importante para la ciencia española como lo fue Cabrera. Nogales, por su parte, recordó que durante muchos años el Instituto Nacional de Física y Química que impulsó Cabrera entre otros, –ahora parte de la estructura del CSIC– fue llamado Rocasolano y el año pasado, tras una votación popular, logró ser renombrado por el nombre del físico canario.

Familiares y autoridades se reunen en la tumba de Cabrera.

Familiares y autoridades se reunen en la tumba de Cabrera. / María Pisaca

Nacido en 1878 en Arrecife (Lanzarote) y criado la mayor parte de su vida en las calles de La Laguna y Santa Cruz, Cabrera es considerado el padre de la física moderna en España. Siguiendo los pasos de su mentor y amigo, Santiago Ramón y Cajal, Cabrera impulsó, prácticamente desde cero, la física experimental en España. Hasta el momento, todos los conocimientos científicos que se impartían desde la Academia se ceñían a investigaciones que se realizaban en el extranjero. Cabrera con su talante, su minuciosidad en el laboratorio y su entusiasmo por la ciencia consiguió consagrarse como uno de los mejores científicos de principios del siglo XX en España y en Europa. 

De hecho, sus importantes aportaciones a la Física moderna le llevaron a codearse con las personalidades más reconocidas de la ciencia de principios de siglo, tales como Marie Curie, Albert Einstein, Niels Bohr o Erwin Schrödinger. Durante su vida ostentó distintos cargos, siendo algunos de los más relevantes su puesto como director (y cofundador) del Instituto Nacional de Física y Química, fue rector de la Universidad Central de Madrid (ahora Complutense), ocupó un sillón en la Real Academia Española (RAE) y fue miembro de organismos internacionales como la Oficina de Pesos y Medidas de París. 

Tras el estallido de la Guerra Civil española, en 1936, tuvo que exiliarse en Francia. Allí permaneció hasta 1941, cuando el franquismo le privó de volver a España al tiempo que el avance de los nazis por Europa se hacía más patente. Se alejó de su tierra y llegó, como muchos otros, a América Latina, donde se refugió del régimen hasta su muerte. 

"Cabrera llevaba 80 años celebrando ese aniversario en soledad, pero ahora gracias al esfuerzo de muchas personas, la familia puede llevar flores a su tumba", indicó el físico de la ULL, Jorge Méndez, una pieza clave en la recuperación de sus restos. Al evento también acudieron representantes del Ayuntamiento de La Laguna y María Ángeles Baca, cónsul de México en Santa Cruz de Tenerife, quien afirmó que "gracias a la inmigración de tantísimos españoles a México fue como nosotros tuvimos esa riqueza cultural y esos grandes maestros que nos enseñaron a todos". Baca recordó que el regreso de los restos de Blas Cabrera –junto a los de su mujer, su nieta y su hijo mayor– no fue un proceso sencillo, y dio las gracias a las "cientos" de personas implicadas en conseguir que la estampa que ayer se vio en el cementerio San Luis se repita cada 1 de agosto. 

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