Entrevista | Juan Antonio Belmonte Astrónomo cultural del Instituto de Astrofísica de Canarias

"Las sociedades tecnológicas se están desligando de sus raíces celestes"

Juan Antonio Belmonte lleva más de 30 años escarbando en la historia de las antiguas civilizaciones a través de las señales del cielo

El arqueastrónomo Juan Antonio Belmonte en su despacho en el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).

El arqueastrónomo Juan Antonio Belmonte en su despacho en el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). / Carsten W. Lauritsen

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Juan Antonio Belmonte lleva más de 30 años escarbando en la historia de las antiguas civilizaciones a través de las señales del cielo. Su guía son las estrellas, el Sol y la Luna. Dioses de antaño que hoy se erigen como testigos de la cultura del pasado. Preocupado por el auge tecnológico, Belmonte advierte de la insensibilización que la sociedad está adquiriendo hacia el entorno que le rodea. 

¿Qué relación tienen la cultura y la astronomía?

La astronomía a lo largo de toda la historia ha tenido dos relaciones principales con los seres humanos. Es la principal herramienta para orientarse en el tiempo y en el espacio, pero también tiene una relación muy íntima con el más allá y la religión, lo que influye en la orientación de las tumbas y los templos. 

¿Por qué es interesante recordar lo que hicieron nuestros antepasados?

La historia nos enseña a no repetir errores. Descifrar cómo las sociedades del pasado comprendían el universo, nos puede entenderlo hoy en día. ¿Quién te dice a ti que dentro 2.000 años nuestra cosmología actual será considerada errónea? Hoy hemos descartado toda la cosmología de Claudio Ptolomeo, el famoso astrónomo del siglo II, y su teoría a través del Almagesto imperó durante 1.500 años, hasta Copérnico. Por eso es importante entender el pasado para no cometer los mismos errores y para entender el futuro. 

¿Cómo definiría la disciplina a la que se dedica?

Lo llamamos astronomía cultural. Nada que ver con la astroarqueología, que se ha quedado vinculada a los temas que tienen que ver con los extraterrestres. Nosotros lo que hacemos es astronomía cultural y dentro de ese ámbito se explotan dos ramas principales. Una es la arqueoastronomía, que lidia con la evidencia arqueológica registros escritos o monumentos; y la otra es la etnoastronomía que lidia con los seres humanos que todavía viven o sociedades del pasado. 

¿Cree que la sociedad actual está perdiendo ese afán de nuestros antepasados por mirar al cielo?

Totalmente. Antiguamente si un campesino en el campo necesitaba saber la hora del día , la época del año o posicionarse en medio del océano miraba al Sol de día y las estrellas de noche. Hoy en día todo el mundo tiene un GPS incorporado en el teléfono móvil, con el que sabe dónde está y qué hora es en todo momento. Está claro que es una sociedad tecnológica que se ha desligado de sus raíces celestes. Y lo están haciendo tanto que corremos el riesgo de convertir el cielo en un basurero. 

"Los aborígenes observaban el cielo para venerar a sus dioses y controlar el tiempo"

¿Qué problema puede tener la sociedad a largo plazo si pierde el contacto con el cielo?

Uno nunca sabe los problemas que puede haber a largo plazo hasta que se presentan. Ahora nos enfrentamos a una serie de crisis. La más grave, la climática. Pero imagina que se produce colapso tecnológico y que nadie sepa manejar un astrolabio. ¿Cómo se orientará entonces el capitán de un barco en mitad del océano? 

¿La tecnología nos ha hecho más inútiles?

Yo diría que la tecnología nos ha alejado de la realidad que nos rodea. Ayer leí que en Estados Unidos solo un 3% de la población da de comer al otro 97%. ¿Y qué es más importante para una persona que comer? La astronomía es una parte importantísima de esos roles fundamentales. Desde hace milenios ha jugado un rol crucial, por eso todas las sociedades han mirado al cielo.

¿Qué relación tenían los aborígenes canarios con el cielo?

Sus divinidades eran astrales. Observaban el cielo para venerar a sus dioses y porque necesitaban un calendario para plantar y recoger cosechas y realizar fiestas y encuentros. Un control del tiempo. Parte de esa información, junto a la que pudo proceder de la Península Ibérica, acabó trasladándose al campesinado canario. Esto lo estudiamos a finales de los 90, y nos sorprendimos de los conocimientos tan grandes que tienen los campesinos canarios sobre el cielo. 

¿Hay algún tipo de construcción megalítica en Canarias con relación en el cielo?

Sí las hay. En Fuerteventura y en Lanzarote están los efequenes. Unos grandes círculos de piedras descritos en las crónicas de Leonardo Torriani, que funcionaban como templos para rendir culto a sus dioses. En ellos hemos encontrado algunas relaciones astronómicas. En Gran Canaria, aunque no son megalíticos, hemos visto monumentos funerarios de carácter ciclópeo que también están relacionados con el cielo. Las grandes necrópolis tumulares de Gran Canaria o los santuarios excavados en la toba volcánica reflejan que la astronomía se un aspecto importantísimo de la cultura aborigen. 

Se guiaban por el cielo hasta para enterrar a sus muertos.

Sí. La orientación de la tumba te proporciona una clave sobre el culto que esa población puede seguir. Un ejemplo muy evidente es el de los elementos megalíticos de la Península Ibérica, los Dólmenes del Alentejo. Todos ellos, sin excepción, están orientados al Sol naciente y conocemos más de 200 con más de 6.000 años de antigüedad. Esto corrobora que, de alguna manera, el Sol está relacionado con el culto a los antepasados, lo que probablemente tenga que ver con la creencia de que este astro muere todas las noches y renace cada mañana. 

Según sus propias palabras, alguno de sus compañeros son solaristas y otros lunáticos, ¿qué les diferencia?

El rango de salida o puesta del Sol y de la Luna son prácticamente iguales. Eso provoca que en muchas ocasiones sea imposible distinguir si un patrón de orientación de un conjunto de monumentos está relacionado con el Sol o con la Luna o con los dos. Mi mentor, Michael Hoskin, de la Universidad de Cambridge, era un solarista convencido, como buen británico. Él venía al sur del Europa a tomar el Sol aparte de medir monumentos megalíticos. Sin embargo, hay muchos patrones que se explicarían mejor si el interés fuera por la luna. 

"Descifrar cómo se entendía el universo en el pasado, nos ayuda entenderlo hoy"

¿Cómo se define usted?

Yo soy más bien tirando a lunático. Pero no siempre. En Egipto está claro que el que manda es el Sol. De más de 500 estructuras que hemos estudiado en Egipto, solo una, un templo del dios Thot, la divinidad lunar, muestra claramente indicios de orientación lunar. El resto tienen patrones solares o estelares. 

¿Qué lleva a una sociedad a elegir entre el Sol y la luna?

Depende de sus necesidades. Si viven en una sociedad como la egipcia, donde el agua no viene del cielo sino de las crecidas del Nilo, y que necesitan es que cuando el agua baje, el Sol caliente la tierra y haga crecer las plantas, tenderán a adorar más al Sol porque a la Luna no le ven demasiada utilidad. Si por ejemplo tienes una sociedad agropecuaria y tienes que hacer migraciones periódicas porque sabes que los pastos de verano van a estar peor, entonces cuentas las lunas y, de alguna manera, le estás dando una importancia especial a ese astro. Por ello Egipto desarrolló un calendario solar, que es el nuestro, y, sin embargo, la mayor parte de las demás sociedades desarrollaron calendarios lunisolares. El ejemplo más brutal es el Islam que tienen un calendario lunar puro, porque así lo decretó el Dios en el Corán. 

Acaba de publicar un libro titulado Astronmy of Ancient Egypt: A Cultural Perspective, ¿qué podremos encontrar en él?

Es un libro que recoge el legado de 30 años de trabajo de mi colega José Lull y yo. En ella relacionamos la astronomía con la cultura del antiguo Egipto, incluyendo un capítulo entero a sus astrónomos, así como la forma que tenían de medir el tiempo, su calendario y la orientación de sus estructuras sagradas. También dedicamos una parte importante en la relación de la astronomía y la cronología. 

 ¿Qué relación tienen?

Los egipcios no tenían un sistema para contar el tiempo continuo. Cada vez que se erigía un nuevo faraón empezaban de nuevo a contar desde el año uno. Ellos no tenían una crónica, por tanto, la cronología no es fácil de establecer. Para eso se utilizan fechas astronómicas, que nos dan los egipcios a través de sus jeroglíficos y de la relación que tenían con las estrellas y el Sol. 

Ha publicado un artículo en el que desmonta la última teoría sobre Stonehenge, ¿qué dice esta teoría y por qué cree que no es correcta?

En marzo de 2022 un arqueólogo británico de mucho prestigio publicó un artículo en una de las revistas más importantes sobre arqueología, en la cual afirma que Stonehenge es un calendario en la piedra idéntico al calendario de Alejandría. ¿Qué pintaba un calendario egipcio en las llanuras de Gran Bretaña 2.000 años antes de que se impusiera en la sociedad egipcia? Cuando lo leí por primera vez me quedé patidifuso. Esa misma mañana me escribió mi colega Guilio Magli, del Politécnico de Milán, y en dos semanas habíamos redactado una respuesta en la que desmontábamos esta teoría. Lo mandamos a la revista, al proceso de evaluación por pares y a finales de marzo el artículo estaba aceptado. Cuando salió el artículo, tuvo mucho reflejo en los medios de comunicación, sobre todo en España. Y sin embargo, de toda esa repercusión, la mejor parte fue el mensaje de felicitación de Mike Parker Pearson que ha estado excavando en el área de Stonehenge durante 20 años. 

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