Día Mundial del Sida

Una persona infectada de VIH: "Aún hay mucha vergüenza y estigma, y te sientes solo"

Joan, de 39 años y vecino de Barcelona, fue uno de los participantes en el ensayo de la vacuna terapéutica de la Fundació Lluita contra la Sida

Prueba del VIH.

Prueba del VIH. / OMS - Archivo

Beatriz Pérez

"Me daba mucha vergüenza decir que me contagié de VIH. Hay mucho estigma aún, y te sientes solo", dice Joan, un vecino de Barcelona de 39 años que se infectó hace tres y medio. No quiere dar sus apellidos ni tampoco accede a ser fotografiado. "La gente cree que nos contagiamos porque no tomamos precauciones, pero [los hombres que tienen sexo con hombres] nos infectamos no solo por tener más sexo, sino por las propias prácticas sexuales. No quiere decir que la población heterosexual sea más precavida", precisa.

Joan fue uno de los 45 participantes del ensayo clínico de la vacuna terapéutica de la Fundació Lluita contra les Infeccions, la cual no cura el virus pero sí sustituye los antirretrovirales que las personas con VIH tienen que tomarse cada día. Se contagió en el 2019 y, como ya conocía los síntomas de la infección ("porque tengo casos en mi entorno"), lo supo rápidamente. "Tuve una fiebre muy alta en verano y me saltaron las alarmas", cuenta en el marco, hoy, del Dia Mundial del Sida. Dio positivo en una PCR.

Como la infección era "muy reciente", Joan entró en el estudio de la vacuna terapéutica. Lo derivó BCN Checkpoint, el centro de diagnóstico especializado en VIH donde se hizo la prueba. Entonces la fundación estaba buscando voluntarios para esta investigación. "Como yo había sido detectado precozmente, tenía más predisposición a que los nuevos medicamentos funcionaran, ya que no tengo tanto reservorio viral", explica.

Para él, la importancia de que saliera adelante esta vacuna es que, gracias a ella, no tendría que tomar antirretrovirales. "La preocupación que tiene una persona cuando se infecta de VIH es que no sabe cómo va a cambiar su vida. Eso me preocupó mucho. Si [la medicación] me afectaría a los riñones, por ejemplo. También me inquietaba mucho estar siempre vinculado a una pastilla: yo no me puedo ir seis meses a viajar por el mundo", relata Joan. Él acude una vez al mes al hospital a buscar su medicación, que tiene que tomar diariamente.

"Familiarizados" con el virus

Aunque saber que estaba infectado fue "muy duro", Joan cree que él estaba preparado porque "en el mundo gay la incidencia es muy alta". "Siempre conocemos a alguien que tiene VIH y estamos muy familiarizados con el virus". Su familia y amigos conocen su situación.

En el Hospital Germans Trias i Pujol (Can Ruti, en Badalona), donde lo trataron, también le ofrecieron acompañamiento. Y, aunque cuenta con el apoyo de su entorno más próximo, reconoce que el diagnóstico supuso un antes y un después. "Hay un año o dos en que lo vives de otra manera... No estás bien", concluye.