Sanidad | Levy Cabrera Secretario general del Sindicato Médico Canario

Levy Cabrera: «La saturación hospitalaria es fruto de una mala gestión y falta de recursos»

«Mucha gente termina en la urgencia hospitalaria sin una enfermedad grave»

Levy Cabrera.

Levy Cabrera. / E. D.

Las Palmas de Gran Canaria

Durante la pasada semana, debido al calor y la calima, las urgencias de los hospitales canarios se saturaron con una media de 300 pacientes diarios creando situaciones insostenibles para los profesionales sanitarios que reclaman medidas urgentes de la administración para hacer frente a un problema complejo. El secretario general del Sindicato Médico Canario, Levy Cabrera, hace su diagnóstico personal de la situación.

El colapso de los servicios de urgencias de los hospitales canarios ha alcanzado cifras históricas estos últimos días. ¿Cómo se puede erradicar este problema definitivamente?

La pasada semana se alcanzaron esos niveles debido a que el calor y la calima fue un problema persistente que superó los dos o tres días habituales, y que provocó no solo los típicos problemas de salud en estos caso sino también la descompensación de una mayoría de enfermos crónicos con enfermedades cardiovasculares, renales o hepáticos. El colapso de los servicios de urgencias es un problema estructural que viene desde hace años. Es una mezcla entre una mala gestión y falta de recursos o infraestructuras. En principio era de los cuatro hospitales terciarios de las islas mayores, pero ya se está extendiendo a algunas de las islas menores. Y uno de los problemas es la falta de camas sociosanitarias. Ya hay más de 600 camas en Canarias ocupadas por personas con altas administrativas que viven prácticamente en los hospitales. No solo pasa en el Negrín, en el materno-infantil, la Candelaria, o el HUC, sino en La Palma, en La Gomera y Lanzarote y Fuerteventura.

¿Y cómo se podría solucionar la situación de estos pacientes?

Habría que derivarlos a otro lugar, ya que no tienen un problema para estar en una cama hospitalaria. Deberían pasar a ocupar una cama sociosanitaria, o habilitar, a través de hospitalización a domicilio, las unidades hospitalarias Hado. Pero también se puede solucionar potenciando y reforzando la atención primaria, o vehiculizando ayudas a través de los ayuntamientos o servicios sociales para que se les pueda asistir puntualmente a esas personas a las que se les pueda dar el alta. Eso es un tema muy urgente porque se están suspendiendo diariamente muchas intervenciones quirúrgicas por falta de camas para ingresos.

¿Cómo está funcionando la atención primaria?

Mal porque también les faltan médicos de familia, espacio y resolubilidad. Realmente, en el ámbito de la mala gestión, el problema pivota entre la atención primaria, los servicios de urgencia, y las camas sociosanitarias. Las deficiencias de estos niveles asistenciales es lo que llevan al colapso de las urgencias. 

¿Y qué es necesario cambiar en cuanto a infraestructuras?

Los espacios de las urgencias se han quedado pequeños. Hay una saturación en los servicios de urgencias extrahospitalarios. En la atención primaria de los centros de salud está habiendo lista de espera, y mucha gente termina en la urgencia hospitalaria sin enfermedades suficientemente graves para estar en el hospital. Es un problema diario, que no bajan de trescientos las consultas diarias en los hospitales terciarios. Tenemos una infraestructura por debajo de la población. Hace días estuve en Madrid, y en una superficie de cada 30 o 40 kilómetros hay un hospital comarcal con sus quince o veinte centros de salud y un hospital terciario de referencia. Nosotros, por ejemplo, tenemos un millón de habitantes en Tenerife. Y por cada 250 mil habitantes debería haber un hospital terciario, uno o dos comarcales y entre 20 o 30 centros de salud. Por lo tanto, deberíamos tener cuatro hospitales terciarios, y no dos. 

¿Y por qué la infraestructura hospitalaria no tiene esta necesaria dotación pública?

Porque se ha cedido un poco a la política de no invertir en la pública concertando con la privada, y se ha utilizado hospitales como San Roque, Santa Brígida, Hospitén o Quirón para derivar a los pacientes. Esas dependencias no dan una dotación suficiente para sufragar el exceso que están teniendo los centros públicos, con lo cual es lógico que ocurra esto.

¿Cómo viven los profesionales esta situación tan precaria?

Pues muy mal. En varios centros de salud, como no caben los enfermos, los están poniendo en el centro de al lado porque aunque queramos meter más médicos no entran. En el Hospital Universitario de Canarias llegan las ambulancias y no pueden meter a los enfermos porque dentro ya está lleno. Y está el enfermo esperando dentro la ambulancia más de cuatro horas antes de que te metan en urgencias. Y, mientras, la ambulancia no está prestando otro servicio de urgencias. Pero ¿qué sucede?, que quieres ir a tu médico de cabecera y te dan cita para dentro de diez días y la solución para muchos enfermos es ir a urgencias, que está saturada, y luego al hospital, donde se encuentra el mismo problema. 

¿Y cómo se ha producido esta increíble dejadez política?

Porque ha ido sucediendo desde hace tiempo mientas el crecimiento poblacional ha ido aumentando. Se utilizó la excusa de la crisis para disminuir los recursos en sanidad y se debilitó el sistema público y ahora estamos pagando las consecuencias. Y ahora que se quiere recuperar resulta que tenemos más población y los recursos son los mismos porque no se potenciaron hace diez años. 

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