Indemnización económica

Indemnizan a los hijos de una mujer que murió tras una infiltración

La paciente sufría de fuertes dolores en la rodilla y fue sometida a un tratamiento especial en el hospital de Manacor para detener la artrosis

La mujer se inyectó la infiltración en el hospital de Manacor.

La mujer se inyectó la infiltración en el hospital de Manacor.

J.F. Mestre

La Audiencia de Palma ha fijado una indemnización económica para los dos hijos de una mujer que falleció en el hospital de Manacor después de someterse a un tratamiento para detener la artrosis que sufría en las rodillas, que consistía en una infiltración en la zona afectada. La mujer sufrió una infección y al día siguiente de someterse a este tratamiento falleció en el mismo hospital. Los herederos cobrarán 119.000 euros. La sentencia no condena a las dos facultativas que pautaron este tratamiento novedoso, pero sí a sus respectivas compañías de seguros que cubren su responsabilidad civil. Los jueces confirman la relación entre el tratamiento recibido por la paciente y la infección inmediata que sufrió, que fue la causa directa de su muerte.

Esta mujer, de unos 75 años de edad, venía sufriendo desde hacía varios años fuertes dolores en las dos rodillas y apenas podía caminar sin la ayuda de unas muletas. Sufría de artrosis. No quería operarse y apostó por otros tratamientos alternativos, que fueron poco efectivos.

En el mes de febrero del año 2018 la paciente acudió a la consulta de traumatología del hospital de Manacor. La atendió una médico especialista, que debido al dolor que venía sufriendo le aconsejó a la paciente que recurriera a una infiltración, compuesta por un plasma rico en factores de crecimiento. No se trata de un fármaco, sino de una sustancia que se obtiene de la sangre del propio paciente.

La familia de la víctima ha mantenido que a la paciente no se le proporcionó la información suficiente cuando se le entregó el documento de autorización para someterse a esta infiltración. El documento, en efecto, señalaba que se trataba de un tratamiento que tenía pocos riesgos, debido a que la infiltración se componía a partir de la propia sangre del paciente. Se trata de un tratamiento que se viene utilizando con mucha frecuencia para frenar la progresión de la artrosis, que en este caso la mujer sufría en ambas rodillas.

La infiltración se realizó en el propio hospital. Fue una intervención simple y rápida. La doctora limpió la zona donde pinchó a la paciente y le introdujo el plasma de crecimiento.

No se sabe muy bien de qué forma la mujer se infectó en esta intervención, pero lo cierto es que fue atacada por una bacteria muy agresiva. Es una infección con un alto índice de mortalidad, sobre todo si afecta a pacientes autodeprimidos, como es el caso de esta mujer.

La paciente se marchó a su casa ese mismo día, pero ya por la noche empezó a sufrir dolores. La situación se complicó tanto que al día siguiente volvió al hospital. Ingresó en urgencias y los médicos no entendían lo que le estaba pasando. Mientras se buscaba una solución la bacteria atacó los órganos vitales de la mujer, provocando su muerte a las pocas horas. En la autopsia se confirmó que la muerte se debió a dicho microorganismo.

La paciente que falleció tenía dos hijos, ambos mayores de edad, que decidieron presentar una demanda por negligencia médica, ya que no entendían que la infiltración había podido provocar la muerte de su madre.

Las dos doctoras que intervinieron en este tratamiento defendieron su actuación, afirmando que llevaron a cabo todos los protocolos médicos que se realizan en este tipo de intervenciones poco agresivas. Además, incidieron en que no era la primera que esta paciente se sometía a una infiltración para tratar sus problemas de rodilla.

Las dos compañías de seguros que cubrían la responsabilidad de las doctoras defendieron también la actuación médica, negándose a pagar la indemnización que reclamaba la familia.

Ante estas dos posturas enfrentadas el caso ha sido resuelto por un tribunal de la Audiencia, que da la razón a los herederos de la paciente. La sentencia señala que es cierto que no se ha podido aclarar de qué forma y en qué momento la bacteria se introdujo en el cuerpo de la paciente. Sin embargo, los jueces concluyen que existe un nexo causal entre la infiltración y la infección. Los magistrados cuestionan la poca información que recibió la mujer, que era consciente de que este tratamiento tenía un peligro, aunque fuera mínimo, y que podría matarla, como así fue.