Maestras y maestros de ayer

Arístides Ramírez, la persona que vio crecer uno de los colegios más conocidos de Canarias

Este maestro grancanario ha vivido los cambios económicos y sociales de Canarias desde las aulas

Otro instante de la visita.

Otro instante de la visita. / E. D.

Domingo J. Jorge

Santa Cruz de Tenerife

Arístides Ramírez Martel aporta con sus vivencias un estudio paralelo de cómo era la Gran Canaria de los años setenta. Tiempos de cambio aquellos para las Islas, donde la educación jugaba un papel fundamental. El Colegio Heidelberg, en el que él impartió clases durante tres décadas, es un ejemplo de la expansión y crecimiento vivida por Gran Canaria, y por ende, por el resto del Archipiélago. Este maestro nos relata también quiénes fueron sus referentes en la enseñanza y la ilusión con la que ha vivido su paso por la docencia y de qué manera la sigue viviendo tras su jubilación.

Los años setenta y ochenta significaron en Canarias un cambio y progreso social-económico, desconocido para algunos, que hoy nos vienen relatados, en este caso, por los recuerdos y vivencias de un maestro de Gran Canaria, Arístides Ramírez Martel (Telde-Gran Canaria, 1949). Este docente, en la entrega anterior de Maestras y maestros de ayer, nos contaba cuáles fueron sus comienzos en el oficio de enseñar.

Este maestro a través de su fuente oral nos lleva a realizar una visión panorámica del desarrollo en el que se encontraba en aquel momento no sólo la isla capitalina de la provincia oriental, sino también la situación social y el inicio de un crecimiento del sector terciario que iba en detrimento de la caída del sector primario. Este maestro miraba a su alrededor y podía hacer una descripción pormenorizada del tiempo vivido en ese entonces por Canarias, observando el entorno en el que crecían sus alumnos.

«El Arguineguín de los años setenta era muy distinto al Arguineguín de hoy, como pasa con el resto de Canarias. Los alumnos que yo tenía en aquella primera escuela en la que trabajé en El Pajar en 1975, una Escuela Unitaria, procedían de familias muy humildes», recuerda. «Parte de la población de Arguineguín trabajaba en la Fábrica de Cemento. Esta industria cementera se fundó en torno a 1956 o 1957. Ellos mismos construyeron un núcleo poblacional que estaba cerca del Colegio. Por eso, muchos de nuestros alumnos eran hijos de trabajadores de esa fábrica».

Otro instante de la visita. | | E.D.

Otro instante de la visita. | | E.D. / Domingo J. Jorge

Comienzos del turismo

El sector terciario comenzaba sus primeros capítulos importantes en la historia de la economía en Canarias. «Además de la Fábrica de Cemento, también había padres de familia que se dedicaban a la pesca de bajura, la pesca seguía siendo en aquel entonces un sector de empuje», aclara. «Sin embargo ya empezaban a despuntar los primeros pasos del turismo y la construcción hotelera en Gran Canaria, y también en Arguineguín, como se veía ya algo en Patalavaca, los primeros pequeños hoteles que aparecían». El paisaje del barranco de Arguineguín era muy distinto al actual. «También estaba la actividad agrícola. Los padres de muchos de nuestros alumnos eran agricultores. El Barranco de Arguineguín se vestía todo de fincas de plataneras. En la parte de arriba del barranco eran tomateros. Todo era propiedad del Conde de la Vega Grande».

Así, en este escenario se realizan los primeros pasos por la docencia de Arístides Ramírez. Él todavía recuerda las estrecheces que había que vivir con el sueldo de maestro. «Iba y venía a la escuela de El Pajar en mi primer coche que fue un Daihatsu de dos cilindros. Me costó 120.000 pesetas y nuestro sueldo de maestro eran 20.000 pesetas al mes. Va terminando el curso y me entero a través de una serie de amigos que hay un colegio hispano-alemán, el Colegio Heidelberg, que estaba pidiendo profesores de la rama científica, de lo mío como ingeniero. Me hacen una entrevista en junio y en septiembre me llaman diciéndome que me aceptaban. Me pagaban 1.000 pesetas más. Pasaba a cobrar 21.000. En aquel entonces, quien me entrevistó fue Miguel Solaesa, con quien todavía hoy sigo manteniendo una gran amistad. Solaesa dio un gran impulso al Colegio Heidelberg y fue uno de los que lo vio crecer, e hizo por que el colegio creciera», señala.

En 1976, en septiembre de ese año, Arístides comienza su aventura en el Heidelberg, que duraría tres décadas de docencia en este centro. «Me incorporé al Colegio Heidelberg que estaba en Barranco Seco, donde aún hoy continúa. En aquellos primeros inicios tendríamos unos 120 alumnos en total. Por este detalle puedo decir que vi cómo este pequeño colegio creció hasta ser el gran centro educativo que es hoy», explica. «El curso más alto que teníamos en ese momento en el Colegio era 6º de EGB y a mí me ponen como tutor de ese curso. Tenía 19 alumnos en clase. Pero en cuestión de pasados 15 años, teníamos tres grupos por curso y unos 80 o 90 alumnos por nivel.

Crecimiento del Heidelberg

El crecimiento tanto de natalidad como el potencial que tenía el Colegio hizo que triplicáramos la cantidad de alumnado. Fueron 38 años como profesor en el Heidelberg y vi perfectamente su evolución. Allí me encontré con una vivencia totalmente distinta a la de El Pajar, la procedencia social de los alumnos era más acomodada, y las posibilidades de material del centro mucho mejores. Empecé como profesor de varias materias de ciencias, pero luego me quedé como especialista de Matemáticas y llegué a dar clases además de en Primaria, en 1º y 2º de la ESO», puntualiza Arístides. Este crecimiento en el sector de la docencia, descrito por este profesor, era el mismo crecimiento que se vivía en ese momento en la mayoría de los centros en Canarias, se sentían unos tiempos de alza en la educación, no sólo de alumnado, sino también de incremento de los claustros docentes.

Muchos son los recuerdos de Arístides en el Colegio Heidelberg, como lo es aquella visita que realizó el ministro de Finanzas de Alemania, Hans Matthöfer. «En enero de 1981, estuvo en el colegio el ministro alemán Hans Matthöfer. Aún conservo fotografías de aquella visita. Pasó por nuestra clase y nos hizo preguntas sobre la evolución de los alumnos y su desarrollo académico. Fue una visita muy protocolaria y que te marca, porque no estás acostumbrado a que todo un ministro venga a tu clase», comenta. «Fueron 38 años en el Heidelberg y uno no olvida todo lo que tuvimos la oportunidad de hacer y de aprender. Los Torneos de Matemáticas con los alumnos de 8º de EGB y luego de 2º de la ESO. Durante más de 12 ediciones llevé alumnos finalistas a la Fase Autonómica y en una ocasión a la Final Nacional. Era lo que se llamaba también las Olimpiadas Matemáticas».

Referentes docentes

Para Arístides Ramírez su referentes en la actividad docente han sido muchos. «Debo a muchos grandes profesores y compañeros el haber ejercido la enseñanza de las matemáticas con la idea de que los alumnos aprendan conocimientos y además necesarios para la vida. Descubrí en 1991 la Sociedad Canaria de Profesorado de Matemáticas, que también se llamó Isaac Newton, y luego Luis Balbuena Castellano. La descubrí en unas jornadas que se celebraron por primera vez en la Isla de La Gomera, como sede. Se habían celebrado otras durante varios años, pero estas eran las primeras allí. En esos cursos y jornadas, tuve la oportunidad de conocer a grandes profesores que marcaron mi forma de dar clases, de entender que las matemáticas y todo lo que se enseña debe tener un uso para la vida. Entre algunos de esos profesores podemos citar a Luis Balbuena, que para mí era y es una autoridad en la enseñanza de las Matemáticas», enumera, «luego Jacinto Quevedo, Tony Martín, Lola de la Coba, José Antonio Rupérez, Manuel García Déniz, Ramón Galán, Margarita Marín con sus historias y novelas relacionadas con las Matemáticas, o Claudi Alsina. Son muchos y de todos he aprendido y sigo aprendiendo, porque seguimos trabajando o colaborando juntos», apostilla.

Arístides Ramírez sigue dedicado a aportar sus vivencias y conocimientos a las nuevas generaciones de profesores de Matemáticas, lo hace desde el Comando Matemático y desde la Sociedad Canaria de Profesorado de Matemáticas Luis Balbuena Castellano. El próximo lunes volveremos a traer la página Maestras y maestros de ayer con otros capítulos sobre la docencia en Canarias, narrados desde los labios de sus máximos actores y actrices, los maestros y maestras.

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