POLÍTICA HIDRÁULICA

La sequía pasará a producirse uno de cada cuatro años con el cambio climático

Se contempla que la frecuencia de este fenómeno aumente al 25% | Mientras la CHE trabaja en el Plan Especial de Sequías, otras cuatro zonas entrarán en breve en fase de emergencia

Sequía en el pantano de Arguís, en Huesca.

Sequía en el pantano de Arguís, en Huesca. / JAVIER BLASCO

Ignacio Martín

Este jueves se puede ratificar la situación excepcional por sequía extraordinaria de otras cuatro unidades territoriales pertenecientes a la cuenca del Ebro. De hecho, la Confederación Hidrográfica del Ebro, pendiente de hacer la confirmación pública, ya ha incluido en esta situación de emergencia al Eje del Ebro, el Bajo Ebro, las cuencas del Aragón y el Arbas, y la del Iregua, en La Rioja, aunque progresivamente se podrán incorporar zonas más amplias como Riegos del Alto Aragón, el Canal de Aragón y Cataluña o la cuenca del Huerva, según explicó la presidenta de la CHE la pasada semana.

La frecuencia de sequías en España es de una cada cinco años, según se desprende del análisis histórico de estas situaciones críticas. Se recuerdan, entre otras las del 89-90, la del 95 en Aragón... Pero con el cambio climático se estima que esa frecuencia será mayor, y pasar del 20% al 25%. Es decir, la asiduidad de las sequías pasaría a ser a uno de cada cuatro años.

Este miércoles se desarrolló en la sede de la CHE en Zaragoza la jornada 'El borrador del Plan Especial de Sequías de la parte española de la Demarcación Hidrográfica del Ebro'. Está en consulta pública hasta el 30 de junio, "tres meses en los que volvemos a poner sobre la mesa la idea de que las sequías ha que planificarlas", según ha afirmado Miguel Ángel García Vera, jefe de la Oficina de Planificación Hidrológica, que ha explicado que hay dos niveles de diálogo en este sentido.

Por un lado están las sequías inmediatas, que es lo que está sucediendo ahora y son "de un nivel de intervención". Por otra parte, se puede hablar de la sequía en cuanto a toma de grandes decisiones, que corresponde al Plan Hidrológico. Quedaría planificar cómo se gestiona la sequía: los protocolos de actuación, los indicadores...

Los planes de sequía surgen en el año 2001 después de las dificultades surgidas en este sentido durante la década de los 90. El primer plan llegó en 2007 y el segundo en 2018, que está siendo actualizado y será aprobado a finales de 2023. Ahí es donde se estudiarán los indicadores y se tomarán medidas, ya sean restricciones, prorrateos o declaraciones de sequía extraordinaria como la que se encuentra desde la pasada semana la cuenca del Segre.

En la jornada del plan de sequía, donde participaron 250 asistentes, se habló también de las novedades del plan de sequía de 2023. Sobre todo son técnicas. Se incorporan los nuevos embalses como Santolea, Albagés (Cataluña) o Enciso (La Rioja), y hay pequeños ajustes en función de las unidades territoriales, y se han revisado todos los protocolos de actuación. Se trata de saber "en todo momento cómo estamos y el tipo de medidas que hay que adoptar", ha explicado García Vera, que ha admitido que estas decisiones "son duras porque no hay agua pero es algo con lo que convivimos en todos los países de clima semiárido en el mundo".

La alarmante situación de los embalses

El valle del Ebro empieza a asumir que tendrá que enfrentarse a un verano durísimo. El agostamiento parece irreversible, al menos en esta campaña que empezó con tan poca agua que a estas alturas ha dejado los embalses de la cuenca en la situación más desoladora que se recuerda, con los pantanos en un 52,7% de su capacidad, con 4.198 hectómetros cúbicos de los 7.961 que pueden albergar en su totalidad, tras perder un 1,1% en la última semana (89 hm3).

La comparación numérica explica por sí sola la situación: el árido año pasado se encontraban en el 75,6% de la capacidad total, mientras que el promedio de los últimos cinco años (2018-2022) se sitúa en el 78,1% con 6.218 hm³. La reserva de agua embalsada no supera la reserva promedio de los últimos cinco años y se encuentra también por debajo de la cifra del pasado año y de la del mínimo, que se produjo en el año 2019 con 5.715 hm³ y el 72% de la capacidad total.

En la margen derecha el volumen de los embalses se sitúa en el 63 %, con 428 hectómetros cúbicos, por debajo del registrado en 2022, que fue de 518 hectómetros cúbicos y el 76%. Tampoco superan el promedio de los últimos cinco años, que se sitúa en 467 hm³ y el 69% de la capacidad, pero sí el mínimo del último quinquenio, que se registró en 2018, con 342 hm³ y el 50 % de la capacidad total de almacenamiento.