Maestras y maestros de ayer
Antonio Martín, el eterno maestro de Matemáticas
Disfrutó de 24 años en el colegio Aguamansa, viendo crecer a varias generaciones de alumnos

El maestro Antonio Martín con sus alumnos del colegio AguamaNsa en el curso 1993-1994. / El Día
Domingo J. Jorge
Este lunes en Maestras y maestros de ayer nos encontramos con un joven lagunero, que luego se convirtió en maestro, y que comenzó sus primeros pasos dentro de la escuela, en el colegio San Antonio de Padua de Barrio Nuevo, al que hemos dedicado las dos últimas entregas las pasadas semanas. El personaje de hoy es Antonio Martín, quien desde su adolescencia veía su pasión por enseñar la asignatura de Matemáticas.

Antonio Martín, el eterno maestro de Matemáticas / Domingo J. Jorge
Nace en 1960 en Barrio Nuevo, en el municipio de La Laguna, donde cursa sus estudios primarios hasta 4º en el colegio San Antonio de Padua, bajo la dirección de la maestra Chicha. En 5º de Primaria pasa al colegio de La Verdellada, estrenando allí la EGB. En 1974 empieza la Secundaria en el instituto Viera y Clavijo, «donde también me toca estrenar el BUP». «Tuve una suerte de estrenos en mis primeros estudios», ríe Antonio.
Hasta ese momento, su relación con las Matemáticas no era muy buena. Tenía que compensar sus deficiencias acudiendo a clases particulares desde 5ª de Primaria. «En segundo de BUP tuve como profesor de Matemáticas a Antonio Moreno, quien despertó en mí una curiosidad especial por esta asignatura». En su casa tenían claro que, además de estudiar, un niño debía estar involucrado con otras actividades. «En el año 1975 pasé a formar parte de la cadena de filiales del CD Tenerife, llegando con mi equipo a ser subcampeones de Canarias en el año 1979, enfrentándonos en la fase nacional a los juveniles del Real Madrid, Sevilla FC y Real Betis».
Los años en el CD Tenerife
Son años que recuerda con mucho cariño. «Cuando regresaba de los entrenamientos venía en la guagua leyendo el tema que iban a tratar al día siguiente en la clase de Matemáticas, haciendo que entendiera las explicaciones del profesor más fácilmente. Esto me motivó a empezar a ver la asignatura con ojos de curiosidad y tomándola como un desafío atractivo». Así, a partir de 2º de BUP, es tal el cambio que comienza a dar clases particulares a otros compañeros, frente a las que antes recibía. Seguramente, aquí se estaba fraguando su modelo de profesor, como él nos irá contando.
En 1980 ingresa en la Escuela de Formación del Profesorado, haciendo Magisterio con la especialidad de Ciencias. Acaba en junio de 1983 y aprueba las oposiciones en 1984. En octubre de ese mismo año, mediante el curso puente, empezó los estudios de Ciencias de la Educación, obteniendo la licenciatura cinco años después con mención de administración educativa, que cabe destacar en su caso. Toma posesión de su primer destino el 9 de octubre de 1984 en el colegio Príncipe Felipe de La Victoria de Acentejo, donde está dos cursos escolares. Cuando concluye su etapa en este colegio, lo destinan dos años al colegio Luis Álvarez Cruz de Las Galletas, para continuar un curso en el colegio de Tíncer y dos más en el colegio El Tablero. Finalmente, pasando a su plaza definitiva en 1991 en el colegio Aguamansa, donde estuvo 24 años.
Este colegio supone un punto de inflexión en su práctica educativa. Ese año llegó al centro un grupo de maestras y maestros muy inquietos por la innovación educativa. Era un claustro donde se estudiaba y debatía para buscar mejores estrategias de enseñanza con la intención de hacer un aprendizaje significativo para el alumnado. «Esta escuela fue una auténtica fuente de inspiración pedagógica, que nos ayudó a modernizar nuestra práctica profesional. Empezamos a participar en el programa de Aulas Taller de la Consejería.
Desigualdades educativas
En ese momento suponía una plataforma para compensar las desigualdades educativas de algunas zonas rurales. Recibimos una buena formación en Metodología de Proyectos, en Didáctica de la Lectura y Escritura y en Habilidades Sociales, programa de Manuel Segura», explica. «En Matemáticas, optamos por la autoformación, tomando como base de estudio los trabajos de Constance Kamii, discipula de Piaget, y sus investigaciones sobre El niño reinventa la aritmética. Leíamos, debatíamos y poníamos en práctica en busca de un cambio de paradigma».
Paralelamente, Antonio Martín, desde 1984 invitado por su profesor de Magisterio Matías Camacho, pasó a formar parte del Grupo de Investigación-Acción Perímetro-Área-Volumen con las maestras Dulce Chico, Mica González y Teresa Padilla. Con estas excelentes maestras y bajo la dirección de Matías Camacho, llevaron a cabo dos proyectos de innovación, durante dos cursos. En este grupo de investigación y estudio, Antonio empezó a entrar en contradicción con sus creencias didácticas sobre el saber profesional de un maestro. «Escuchar y debatir con maestras expertas me llevó a ver la didáctica de las matemáticas con otra óptica. Me hicieron ver la necesidad del uso de materiales manipulativos para construir los conceptos lógico-matemáticos: tangram chino, geoplano, regletas...», aclara.
Antes de la fotocopiadora
El maestro Antonio Martín se incorporó al magisterio cuando la imprenta de gelatina daba sus últimos suspiros, para descubrir la multicopista y sus posibilidades, unos años después llegó la fotocopiadora. «Esto fue algo revolucionario para el trabajo de aula. A mis pocos años de la jubilación entraron a los colegios las fotocopiadoras en color. Vi llegar a las escuelas las nuevas tecnologías, que al paso de unos pocos años se convirtieron en viejas, dándome a comprender que la Educación estaba entrando en un nuevo siglo con la intención de alejarse de la escuela tradicional, donde impera la pizarra verde y la tiza», símbolo para él de una escuela que no pertenece al presente siglo XXI.
En sus comienzos, Antonio empezó trabajando en Secundaria (6º,7º y 8º de Primaria), en las asignaturas de Ciencias Naturales y Lengua Española. «En el Sur impartía Ciencias Naturales y Plástic; y en El Tablero trabajaba con Ciencias Naturales, Matemáticas y Ciencias Sociales. Llegué a Aguamansa como especialista en Ciencias y Matemáticas».
En su mente predominaban los métodos tradicionales de enseñanza y aprendizaje. En 1992 le proponen ocupar una plaza de asesor del centro de profesores de La Laguna. «Era la primera vez que aparecían estas plazas. Ese curso escolar me sirvió para tomar conciencia de que la profesión docente, no era solo dar los temas y justificarse diciendo ya lo di. Al regresar al colegio, cambié mi plaza de Secundaria por una de Primaria, etapa que no abandoné hasta mi jubilación, en 2020». Empezó en 1º de Primaria con un grupo que tuvo hasta 6º. «Esto me dio la ocasión de poner en prácticas metodologías con los alumnos durante seis cursos, que luego dieron sus frutos en su aprendizaje significativo», concluye.
Antonio Martín todavía tiene mucho que aportarnos y lo hará en los próximos lunes en esta pagina de Maestras y maestros de ayer, del periódico EL DÍA.
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