Navidad y Fin de año, el auge en las ventas de petardos y otros efectos de pirotecnia
Los ingresos de estas fechas permiten a muchas empresas cubrir gastos para el resto del año

Escaparate con artículos pirotécnicos / E.D.
Las fiestas de Navidad y Fin de Año son una de las épocas más importantes del año para la venta de pirotecnia de consumo, que es como se denomina la comercialización a particulares de petardos y otros artefactos pirotécnicos.
Así lo admite Nicolás Magán, gerente de la Asociación Española de empresas Pirotécnicas (Aepiro). Sin embargo, no se atreve a aportar un porcentaje fiable medio del aumento de los ingresos de estos establecimientos en estas semanas. Pero sí parece claro que en algunos negocios a nivel insular los ingresos obtenidos en estas fechas permiten mantener los gastos y las cuentas para el resto del ejercicio económico.
Magán señala que cada comunidad autónoma tiene sus fechas relevantes de festividades y consumo, como pueden ser las celebraciones de San Juan en Alicante o Cataluña, o bien Las Fallas en Valencia. Pero, sin duda, estas semanas representan un «punto álgido». Desde Aepiro indican que la comercialización de estos artículos debe hacerse en establecimientos de venta autorizados, puesto que la venta ambulante está prohibida en España y se refiere, por ejemplo, a puestos en mercadillos o en fiestas populares.
Además, desde 2010 tales productos cuentan con un marcado CE, «lo que implica el cumplimiento de los requisitos esenciales de seguridad para el consumidor», apunta el gerente de este colectivo. La patronal aboga por un uso responsable de los efectos que venden sus asociados, en función de las recomendaciones que los fabricantes.
Magán reconoce que el intrusismo se da, sobre todo, en la venta ambulante, «porque a los quioscos y puestos no se les obliga a cumplir con la normativa que se exige a los establecimientos autorizados, con lo que se genera una competencia desleal, además de que está prohibido».
Dos de los requisitos que se demandan a estas tiendas son los relacionados con la prevención de incendios y las alarmas, como explica Isabel Domínguez, una de las administradoras de la empresa tinerfeña Mil Petardos, que posee seis tiendas en total, cinco en Tenerife y una en La Palma.
Recuerda que en las celebraciones de Navidad y de Fin de Año «sólo se consume pirotecnia recreativa». Los artículos que más aceptación tienen son los girasuelos (que se colocan en el suelo y giran sobre sí mismos con luces y colores), trompos (con un efecto similar al anterior, pero en posición vertical) o pompetas (se tiran al suelo, explotan y tienen un bajo impacto sonoro, pues están envueltas en papel). Pero, en opinión de Domínguez, uno de los productos estrella más vendidos son aquellos denominados Efectos Crackers (que generan chisporroteos y que en los últimos tiempos se comercializan con varios tamaños y colores).
Otro de los artículos que se venden en grandes cantidades en Fin de Año y en otras celebraciones, como las bodas, son las baterías de fuegos artificiales. Se trata de pequeñas cajas, que se encienden con una mecha lateral y están preparadas para que ellas solas realicen todo el espectáculo. Algunas pueden contener 15, 25 o 30 fuegos de artificio, pero existen otras que pueden llegar a 200.
Y después están «los petardos de siempre». Estos artículos tienen un «límite de impacto sonoro, que está regulado por una normativa, y pasan por un laboratorio, donde se catalogan», señala Isabel Domínguez. Aepiro se creó poco antes de la pandemia de covid-19 para tratar de afrontar problemas comunes. Los dueños de la firma tinerfeña Mil Petardos fueron designados para representar a tiendas minoristas a nivel nacional.
Inspecciones
Como es preceptivo, la Guardia Civil realiza inspecciones periódicas en todos los establecimientos autorizados, donde se analiza todo, desde que la mercancía esté bien colocada, que estén actualizados los sistemas de prevención de incendios y de alarmas, así como que se cumple la Ley en materia de explicar a los consumidores la utilización de cada producto y la división de riesgo que existe para mayores de 16 o de 18 años de edad, según la categoría del artículo.
En el caso de Mil Petardos, utiliza el dibujo o la animación de un petardo para indicar a sus clientes los consejos clave. Varios de ellos consisten en no tirar estos productos a animales, no encenderlos sujetándolos con la mano y la importancia de encenderlos en el suelo o en un soporte. Por ejemplo, los populares voladores de las fiestas hay que tirarlos desde una especie de tubo.
Otra de las recomendaciones consiste en que los petardos se tiren en una zona abierta. Es decir, desde las tiendas de venta no se aconsejan nunca los actos vandálicos, como tirar petardos dentro de un portal de un edificio o en el interior de un buzón. Otro criterio aplicado por los negocios autorizados es vender siempre con envase, nunca petardos sueltos, para que así el consumidor pueda verificar las pautas de uso.
A lo largo de todo el año, las tiendas minoristas de estos artículos también comercializan las antorchas de humo de colores para los llamados baby showers (espectáculos de bebé), en los que las madres embarazadas dan a conocer el sexo de sus futuros hijos; las bengalas de chispas de colores; las ya citadas cajas de fuegos artificiales o las bengalas de estrellas, por ejemplo. Los petardos no se suelen consumir el resto de los meses.
En opinión de Isabel Domínguez, las ventas de estos artículos se han mantenido en los últimos años. «El público al que le gusta la pirotecnia, le gusta, es un cliente fiel», señala. No obstante, esta empresaria apunta que «cada vez más atraemos a una clientela alejada de los ruidos y los petardos», gracias a la diversificación del mercado. Admite que en la Península se consume mucha más pirotecnia que en Canarias.
Aunque elude ofrecer datos económicos concretos, sí afirma que los ingresos económicos en las semanas navideñas permiten cubrir muchos gastos que se generan a lo largo del resto del año.
Tanausú Estévez, de Pirotecnia La Candelaria-Gironina, abre su tienda Petarditos, en Tacoronte, sólo en diciembre y el mayor volumen de ventas tiene lugar los días 24 y 31. Aclara que la tendencia es que los artículos tengan cada vez menor intensidad sonora. Habla de que hay «fuentes, volcanes o fuegos artificiales» que generan pocas molestias. Y también hay productos de este tipo para niños. Resalta que la clave está en que los fabricantes y comerciantes se han adaptado a las necesidades de la mayoría de la sociedad, que rechaza el exceso de ruido en las fiestas.
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