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Las tripas del Teide se remueven tras cuatro meses en 'silencio'

Los científicos hallan un repunte de los terremotos en Las Cañadas, de hasta 100 microterremotos, en dos días | Esta zona de la isla había tenido una baja actividad tras los dos enjambres de verano

El Teide durante el amanecer. @AEMET_Izana

Las tripas del Teide se han removido después de cuatro meses en calma. Las estaciones de la Red Sísmica Canaria, gestionada por el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), han detectado más de 100 terremotos muy débiles al oeste de Las Cañadas del Teide entre la mañana del 25 de noviembre y la tarde del día 27 del mismo mes. La del Instituto Geográfico Nacional (IGN), aunque con menor número, también admite haber notado un "ligero repunte" de los seísmos en la zona, aunque este último insiste en que se trata del regreso de la actividad habitual del Teide. 

Y es que, desde que se produjeron los dos enjambres de junio y julio (de 840 y 460 terremotos, respectivamente), el volcán parecía haberse quedado dormido. "Llevábamos ya varios meses observando apenas 10 terremotos semanales y en estos últimos días hemos detectado 39", explica el sismólogo del IGN, Itahiza Domínguez, que insiste en que esta cantidad de terremotos forman parte de la "actividad normal" del enclave. De hecho, antes de que se produjeran los dos eventos de verano, las inmediaciones del Teide mostraban una actividad muy similar a la actual. 

Como recuerdan los científicos, se consideran eventos extraordinarios en el Teide cuando se registran cientos de terremotos en pocas horas, algo que ha venido ocurriendo, al menos, desde 2016. Las características de estos enjambres son siempre muy similares, los conforman seísmos "pequeños y de poca entidad". Según los datos recabados por el IGN, desde 2016 se han producido 4 enjambres en esa zona de Las Cañadas (uno en 2016, otro en 2019 y dos este 2022). 

Desde 2016 se han producido 4 enjambres en esa zona de Las Cañadas

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En este caso no ha sido distinto. Los terremotos de este "repunte" han sido también muy pequeños y apenas perceptibles. La mayoría ha tenido una magnitud menor a 1 y solo unos pocos tienen una fuerza mayor. Se encuentran a unos 10 kilómetros, una profundidad intermedia y similar a la que se ha visto en otras ocasiones. "En los últimos seis años, que tengamos constancia, toda la actividad ha sido en esa franja de 10 a 15 kilómetros en Las Cañadas del Teide", explica Domínguez. En otro punto caliente, en Vilaflor, los terremotos llegan incluso a los 7 kilómetros. "Son terremotos que suceden en la parte baja de la corteza de la isla", explica el sismólogo. 

Otra de las características de estos sismos es que muestran un "componente de baja frecuencia", lo que suele estar relacionado con la interacción con un líquido. Sin embargo, aún se debate sobre el líquido en cuestión que está causando dicha interacción. El IGN defiende que es magma y así lo anota en sus informes de la actividad sísmica tinerfeña desde hace años.

"Es consistente con nuestras observaciones porque bajo cada una de las islas se suele acumular magma durante muchos años hasta que se produce una erupción", explica Domínguez. Así ocurrió en La Palma y así "va a ocurrir siempre" en las Islas porque es la forma habitual en la que trabaja el sistema volcánico de Canarias.

Estos sismos están relacionados con la interacción con un líquido en las profundidades de Tenerife

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Involcan, por su parte, considera que esta actividad está relacionada con un "proceso de presurización del sistema volcánico-hidrotermal", tal y como han trasladado en un comunicado de prensa. Algo que piensan está vinculado a la inyección de gases de origen magmático en el sistema. El proceso se manifiesta a su vez en un incremento de las emisiones difusas de dióxido de carbono (CO2)  en el cráter del Teide desde el pasado mes de noviembre de 2016. 

No obstante, en este periodo no se han observado deformaciones significativas del terreno (que son el tercer elemento a tener en cuenta para prever una erupción); por lo tanto, como señalan "es poco probable" que estos sismos tienen una relación directa con "un sistema magmático superficial", como resaltan desde Involcan. En todo caso, y a tenor de estas observaciones, los investigadores no descartan que algún punto de Tenerife entre en erupción en un futuro. "No sabemos si será en 5, 10 o 100 años, pero no tenemos ninguna duda de que sucederá", añade Domínguez. 

Lo que parece claro es que la actividad sísmica en Tenerife tiene origen volcánico. Además, es "la única isla con una actividad recurrente". Cada año se registran entre 1.000 o 500 eventos, una media que puede aumentar si se producen enjambres, como ocurrió durante la crisis de 2004.  

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