El hombre que mató a su primo en Telde, condenado a 15 años y medio de cárcel

El jurado le declara culpable de asesinato y tenencia de armas prohibidas y la Audiencia le impone la pena al coincidir las partes en sus conclusiones | La Policía llegó hasta el acusado tras interponer una denuncia de desaparición de su víctima

El asesino de su primo, condenado a 15 años y medio de prisión.

El asesino de su primo, condenado a 15 años y medio de prisión. / Andrés Cruz

La Audiencia de Las Palmas condenó este martes al joven acusado de descerrajar tres tiros en la cabeza a su primo la noche del 29 de septiembre en La Garita, Telde, a 15 años y medio de prisión. El jurado le declaró culpable de un delito de asesinato y de otro de tenencia de armas prohibidas después de que el hombre reconociera los hechos durante la vista. Las partes coincidieron en sus calificaciones finales, por lo que el tribunal avanzó la pena que le impondrá en la sentencia que se publicará en próximas fechas.

Durante la segunda, y última, sesión del juicio que se sigue en la Sección Primera de la Audiencia Provincial, las partes modificaron sus conclusiones finales y terminaron solicitando penas de 15 años de cárcel por un delito de asesinato con atenuantes y seis meses más por el de tenencia de armas prohibidas. Según las acusaciones y la defensa, concurren en este caso las siguientes circunstancias que reducen la responsabilidad penal: la reparación del daño después de haber consignado una parte de la responsabilidad civil subsidiaria -6.000 euros- y la de colaboración con el Ministerio de Justicia respecto del segundo de los tipos penales.

En ese sentido, el abogado de la acusación particular, Juan Sánchez Limiñana, destacó en su informe final que el acusado contribuyó a que la familia de la víctima pudiera conocer lo que sucedió "sin sombras de duda". Un aspecto que consideró "muy positivo" para estas personas porque "no existe mayor reparación del daño" que esta.

Antes de las conclusiones definitivas, declararon tanto la jefa del grupo de Homicidios de la Policía Nacional en Las Palmas, instructora de la investigación, como las médicos forenses que practicaron la autopsia a la víctima. La agente explicó que el propio acusado presentó una denuncia por la desaparición de su primo en una comisaría de Tenerife. "Nuestro compañero nos comentó que la llamada le resultó extraña porque notó que las respuestas a las preguntas eran esquivas, que no daba mucha información y no decía el motivo por el que ambos habían venido a Gran Canaria", detalló.

Venta del vehículo

Poco a poco, los agentes fueron desenredando el caso. Al día siguiente de la denuncia, les llega la información de que se encontró un cadáver con herida de bala en la Sima de Jinámar, y tras darles los datos de la persona desaparecida, constataron que se trataba de la misma persona gracias a las huellas. Entonces, se le toma declaración al joven, esta vez como testigo. Homicidios destapó sus movimientos y descubrieron que había ido en barco a Tenerife con un vehículo, el cual había vendido a una tercera persona. Al hablar con esta, les dice que notó que quería deshacerse rápidamente de la furgoneta, hasta el punto que le bajó el precio 1.000 euros. Pero antes de entregárselo, le comenta que tiene que limpiar los sillones del coche.

Al requerir el vehículo, según el relato de la policía instructora, ven una mancha rojiza en el asiento del copiloto que podría ser sangre. La analizan y descubren que, efectivamente, así era, lo que cerca al acusado, quien termina confesando los hechos de manera espontánea en una conversación con uno de los agentes.

No lo hizo solo

La jefa de Homicidios declaró ante el jurado que el grupo pensó que en el traslado del cadáver hacia la Sima de Jinámar, "pudieron haberle ayudado" ya que se trataba de una zona escarpada en la que era muy difícil que una única persona cargara con la víctima. En su opinión, había pocas heridas como para haber arrastrado el cuerpo desde donde estaba estacionado el vehículo y ante la Sima. Además, un testigo dijo haber visto a dos jóvenes vestidos de oscuro y dos luces de linterna en el lugar aquella noche.

Por su parte, las médicos forenses confirmaron que la muerte se produjo por la destrucción de órganos vitales en el cerebro de manera instantánea. Fueron tres los disparos: dos de ellos en el lado izquierdo de la cabeza, zona temporal, y otra más en la frente. Las balas quedaron en el interior del cuerpo, ya que no hubo orificios de salida. El último de ellos, el de la región frontal, fue "a cañón tocante", es decir, a bocajarro, y la bala se le quedó alojada en la zona nasal.

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