Profesionales piden un plan integral de desarrollo de la geriatría en Canarias

Desde este colectivo explican que la atención en materia de gerontología a las personas mayores no se ha implantado de igual manera en todas las islas del Archipiélago

Javier Alonso, presidente de la Sociedad Canaria de Geriatría y Gerontología. | | E.D.

Javier Alonso, presidente de la Sociedad Canaria de Geriatría y Gerontología. | | E.D. / Pedro Fumero

Los profesionales de la Sociedad Canaria de Geriatría y Gerontología reclaman un plan integral y transversal para el desarrollo de la geriatría en el Archipiélago, con el objetivo de que todas las personas mayores, con independencia de la Isla en la que vivan, puedan tener acceso a unos servicios adecuados en sus diversos estadios de envejecimiento. Y es que, según el presidente de esta entidad, Javier Alonso, las prestaciones para este segmento de la población no se han desarrollado por igual en todas las islas. En este ámbito pone como ejemplo los recursos que se han creado en Lanzarote para hacer frente a las diferentes necesidades de dichos ciudadanos.

En estos momentos, en la Comunidad Autónoma hay más de 350.000 personas mayores de 65 años. «Cada vez vivimos más, pero la pregunta es: ¿vivimos también mejor? La respuesta en muchos casos es un rotundo no», señala Alonso. Al tratar el envejecimiento, la calidad de vida se mide en términos de autonomía o independencia funcional. «A mayor autonomía, mayor calidad de vida, cualquiera que sea la edad que marque nuestro DNI», apunta. Es decir, existen «personas adultas jóvenes totalmente dependientes, y otras con 80 o 90 años, con plena autonomía», comenta. Esto se debe a numerosos factores y en muchos casos se puede prevenir la pérdida de funcionalidad en los mayores. A esto es a lo que se dedican los equipos de geriatría, formados por el médico especialista, enfermeros, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, nutricionistas, psicólogos, logopedas, trabajadores sociales y auxiliares de enfermería. Trabajan de forma coordinada para atender el proceso agudo, pero, además, para prevenir el deterioro funcional, mejorar el rendimiento físico y cognitivo o la alimentación, así como para buscar el entorno adecuado en cada caso.

Tenerife y Lanzarote

A juicio de Javier Alonso, «la atención especializada es muy irregular en nuestro Archipiélago; hay islas, como Lanzarote o Tenerife, que cuentan con servicios de Geriatría, pero en la mayoría, por desgracia, todavía no existen». Por ese motivo, la Sociedad Canaria reclama un plan integral y transversal, que requiere de «voluntad política», pero también de implicación de la ciudadanía. El objetivo de esta demanda es que los mayores cuenten con equipos especializados que atiendan «a los más frágiles», pero también unidades de recuperación funcional, en las que se intente recuperar la autonomía de personas que, después de un determinado episodio (una fractura de cadera, por ejemplo), pierdan la capacidad de caminar o de valerse por sí mismos.

También se estiman necesarias unidades de demencia, donde se atiendan a ciudadanos con enfermedades neurodegenerativas con trastornos de conducta, para apoyar a sus familiares en los momentos más difíciles de la patología, entre otros recursos y niveles asistenciales.

Diferentes niveles

A juicio de este colectivo, debería haber unidades de Geriatría en todos los hospitales de tercer nivel de las islas. En estos momentos, explica Alonso, solo está totalmente desarrollado en Lanzarote. Posee un centro hospitalario monográfico para Geriatría, donde hay diferentes niveles de atención: unidad de agudos, de recuperación funcional, de demencia, atención domiciliaria, ortogeriatría, así como geriatras consultores que apoyan a residencias o las consultas externas. Según el presidente del citado colectivo, «es injusto que un paciente en Gran Canaria u otras islas no capitalinas tenga que acudir a los servicios privados para recibir una ayuda especializada». Otra demanda consiste en crear infraestructuras para los mayores. Se pregunta este profesional qué pasaría si a un hijo único que trabaja toda la semana su padre se le fractura la cadera, le ponen una prótesis y lo mandan para casa en silla de ruedas con una dependencia ya establecida. «¿Quién y cómo lo cuida?», plantea Alonso. Cree que hacen falta dos tipos de instalaciones: una para dependientes y otra para mayores independientes. Señala que el Archipiélago tiene un déficit de 7.000 plazas residenciales. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hacen falta 5 plazas por cada 100 mayores de 65 años. En las islas apenas se llega a 2,1.

Los mayores independientes, frágiles o prefrágiles, muchas veces quieren seguir viviendo en sus domicilios, pero están en riesgo de perder su autonomía. Para la Sociedad Canaria de Geriatría, esta circunstancia se puede afrontar con programas en centros de envejecimiento activo, que resultan apropiados para todos aquellos que quieran llevar un «envejecimiento saludable bajo prescripción del médico de referencia».

Afirma Alonso que «mi impresión es que estos temas no son una prioridad para la administración o, si lo son, hacen un esfuerzo descoordinado, disgregado e inefectivo, y se refleja poco en la comunidad y en el día a día».

Opina que «prevenir la dependencia, mejorar el rendimiento físico y cognitivo y la calidad de vida de los mayores no es un tema de primer orden en la agenda política; pero la realidad es que tampoco es exigido por la población; parece que queremos ocultar el propio envejecimiento y mirar para otro lado».

Deficiencias

Manifiesta que han sido «tiempos difíciles» en plena pandemia, «pero si algo hemos aprendido de la covid-19 es que nuestros mayores son los que pagan mayoritariamente las deficiencias del sistema». Por esa razón, está convencido de que «es hora de trabajar con una intención proactiva y cubrir estas necesidades básicas de atención a nuestros mayores y dar unos servicios a la altura de lo que nos pide la Unión Europea y la Organización Mundial de la Salud (OMS)».

Suscríbete para seguir leyendo