El Cabildo de Tenerife peleó hace unos días por la propiedad de ‘La máquina de coser electrosexual’ de Óscar Domínguez en una subasta en Christie’s. Al final, un coleccionista privado pagó 5,2 millones de euros por una obra emblemática. José Carlos Guerra Cabrera (Güímar, 1947) analiza las claves de esa venta y, a su vez, cómo deberían crecer los cimientos del gran museo dedicado al pintor lagunero.
¿El hecho de que ‘La máquina de coser electrosexual’ de Óscar Domínguez no haya regresado a la Isla ha sido una decepción?
Sin duda, porque esta obra es el emblema de Domínguez, la que más se asocia a él en el mundo del arte. Como ya publicó EL DÍA - La Opinión de Tenerife, recientemente el lienzo, desde que salió de Tenerife en torno a 1970, ha podido ser visto en exposiciones colectivas surrealistas en Madrid, París, Londres, Viena, Estocolmo, Berna, Hamburgo, Dusseldorf, Munich, Burdeos, Tel Aviv, Goteburgo, Malmoe, y por cortos períodos de tiempo, pues siempre ha estado en manos privadas. Esa multiplicidad de exposiciones en las que ha sido presentado prueba que es la obra de Domínguez que más interés ha despertado. En la última gran exposición surrealista, Desire unbound, en la Tate de Londres, en 2002, fue la única obra de Domínguez presente y en el catálogo ocupó un lugar de honor, con una reproducción en color a toda página. Por otra parte, es el Domínguez que ha alcanzado un precio más alto en el mercado del arte. Ya lo era cuando en 2008 fue vendido por antepenúltima vez por 1.497.250 libras esterlinas, y cuando en 2013 fue vendido por penúltima vez por 2.113.250 libras, pero el 28 de febrero superó todas las expectativas cuando fue rematado en 4.602.000 libras, duplicando con creces el precio pagado por él en 2013. Mi decepción proviene de que ese día esta obra pudo haber pasado al patrimonio de Tenerife y al disfrute público de los canarios y de los millones de personas que cada año nos visitan, pero el gran reconocimiento que Domínguez tiene como pintor en el mundo, nos ha sorprendido una vez más elevando el precio a unas cotas que superaron no sólo las estimaciones que debió de hacer el Cabildo, que había tomado la loable iniciativa de adquirirla, sino también las de Christie’s, la casa que la subastó, y las de todo el mundo.
¿Se pueden sacar lecciones de la subasta del 28 de febrero?
A mi juicio, varias. Una es que se confirma que Domínguez es el artista canario más universal y mejor cotizado en el mercado del arte. La máquina de coser electrosexual ha sextuplicado, como mínimo, el valor de la mejor obra de cualquier otro gran artista canario. Comprar buenos Domínguez no es un gasto, es una inversión segura. Otra lección es que Canarias, Tenerife en particular, debe asumir de una vez por todas este hecho incontrovertible de que un hijo suyo es reconocido en el mundo del arte como un gran pintor surrealista y sus obras valoradas como tal, y actuar en consecuencia. Esto es, debe recuperar, de forma paulatina, sin complejos, para el patrimonio de la Isla, el mayor número posible de la más de una veintena de grandes obras de Domínguez que están hoy en colecciones privadas y que salen ocasionalmente al mercado del arte. Son esas obras las que han contribuido decisivamente a situar a Domínguez en el alto lugar en el que está en el mundo del arte. Su precio no es bajo, pero eso lo que demuestra es la alta consideración que, como artista, se le tiene. Estas obras, junto a las ya adquiridas, permitirían convertir al TEA en el museo de referencia de Domínguez en el mundo y se cumpliría así la obligación que, como sociedad tenemos, de honrar a este paisano genial y de ofrecer su obra para el disfrute universal, público, pues la mayor parte de la mejor obra de Domínguez hoy no es accesible porque está en manos privadas. Eso requiere una actitud comprometida y vigilante del Cabildo, como la ha tenido ahora, pero constante, y así recuperar para el gozo público lo mejor del artista canario más universal, y tener presente que la adquisición de buenos Domínguez aumenta su patrimonio, pues Domínguez es un artista en revalorización constante.
Óscar Domínguez es el artista canario más universal y el mejor cotizado en el mercado del arte
¿Podría ser también un atractivo para el turismo cultural?
Desde luego. La presencia en Tenerife de una buena colección pública, visitable, de Domínguez, tendría un obvio interés turístico: en una sociedad como la nuestra, en la que el turismo es el principal motor de su economía, la marca Tenerife se vería prestigiada por este atractivo cultural de primer orden. El turismo cultural tiene demanda, como ha probado La Laguna después de obtener la distinción de Patrimonio de la Humanidad y de peatonalizarse. Todos los que la frecuentamos podemos comprobar como sus calles están llenas turistas en pequeños o en grandes grupos. En un mundo en el que el arte surrealista tiene un atractivo indudable, una exposición permanente de un surrealista destacado como Domínguez sería visitado por una parte bastante notable de esos cinco millones de turistas que la Isla recibe cada año.
¿Hay mucha obra importante de Domínguez visible en museos?
No, hay pocos grandes Domínguez en museos públicos: uno en el MoMA, en Nueva York; cinco lienzos y varios objetos surrealistas en el Reina Sofía, en Madrid; uno en la National Gallery de Victoria, en Melbourne; uno en la Neue National Galerie, de Berlín; un lienzo y un objeto en el IVAM de Valencia; cuatro o cinco lienzos, de los hechos para sus visitas a Checoslovaquia de 1946 a 1949, que se quedaron en museos de Praga, Bratislava, Brno y Ostrava; otros cinco lienzos y uno de sus objetos más conocidos en el TEA; y el objeto La brouette capitonnée en el Museo de la Ville de París. Pero la mayoría de Domínguez de gran formato, entendiendo por gran formato los que están cerca de un metro de alto o ancho o superan el metro –Domínguez no fue pintor de lienzos muy grandes– están en manos privadas, como el que se subastó el pasado 28 de febrero, o Violette Nozières, Retrato de Roma, Toro y torero, Los sifones surrealistas, Estocada litrocrónica, Personajes surrealistas, Época litocrónica, Lancelot, La máquina de escribir, Mujeres en latas de sardinas…, todos del período surrealista, que yo considero el mejor en la trayectoria de Domínguez, o de la época picassiana, La main passe, La Venus del Ebro, La mujer con el fonógrafo, Los dos piratas, Las odaliscas, Mujeres en el balcón, Las dos videntes, o de la época del triple trazo, Tauromaquia o Corrida, o ya las de avanzado la década de los cincuenta, Erótica, El rapto de Europa, El pico de Tenerife, El agujero de la cerradura, Libertad o España. Casi todas estas obras han salido a la venta este siglo, algunas en más de una ocasión, y es previsible que salgan otra vez. Habría que estar atentos y dirigir las compras hacia ellas, porque son las que prestigian la colección y permiten intercambios importantes con otros museos.
Lo inexplicable es que Domínguez ya tuvo una exposición permanente en el TEA de 2014 a 2016 y se cerró
¿Es optimista sobre la creación de una exposición permanente de Domínguez en el TEA?
Que el TEA, que reúne ya más de una cincuentena de obras de Domínguez, además de la gran mayoría de los libros por él ilustrados y otra documentación, no tenga una exposición permanente suya, es una anomalía que el Cabildo debe subsanar urgentemente. Las tienen artistas españoles de la Escuela de París de menor relevancia que él en el mundo del arte, como Apeles Fenosa, en Vendrell; Luis Fernández, en el Museo de Bellas Artes de Asturias; Joaquín Peinado, en Ronda; Mateo Hernández, en Béjar; Baltasar Lobo, en Zamora; Julio González tiene un espacio específico en el IVAM de Valencia, o, artistas de una generación anterior, Pablo Gargallo, en Zaragoza, además, claro está, de españoles que expusieron con Domínguez en colectivas surrealistas en el lustro1935-40, como Picasso, en París, Barcelona y Málaga; Miró, en Barcelona y Mallorca, y Dalí en Figueras. Lo inexplicable es que Domínguez ya tuvo una exposición permanente en el TEA de 2014 a 2016 y se cerró. Creo que mi afirmación anterior de que Tenerife debe asumir de una vez por todas el hecho incontrovertible de que un hijo suyo es reconocido en el mundo del arte como un gran pintor surrealista o de que es el artista canario más universal, adquieren pleno sentido ante ese cierre de la exposición permanente desde hace casi ocho años. Pues, evidentemente, cuando esa decisión fue tomada, ese hecho incontrovertible no se asumía. Entonces tenía sentido esa exposición permanente y ahora lo tiene más porque la colección del TEA se ha enriquecido notablemente en los últimos años. Lo que desde luego no tiene sentido es que una colección de Domínguez muy bien hecha y que ha supuesto una inversión muy importante por parte del Cabildo, se hurte al disfrute de la ciudadanía, que al fin y a la postre la ha pagado, y duerma el sueño de los justos en los sótanos del TEA. Esta exposición permanente, bien ideada, didáctica, multilingüe, debe contener los lienzos, las calcomanías, los objetos de Domínguez que el TEA ha ido reuniendo desde hace casi treinta años, a lo que se podría añadir en préstamo algunas otras obras existentes en la Isla, y en la que se expondría también el material cinematográfico del que ya se dispone, como el corto de Alain Resnais sobre Domínguez, o el corto de animación británica River of Steel, del que Domínguez fue director artístico, material cinematográfico que se podría complementar con un video de calidad sobre la obra de Domínguez. Esa exposición permanente debe contener también el fondo bibliográfico con ilustraciones de Domínguez que ya el TEA posee, y una base de datos de su vida y obra digitalizada y accesible, que incluya las exposiciones individuales y colectivas de Domínguez y las reseñas críticas que suscitó. Y esa exposición permanente debe ir enriqueciéndose con nuevas adquisiciones de obras importantes del pintor, de tal manera que se pueda decir del TEA Tenerife Espacio de las Artes que es el centro de referencia mundial de la obra de Óscar Domínguez.
¿Qué sensaciones le transmite la gran exposición que se inaugurá a finales de abril en Tenerife?
Es muy importante, porque siempre en estas exposiciones se traen grandes obras de Domínguez de mucho interés y espero que así sea en esta ocasión. También fue importante la celebrada en 2017 sobre la obra de Domínguez en Checoslovaquia u otras anteriores. Pero lo que es inadmisible es que antes y después de cada una de ellas, la interesantísima colección del TEA vuelva a las catacumbas. Ni él, ni la ciudadanía de Tenerife, ni la propia colección del TEA, se merecen ese Domínguez espasmódico, que aparece ocasionalmente y luego desaparece durante años. Así no se consigue ni que el TEA sea el centro de referencia mundial de Domínguez ni que sus compatriotas lo conozcan ni que se pueda vincular Domínguez a la marca Tenerife y desarrollar un turismo cultural en torno a él. Eso exige permanencia. Disfrutar Domínguez a ratitos en Tenerife, pudiéndo hacerlo constantemente, es una política totalmente errónea, además de antidemocrática. EL TEA llevó en su día el nombre de Óscar Domínguez y hoy Domínguez en el TEA no existe sino ocasionalmente. Domínguez ha ido a menos en Tenerife mientras en el mundo va a más.