En Canarias faltan familias para afrontar el acogimiento de menores tutelados

Un técnico de una ong solicita que la futura Ley de Infancia facilite la toma de decisiones

Jornadas de Infancia en el Parlamento canario

Jornadas de Infancia en el Parlamento canario / E.D.

Santa Cruz de Tenerife

El responsable de la Unidad de Infancia y Familia del Instituto de Atención Social y Sociosanitaria (IASS) del Cabildo de Tenerife, Antonio Guijarro, aseguró que en la red de dicha Isla "tenemos a 400 niños, niñas y adolescentes que conviven en centros de protección". En su opinión, "el acogimiento residencial debe ir quedando en desuso, pero eso no es así". El motivo es que no hay suficientes familias para acoger menores tutelados por el Ejecutivo autónomo y desarrollar esa "desinstitucionalización" de la acogida. Además, apuntó que en Tenerife existe un repunte de situaciones de desprotección.

Walter Martín Waló, director de Proyectos de la asociación Sumas, dedicada al trabajo con infancia, juventud y familia, manifiesta la importancia de disponer de una nueva legislación, que ofrezca mayores definiciones "y nos ayude a tomar decisiones de forma más acertada".

Para Martín, uno de los actuales problemas del sistema está en el exceso de labor administrativa y burocrática en este ámbito, lo que dificulta la labor de las ong y que se ve parcialmente compensada por la decidida implicación de los profesionales.

Así lo plantearon durante una mesa redonda en las primeras jornadas de Infancia organizadas por el Parlamento de Canarias, que estuvo moderada por el periodista Miguel Ángel Daswani.

En este foro se abordaron las fortalezas y, sobre todo, las debilidades del actual sistema para hacer frente a la realidad de la tutela de menores, el acogimiento residencial o familiar, así como las adopciones, por ejemplo. Y una ausencia destacada fue la de Jennifer Rodríguez, coordinadora del programa Familia de la Dirección General de Protección a la Infancia y la Familia, pues es la administración responsable de la tutela de los menores.

A juicio de Martín, es muy difícil romper el círculo de la vulnerabilidad. Aclara que si un año su organización atiende a 100 usuarios, es consciente que el próximo ejercicio asistirá a 150.

Para Guijarro, la actual normativa fija que en 45 días hay que hacer la valoración de cada niño o niña. Y en función de dicho análisis se establecerá cuál es la mejor alternativa para la protección de cada usuario. El representante del Cabildo tinerfeño señaló que el acogimiento residencial se ofrece gracias a una red de más de 30 centros de protección infantil, donde se apuesta por un modelo de atención diversificado. A estos recursos hay que añadir los pisos tutelados para usuarios de entre 16 y 21 años.

Walter Martín explicó que el papel de las entidades del Tercer Sector es "ser los brazos, ojos, oídos, piernas de las administraciones públicas". Es decir, ejecutar todas las acciones para preservar la asistencia familiar de los menores. La asociación Sumas lleva tres programas, vinculados con la prevención, la protección y la tutela de menores en toda la Comunidad Autónoma. Para Martín Waló, la relación de la asociación Sumas con el Cabildo y los ayuntamientos es "magnífica".

Apunta que la normativa actual "sí es eficiente, pero también mejorable". Aclara que el marco legal "es un acuerdo de mínimos", por lo que, más allá de actualizar la Ley, "hay que plantear una estrategia de proyectos de futuro", "aspirar a más" e, incluso, "aprovechar la ocasión para que Canarias sea una referencia mundial en la materia".

Entre otras cosas, muchos técnicos están preocupados por aquellos niños que pasan más de 7 u 8 años en centros de protección. "Como sociedad no nos lo podemos permitir", dijo Martín Waló.

A veces, "nos encontramos con la tercera o cuarta generación de niños y niñas del sistema", dijo. "Cuando hablamos de medidas de protección, hay que hacer una apuesta seria por el acogimiento familiar, con campañas específicas, en las que se normalice esa alternativa", comentó. Añadió que hace tres o cuatro años que en el Archipiélago no se hacen campañas en este sentido. "Si hacen falta más familias y no se hacen campañas, esa función" de acogimiento "la realizan las organizaciones", matizó el director de Proyectos de Suma. Y opina que el acogimiento debe ser especializado para prevenir patologías a largo plazo.

Antonio Guijarro apuntó que, en la actualidad, más del 70 por ciento de los menores que entran en el sistema de acogida son mayores de 14 años y esto genera dificultades para afrontar su atención.

¿A qué se debe esta realidad? En opinión del representante del Cabildo tinerfeño, los cambios sociales han provocado que las familias tengan muchas dificultades en la relación entre padres e hijos; a veces los progenitores no participan en la educación de los menores y, en otros casos, el coqueteo de estos con las diversas adicciones no se sabe afrontar en su núcleo familiar.

Según Guijarro, si uno o los dos padres no ha estado presente en edades previas en el seguimiento y la educación del adolescente es difícil que a esa etapa acepte esa figura que le marca límites. Apunta que en el perfil de usuarios de la red de acogida ya no sólo entran los procedentes de familias con escasos recursos económicos.

El psicólogo Javier Múgica, con más de 40 años de experiencia en acogimiento familiar, adopciones y formación de técnicos, es otro de los expertos que intervino en la Jornada de la Infancia. Expuso que el dolor y sufrimiento que los niños de cero a seis años sufren en el sistema de acogimiento familiar o residencia, "y que ignoramos", se aprecian en diferentes ámbitos, como en su educación o su salud mental futura. Múgica recordó que el periodo de cero a tres años es fundamental para cualquier persona, pues en la misma se construye el "apego", el "entendernos a nosotros mismos y a los demás". "Si se hace mal, puede acarrear problemas inmensos", señaló.

La necesidad fundamental es la estabilidad, que el niño o la niña crezca en un ambiente cálido, seguro y protector. Advirtió Múgica que en menores recién nacidos, o bien de dos o tres años, "los acogedores son los factores fundamentales, no los progenitores (padres biológicos)", por lo que proteger los vínculos en la acogida familiar es muy importante.

A su juicio, "hay que evitar las rupturas y las acumulaciones de las mismas". Afirma que carece de sentido cambiar a un menor de la familia de acogida a una familia adoptante si se han creado "vínculos afectivos serios" entre las partes.

Apunta que "no hay ninguna Ley que impida dar continuidad a los vínculos ya establecidos", cuando el pequeño "ya está protegido". "Eso los niños no lo entienden y les produce mucho dolor, al igual que a las familias de acogida", indicó el psicólogo.

Otra de las necesidades emocionales pasa por que, siempre que se pueda, se mantenga alguna relación entre el menor acogido y su familia biológica; eso sí, de manera adecuada. Lamentó que, en demasiadas ocasiones, se ha jugado a ocultar el origen biológico de la persona acogida y eso resulta muy negativo, pues hay que respetar su historia y sus legados. "Necesitan integrar sus mundos de referencia (el biológico y el de acogida), a pesar de que sean contradictorios", señaló Múgica. Y aclaró que sólo el 9% de los niños en el sistema de acogida vuelven con sus familias de origen.

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