RESCATADO CUANDO SOLO ERA UN POLLO EN LA SIERRA DE SAN PEDRO, EL EJEMPLAR HA SIDO DEVUELTO A LA NATURALEZA
El apasionante viaje de Melendri, el águila que volvió a volar de Cáceres al Sahara
La asociación Amus liberó desde Monfragüe a esta águila imperial, recuperada y criada en su hospital. En pocos meses ha sobrevolado media España, ha cruzado el Estrecho y ahora planea libre entre la costa atlántica y los cielos saharianos

Una suelta muy esperada: día de la devolución a la naturaleza del joven Melendri, en el Parque Nacional de Monfragüe. / CEDIDA POR AMUS
Lola Luceño Barrantes
Comprobar cómo se desplaza entre dos continentes ilusiona a todo el equipo que trabajó y se esforzó en recuperarla para poder liberarla. Melendri ya vuela majestuosa y alto, muy alto. Esta águila imperial ibérica procedente de la Sierra de San Pedro, ingresó a finales de verano siendo aún pollo en el hospital de Amus, puntero en el mundo para la recuperación de fauna salvaje. Criada junto a otra hermana con la ayuda de un tutor adulto (un águila irrecuperable para la vida salvaje), fue liberada el 28 de septiembre en el Parque Nacional de Monfragüe, provista de un emisor GPS. Desde tierras cacereñas inició su andadura, que ya le ha llevado a miles de kilómetros, a sobrevolar África...
¿Qué les incitará a viajar tantos kilómetros en soledad? ¿Qué buscarán? Son las preguntas que se hacen desde Amus en ese ilusionante seguimiento que realizan de Melendri, en su búsqueda del Atlántico. Ilusionante e inquietante, porque estos profesionales no ocultan su preocupación ante la cantidad de obstáculos que han surgido con los nuevos tiempos para estas rapaces, obstáculos que acaban con sus vidas especialmente en el periodo juvenil.

Periplo del joven ejemplar desde final de verano. / CEDIDA
Su periplo comenzó sobrevolando varias provincias españolas: Cáceres, Badajoz, Córdoba, Sevilla y Huelva, e incluso oteó algunas ciudades desde 2.000 metros de altura. Cruzando Doñana y virando a Cádiz, el 29 de octubre atravesó el estrecho de Gibraltar y ya en noviembre llegó al sur de Marruecos, a tan solo 120 kilómetros del Sáhara Occidental, en tierras costeras del océano Atlántico.
Desde entonces se ha mantenido en el país alauita, llevando a cabo desplazamientos sin salir de sus fronteras. A principios de enero viajó desde el sur de Sus-Masa al suroeste, sobrevolando las regiones de Guelmim-Río Nun y El Aaiún-Saguía el-Hamra, para ubicarse al norte de la misma. Realizó ese desplazamiento en seis días. Desde el 6 de enero comenzó a viajar otra vez en dirección noreste, planeando sobre estas mismas zonas hasta alcanzar de nuevo la región de Sus-Masa. En la actualidad (12 de enero) se encuentra en las inmediaciones del río Masa, al sur de la ciudad de Agadir.
Movimientos sin asentarse
En doce jornadas se ha desplazado 846 kilómetros, lo que supone una media diaria de 70,5 Kilómetros. "Estos movimientos dispersivos, en los que el animal no se asienta en ningún lugar, son propios de los ejemplares juveniles, de modo que no destaca especialmente ningún área, ni como dormidero, ni como punto de alimentación", informan desde Amus.

Momentos previos a la colocación del GPS. / CEDIDA POR AMUS
El posicionamiento que manda el emisor de Melendri "nos hace imaginar, dibujar sus andanzas", explica el personal de Amus, que comprueba de este modo lo acertado de las acciones que desarrollan en el hospital. "Nos invade cierta sensación ambivalente entre alegría y preocupación", reconocen. "No podemos contener la intranquilidad constante ante un medio atestado de amenazas y peligros en los que tienen que sobrevivir". Y es que Marruecos ha sufrido una importante transformación en los últimos años, alcanzando altas densidades de tendidos eléctricos "y escasa seguridad técnica que impida las electrocuciones y colisiones", lamenta la asociación. De hecho, casi el 80% de estas aves sufre el impacto de los tendidos durante su periodo juvenil, ya sea por electrocución o colisión.
En plena valoración estadística de 2023, AMUS se siente satisfecha no solo por los numerosos animales devueltos sanos al medio (53%), sino por el valor de muchos, pertenecientes a especies amenazadas o en peligro: águilas imperiales, buitres negros, milanos reales o alimoches.
El Águila Imperial, de tirantes blancos, cabeza bañada de crema y plumaje oscuro de tez, representa la esencia del bosque mediterráneo, del paisaje revestido de encinas y alcornoques. Tendidos eléctricos, venenos, capturas ilegales, disparos y una persecución irracional la arrinconaron en los últimos paraísos mediterráneos. "Rapaz fantasma que estuvo en el pasillo oscuro de lo amenazado, de lo casi extinguido, la llegada de los años 80 abrió luz a toda una normativa ambiental traspuesta que advertía del valor de estas aves y de su perentoria recuperación", indican desde la asociación Amus. Sus poblaciones han mejorado en los últimos 30 años, pero sigue siendo una especie en peligro y muy sensible.
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