Una escala de lo más natural

El cocinero francés Marc Neris supera su corsé tradicional y juega con un risotto de quinoa, tartar de tomate, ensalada feta con granada fresca...

Un poco de chocolate y un buen café ayudan a pasar el día.

Un poco de chocolate y un buen café ayudan a pasar el día. / E. D.

Sergio Lojendio

Sergio Lojendio

Canarias siempre aparece señalada con trazo destacado en cualquier mapa. Ya desde antes de su conquista, los cartógrafos habían significado al Archipiélago como escala obligada para esas gentes viajeras que trazaban rutas en su búsqueda de nuevos mundos. Ese anclaje oceánico procuró que un lugar como Santa Cruz de Tenerife y su puerto se convirtieran en centro económico y comercial, en la capital de la Isla. De aquel núcleo original, el barrio más antiguo que aún se conserva en esta ciudad desmemoriada es el situado en la zona de la calle de La Noria, donde se alza la Iglesia de La Concepción. Desde ahí, la trama urbana fue creciendo hacia el interior, abriéndose paso hacia La Laguna y jalonando su camino de calles en las que se asentaron, entre otros, los comerciantes, como el caso de las de La Caleta, Candelaria, Las Tiendas o Botón de Rosa, además de Cruz Verde, Santo Domingo.., donde los mercaderes levantaron casas altas o sobradas, con una primera planta dedicada a negocio, más una segunda reservada al domicilio familiar y la azotea.

Precisamente en una de esas antiguas viviendas, en la calle Santo Domingo esquina a Candelaria, Anjali Oberoi y Walid ElAsmar han abierto de par en par un singular proyecto gastronómico y social, que bajo el nombre de La Escala –en alusión a ese punto de parada del viajero que busca un lugar seguro y acogedor– ofrece un espacio inclusivo, superador de las intolerancias alimentarias y también humanas, donde se acepta a las mascotas; los niños disponen de un área para juegos; el nómada se conecta a una potente red wifi; vegetarianos y veganos se sienten como en casa... Todo se comparte y se paladea en un lugar que emana dulzura.

La planta baja, a pie de calle, luminosa, es el espacio coffee shop, donde saborear momentos frente a un café bien prensado, un descafeinado, tés o batidos; pensar mientras se degusta un pan de semillas o un croasán con burrata, jamón serrano, rúcula y tomate seco; un pan de aventura, con miel o mantequilla de nuez pecan y chocolate; montaditos veganos de tempeh al pesto; una tarta de almendras o caer seducido por unos alfajores...

La segunda planta es territorio del cocinero francés Marc Neris, afincado hace años en Tenerife, quien ha superado el corsé tradicional para experimentar nuevas sensaciones, como en un laboratorio. Se muestra orgulloso de su quinoto de leche de coco (risotto de quinoa), del tartar de tomate, la cuadrilla de bacalaos o una ensalada feta que viste con la elegancia de una granada fresca. No deja de lado un solomillo de caza o la recreación de un pulpo a la plancha con mojo de cilantro. Siempre hay un plato del día, almuerzo sano y creativo con opción vegetariana, nunca forzada ni simulada. Y por coherencia, los productos de limpieza son ecológicos.

Este espacio se mantiene vivo, se transforma a medida que pasan las horas y desde la altura de la azotea se abre a la ciudad, cuando la noche invita a soñar entre copas y se mide la línea del horizonte

Una escala de lo más natural.

(La Escala, calle Santo Domingo, 7, en la intersección con la Candelaria; horarios: lunes, de 9:15 a 17:00; martes a jueves, de 8:30 a 00:00; viernes y sábado, de 9:15 a 2:00 horas; tfno.: 608 92 08 94).

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