Opioide de riesgo

Fentanilo en España: la sigilosa infiltración de la droga que asola EEUU

Investigadores del Hospital del Mar y el Hospital Trias i Pujol detectan la presencia incipiente de la peligrosa sustancia en la orina de toxicómanos

Fentanilo en España: la sigilosa infiltración de la droga que asola EEUU.

Fentanilo en España: la sigilosa infiltración de la droga que asola EEUU. / Zowy Voeten

Jordi Ribalaygue

La estimación da idea de la crueldad de la mortífera epidemia de drogas que azota Estados Unidos desde hace años. A tenor de los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades del país, los opioides sintéticos se cobraron 194 vidas al día en 2021. El principal causante de tan macabro balance fue el fentanilo, un potentísimo analgésico que ha inundado el mercado ilegal de estupefacientes en Estados Unidos. 

Sus estragos en barrios de San Francisco, Filadelfia o Baltimore no son para nada asimilables con las secuelas del menudeo en Barcelona y su extrarradio, donde apenas consta que la peligrosa sustancia se comercialice al margen de prescripción médica. No obstante, se han identificado indicios incipientes de que el fentanilo y sus derivados han empezado a introducirse con sigilo en los circuitos del narcotráfico de la capital catalana.

Dos estudios publicados en 2022 a los que han contribuido investigadores del Hospital del Mar y el Hospital Germans Trias i Pujol han detectado restos de opioides sintéticos en muestras de orina tomadas a pacientes que han iniciado tratamientos de desintoxicación en Barcelona y Badalona. En un ensayo con 187 voluntarios, el fentanilo y nueve de sus derivados se localizaron en 16 muestras, el 8,6% del total. En otro sondeo efectuado en paralelo, cinco de los 154 participantes dieron positivo en fentanilo y sustancias análogas no dispensadas por razones médicas, el 4,4% sobre el conjunto. Las pruebas se practicaron entre 2019 y 2020.

“Son cifras bajas y, por lo tanto, no hay una epidemia como en Estados Unidos, pero sí están apareciendo estas sustancias. Es algo que no era habitual”, avisa la directora de atención a las adicciones del Hospital del Mar, la psiquiatra Francina Fonseca, coautora de los estudios. Ambos informes concluyen que, aunque Barcelona y su entorno se hallen lejos de una crisis de los opioides como la de otras latitudes, se observa “un fenómeno inicial” que “requiere atención incluso limitándose a unos pocos individuos”.

Mesa de consumo en la sala de venopunción de La Mina, en Sant Adrià de Besòs.

Mesa de consumo en la sala de venopunción de La Mina, en Sant Adrià de Besòs. / Zowy Voeten

En la inopia

Un aspecto que preocupa a los investigadores es que la mayoría de los toxicómanos en los que se hallaron rastros de fentanilo y opioides sintéticos no eran conscientes de haberse inyectado esos narcóticos. “En una elevada proporción, no nos dijeron que estaban tomando esas sustancias. Por lo tanto, ellos no lo sabían, probablemente porque se están utilizando como adulterantes de otras drogas”, sugiere Fonseca.

La hipótesis cuadra con lo que se ha comprobado en otros países, donde se ha extendido el uso del fentanilo y sus equivalentes para manipular otros estupefacientes opiáceos. “Se detecta sobre todo en quienes consumen heroína y ‘speedball’, la mezcla de cocaína y heroína”, precisa Fonseca. Los exámenes de orina a pacientes en proceso de desintoxicación en Barcelona y Badalona detalla que la heroína estaba presente en el 6,3% de las muestras positivas en fentanilo y en el 20,8% de otros opioides.

Pero, ¿por qué ese analgésico que inquieta a la administración de Joe Biden se emplea en el mercado negro para combinarla con otras drogas más habituales? Las comprobaciones apuntan a que engancha todavía más a los consumidores. “Tiene mucho potencial adictivo -recalca Fonseca-. Y una persona con más síndrome de abstinencia, se la tiene más fidelizada para que compre la sustancia”. 

Riesgo letal

Aparte de intensificar la dependencia, el fentanilo dispara el riesgo de mortalidad, como se ha demostrado Estados Unidos. “Es mucho más potente que la heroína y, si no se sabe que se está tomando, puede provocar una sobredosis”, advierte Fonseca. Además, recalca que son más difíciles de revertir las intoxicaciones “porque, al ser una sustancia más potente, se necesita mucha más dosis del antídoto” para neutralizarlas. 

En todo caso, la psiquiatra aclara que no se observa un aumento descontrolado de las sobredosis en Barcelona y sus alrededores que pueda achacarse al fentanilo. El Hospital del Mar administra diferentes servicios de atención a la drogodependencia, incluida la sala de reducción de daños de La Mina, muy frecuentada para inyectarse dosis bajo supervisión sanitaria en el área metropolitana. Fonseca concreta que en el centro se diagnosticaron 98 sobredosis en 2022, 16 más que en 2021. “Es un incremento, pero no es espectacularmente alto. Si hubiese mucha adulteración con fentanilo nos encontraríamos con más sobredosis. Pero podría explicar algunos casos”, evalúa.

Enfermería en el centro de reducción de daños por consumo de droga en La Mina, en Sant Adrià de Besòs.

Enfermería en el centro de reducción de daños por consumo de droga en La Mina, en Sant Adrià de Besòs. / Zowy Voeten

Los análisis también han revelado la presencia de sustancias psicoactivas en la orina de los pacientes examinados. Se hallaron estimulantes en 35 muestras, el 18,7% de las recogidas. Para Fonseca, certifica las amenazas que penden sobre la salud de los drogodependientes, sin garantía de qué contiene la droga que adquieren. “Quienes la manipulan pueden adulterarlas con otras sustancias para obtener más cantidad, porque son baratas o intentar que el comprador esté más enganchado”, enumera.

Los autores de los recientes estudios ven necesario adaptar el sistema público de salud para una detección precoz de estupefacientes poco frecuentes en Cataluña, como el fentanilo, y prevenir y mitigar sus efectos. “Es importante ver cómo evoluciona porque, si no llega heroína, es probable que el fentanilo la sustituya, porque se puede sintetizar en laboratorios clandestinos a nivel local. Hay que estar muy atentos también a cualquier cambio de patrones, como en las sobredosis, y consultar a salas de reducción de daños, centros de tratamiento y servicios de urgencia”, propone Fonseca.