La espesa capa de calima se 'acomoda' en Canarias hasta el próximo martes

El jueves y el viernes serán días de transición en los que el polvo en suspensión desaparecerá casi por completo

Un hombre pasea con globos bajo la calima en Santa Cruz.

Un hombre pasea con globos bajo la calima en Santa Cruz. / Andrés Gutiérrez

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Santa Cruz de Tenerife

La espesa capa de polvo sahariano que está tiñendo los cielos de Canarias se instalará en las Islas más tiempo del previsto. Según los últimos cálculos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), no será hasta el próximo martes 19 de diciembre cuando las Islas empiecen a dejar atrás el color ocre, para dar paso a un tiempo más marítimo, con amplios claros y sequía generalizada.

Esta intensa entrada de aire del sudeste, viciada con partículas de polvo en suspensión, tiene su origen en la posición de un anticiclón cercano ubicado en el norte de África. Esta estructura está originando unos fuertes vientos que facilitan la llegada de estas advecciones a Canarias. En invierno, además, esta situación suele ocurrir en capas bajas de la atmósfera lo que provoca una importante reducción de la visibilidad.

Durante los últimos días los cielos han amanecido cubiertos de esta espesa capa de polvo color ocre, generando un descenso de la visibilidad en gran parte del territorio. En Tenerife, la calima provocó que no se pudiera observar nada más allá de 9 kilómetros, mientras que en Lanzarote apenas se podía posar la vista más allá de los 7 kilómetros.

El polvo en suspensión también ha empeorado la calidad del aire, especialmente en algunas estaciones durante el mediodía. Según los datos de la Red de Control y Vigilancia de Calidad del Aire del Gobierno de Canarias, en algunas zonas del Archipiélago se llegaron a superar los 100 microgramos por metro cúbico de partículas PM2.5, las más pequeñas y unas de las más nocivas.

Entre los lugares en los que el polvo en suspensión ha tenido más impacto se encuentra Santa Cruz de Tenerife, el sur de Gran Canaria –donde se ha llegado a registrar concentraciones de más de 1.000 microgramos por metro cúbico– y en la misma capital de Las Palmas de Gran Canaria.

El polvo en suspensión contribuye a resecar las vías respiratorias, y en muchas ocasiones puede provocar un agravamiento de afecciones o síntomas relacionados con enfermedades respiratorias, tales como el asma, personas con enfermedad obstructiva crónica (EPOC) que hacen que aumenten las visitas a los servicios de urgencias y los ingresos hospitalarios en algunos casos. Las visitas a las urgencias se suelen disparar durante los cinco días posteriores al inicio del episodio.

La calima se relaciona con un incremento de eventos cardiovasculares a largo plazo

La calima también está relacionada con un incremento de los eventos cardiovasculares a medio y largo plazo. De hecho, según estudios realizados en Canarias, por cada 10 microgramos de polvo en suspensión que se concentran en la atmósfera, se incrementa un 2% el riesgo de sufrir un evento cardiovascular mortal.

La calima se disipará de manera temporal entre el jueves y viernes. Un breve descanso del polvo en suspensión que, sin embargo, no durará suficiente. La Aemet espera que, a partir del sábado, el polvo en suspensión volverá a hacer acto de presencia en las Islas. Las temperaturas, sin embargo, no se elevarán tanto como en verano. "La advección cálida no será tan importante, pues en el desierto no hace tanto calor", relata David Suárez, delegado de la Aemet en Canarias.

Los cielos volverán a recuperar su color habitual a partir del martes, cuando está previsto que un "anticiclón muy potente" se sitúe al norte de Canarias, cerca del archipiélago de Azores. "Esta estructura generará una situación de estabilidad que no dejará pasar borrascas hasta Canarias", revela Suárez.

Consejos durante la calima

La Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias ha recomendado a la población tomar precauciones como evitar la exposición prolongada al aire exterior, mantener las ventanas cerradas y no realizar esfuerzos físicos al aire libre.

La exposición a este contaminante puede producir molestias torácicas, tos, palpitaciones, fatiga o incremento a la susceptibilidad a infecciones respiratorias, al menos durante los cinco días posteriores al inicio del episodio.

Por lo tanto, se recomienda a las personas sensibles a este tipo de episodios, como niños, ancianos y personas con enfermedades respiratorias o cardiovasculares crónicas, no salir a la calle y mantener cerradas puertas y ventanas de las casas, realizar la limpieza de las superficies con el polvo con paños húmedos, mantenerse en ambientes húmedos e hidratarse, no realizar ejercicios físicos en el exterior. En caso de que, aun así, empeoren los síntomas respiratorios, se recomienda llamar al 1-1-2.

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