HALLAZGO

El amianto de las barracas amarga el mirador más popular de Barcelona

Entidades vecinales urgen al Ayuntamiento a tratar y señalizar las zonas donde todavía quedan trazas de fibrocemento

Manuel muestra un trozo de Uralita encontrado en el parque del Guinardó y procedente de las antiguas chabolas donde él mismo había vivido.

Manuel muestra un trozo de Uralita encontrado en el parque del Guinardó y procedente de las antiguas chabolas donde él mismo había vivido. / ELISENDA PONS

David García Mateu

Los Juegos Olímpicos se llevaron por delante el barraquismo en la ciudad, pero en el Turó de la Rovira (Horta-Guinardó) todavía perdura la huella del antiguo barrio de Los Cañones treinta años después. El mirador más popular de la Barcelona del siglo XXI fue un núcleo de chabolas donde llegaron a vivir hasta 600 personas. En los fervientes años 90, cuando se realojó a sus moradores y las retroexcavadoras arrasaron las precarias casitas, nadie deparó en recoger los escombros pedazo a pedazo para que no se diseminaran por la colina.

Eran trozos de paredes, techos y suelos hechos con material barato como la uralita, hoy reconocida como tóxica si se inhalan sus minúsculas fibras. De hecho, todos aquellos restos pasarían desapercibidos hasta que un día de 2017 los Jubilados de la Macosa-Alstom decidieron organizar una visita a las baterías antiaéreas y se encontraron lo que nunca nadie antes había denunciado: “Había montones de placas rotas de uralita por todas partes”, recuerda aún sorprendido Miguel Moreno.

Ante tal hallazgo, el grupo de jubilados no dudó en presentar una denuncia formal a la Guardia Urbana y al Ayuntamiento de Barcelona. “Todavía recuerdo que en su momento decidieron precintar unos 30 o 40 metros de camino y, hasta que no hicimos venir a la prensa, no se tomaron el asunto en serio”, añade Moreno. Desde entonces el consistorio ha llevado a cabo tres actuaciones para retirar los retales de uralita.

Restos de amianto entre la vegetación cercana al mirador del Nen de la rutlla, en el Parc del Guinardó, en el Turó de la Rovira.

Restos de amianto entre la vegetación cercana al mirador del Nen de la rutlla, en el Parc del Guinardó, en el Turó de la Rovira. / ELISENDA PONS

La primera en 2017, donde se recogieron hasta cuatro toneladas. La segunda en 2018, cuando se confinaron y trataron caminos y taludes con la consiguiente retirada de 42,7 toneladas de tierras. Y la última, en 2019, en la que los operarios se llevaron otros 80 quilos de fragmentos. Los vecinos piden perseverancia municipal para acabar de limpiar la colina, donde aún es muy fácil encontrar restos del tamaña de una teja entre la tierra del parque, como muestran las fotografías de este reportaje, en las que Manuel, un antiguo barraquista de la colina muestra fragmentos en una ladera del Parc del Guinardó.

La montaña todavía no está limpia

Fuentes municipales ponen en valor que el Ayuntamiento de Barcelona ha destinado 165.800 euros a descontaminar la montaña, pero las entidades consideran que, hoy en día, aún queda mucho trabajo por hacer. “Como la uralita se rompió en mil pedazos y la montaña hace mucha pendiente, parte del material quedó entre la maleza, enterrado… Cada vez que llueve, la erosión hace aflorar nuevas trazas”, denuncia José Ramón Carme, portavoz de la Plataforma Can Baró.

En este sentido, Moreno critica el hecho que solo se trataron los caminos con sablón compactado, mientras que el resto de la zona forestal sigue sin una solución definitiva: “Si subimos a los búnkeres por fuera del camino, aún nos encontramos retales del tamaño de monedas o mayores; casi triturados por el paso de la gente que pasea o hace deporte”, expone. Unos remanentes que, a pesar de ser ya pequeños, aún pueden dispersar fibras de amianto cancerígenas.

Un vecino muestra restos de Uralita (amianto) cerca del mirador del Nen de la rutlla, en el Parc del Guinardó, justo debajo del mirador del Turó de la Rovira

Un vecino muestra restos de Uralita (amianto) cerca del mirador del Nen de la rutlla, en el Parc del Guinardó, justo debajo del mirador del Turó de la Rovira / ELISENDA PONS

“La solución al problema pasa por reforestar la primera fase del plan de los Tres Turons [Coll, Carmel y de la Rovira], lo que permitirá actuar de forma concreta mediante redes que contengan la erosión y se confinen las tierras, así dejarían de aflorar nuevos retales”, considera Carme. En su opinión, las actuales obras perimetrales de los búnkeres pueden convertirse en el laboratorio de pruebas que defina una solución para el resto de la montaña: “Nunca podremos retirar todo el amianto, de manera que si funciona el método que se va a ejecutar en la zona de obras… ¿Por qué no lo replicamos en otras de riesgo?”, se pregunta en relación a las llanuras donde se concentraban la mayor parte de las barracas. “Es allí donde todavía hay uralita, no hace falta bajar a los barrancos”, insiste.

Avances al ralentí

La materialización del plan de los Tres Turons, sin embargo, se antoja tardía. La razón: mientras que el equipo técnico que en 2019 ganó el concurso municipal para reordenar el parque y definir su futuro aún trabaja en redacción del anteproyecto, el consistorio también está inmerso en otro estudio del paisaje del parque. “Estos documentos serán la base a partir de la cual el Ayuntamiento consensuará con el vecindario los pasos siguientes a llevar a cabo”, adelantan las mismas fuentes de la plaza de Sant Jaume.

Ante esta circunstancia, tanto la Plataforma Can Baró como los Jubilados Macosa-Alstom coinciden en la necesidad de avanzar ya en algunos puntos y advertir a los transeúntes de la presencia de amianto en la montaña. “Esta semana pasada le hemos vuelto a pedir al Ayuntamiento que señalice las zonas donde hay amianto, porque por aquí pasa mucha gente y suben niños al salir de las dos escuelas y el instituto que hay en la falda de la montaña”, subraya Carme. Una propuesta que el consistorio deja para más adelante: “Cuando en el marco del Pla de Barris se trabaje la diagnosis de la zona afectada, el ámbito se señalizará debidamente si se detecta presencia de amianto”, condiciona.

Una vecina muestra restos de Uralita en una ladera del Parque del Guinardó, muy cerca de los búnkeres del Carmel.

Una vecina muestra restos de Uralita en una ladera del Parque del Guinardó, muy cerca de los búnkeres del Carmel. / ELISENDA PONS

Miedo a la gentrificación

Hay que tener en cuenta que no todo el vecindario apuesta por el plan de los Tres Turons como la vía para resolver el problema del amianto. Ni siquiera por el cierre perimetral del mirador, al que se refería Carme como laboratorio de pruebas. La Plataforma d’Habitatges Afectats dels Tres Turons (PHATT), entidad que trabaja para salvar 222 viviendas de la piqueta municipal, sostiene que el Ayuntamiento tendría que responsabilizarse de retirar todo el amianto que en su día dejó allí. En su opinión, el proyecto urbanístico-forestal “es una vía para privatizar la montaña”: “Ya han empezado con el cierre de los búnkeres y ahora dicen que no retirarán el amianto hasta que el plan esté en marcha”, critican.

Restos de amianto entre la vegetación cercana al mirador del Nen de la rutlla, en el Parc del Guinardó, en el Turó de la Rovira.

Restos de amianto entre la vegetación cercana al mirador del Nen de la rutlla, en el Parc del Guinardó, en el Turó de la Rovira. / ELISENDA PONS

“Esta montaña es un caramelito en Barcelona y nadie nos ha asegurado todavía que, cuando lleven a cabo el plan, el acceso siga siendo sea libre y gratis… No queremos ser un Park Güell 2.0.”, apostilla la plataforma, que organiza una protesta este sábado contra el vallado del mirador. Bajo su punto de vista, el Ayuntamiento ha subordinado la cuestión del fibrocemento a la ejecución de “su plan”: “Quieren coger un espacio que siempre ha sido natural, abierto y de libre acceso para ‘reconceptualizarlo’ y convertirlo en un parque urbano, lo que tendrá consecuencias en cuanto a privatización del espacio y gentrificación del barrio”, sintetiza la PHATT. En definitiva, la lucha contra el fibrocemento en el Turó de la Rovira va para largo y pasa por desencallar el futuro de estas tres colinas-mirador de Barcelona.