Calles y plazas fueron escenario de la presencia de trabajadores y voluntarios de Cruz Roja Española en su cuestación anual en la mañana de este martes. El Día de la Banderita es una jornada para recaudar dinero en la vía pública, pero también para hacer visible a una ONG que desarrolla su labor en múltiples vertientes sociales.

Los recursos económicos obtenidos ayer se dedicarán a la población infantil ingresada en hospitales en la provincia de Santa Cruz de Tenerife. Unos 300 voluntarios y más de 500 trabajadores de la ONG, junto a grupos de usuarios, salieron a la calle.

Solo en Santa Cruz de Tenerife unos 2.000 mayores reciben algún tipo de apoyo gracias a la entidad

La presidenta provincial, Mayte Pociello, explica que esos niños ya tienen cubierto el tratamiento sanitario, por lo que Cruz Roja les aporta «cariño, apoyo directo, juegos, risas y, en general, hacerles la vida un poco mejor». Pero también se les brindan tablets y, a quienes pasan muchos meses o años en el centro, también se les aporta seguimiento escolar con profesores.

Pociello recuerda que el año pasado la entidad logró en la provincia de Santa Cruz de Tenerife una recaudación de 47.000 euros. Y el programa de atención hospitalaria a niños se cubrirá con los ingresos de ayer más fondos propios. La presidenta agradeció el apoyo de la población, de empresas, entidades públicas y los medios de comunicación.

Como abanderadas de la ONG actuaron firmas como Binter, Cajasiete, Afelsa, Biservicus, El Corte Inglés, La Oficina, DinoSol, Grupo Número 1, Grupo Canaauto y Grupo Lifer. En representación de esta última empresa, Arancha de Saja explicó que «llevamos más de 15 años colaborando con Cruz Roja y en los dos últimos hemos sido abanderados». Para De Saja, «es una organización sólida y confíamos en que el esfuerzo que hacemos va a llegar; valoramos su seriedad». Además, indica que Lifer vende juguetes para menores, personas con necesidades especiales y mayores, y la campaña de este año era para niños hospitalizados, «por lo que no podíamos decir que no».

Irene Carías lleva casi 4 años de voluntaria en la entidad. Apuntó con un ligero acento venezolano que en la mañana de ayer «la aceptación está siendo muy buena; la gente se para y viene con la plata (dinero) para donarla». Otras personas vienen a «hacer un bizum al código de la donación», indica. «Lo que más me sorprende es que lo hacen con cariño, alegría, con corazón y fe», añade. Carías ofrece estimulación cognitiva a mayores, pero también ayuda en lo que se la necesita.

Fabiola Córdoba, Arantza Casaña y Sonia González son técnicos del Programa de atención a personas mayores en la Asamblea de Santa Cruz de Tenerife, que cuenta con unos 2.000 usuarios. Uno de los proyectos se dedica a paliar la soledad o el aislamiento involuntario, cuando los usuarios no tienen familiares o amigos, ni como salir de sus casas o poseen pocos recursos. Cruz Roja les aporta actividades diarias, como talleres, charlas y un seguimiento para que «estén siempre activos en su comunidad», señala Casaña. Otro campo de acción es el acompañamiento de integrantes de este colectivo con movilidad reducida para ir al médico, a hacer gestiones o para subir o bajar escaleras.

Córdoba comenta que también se actúa en la teleasistencia con mayores o discapacitados las 24 horas durante los 365 días al año. En estos casos, se les brindan actividades, talleres o derivación a otros recursos. Solo en este ámbito hay 1.400 usuarios. Conocen casos de vulnerabilidad social o de malos tratos por familiares o conocidos, así como de otras circunstancias que prefieren no citar. Sofía González actúa en el apoyo temporal a familiares con mayores de 65 años dependientes a su cargo. Intervienen para prevenir o mitigar la sobrecarga física o emocional que supone estar al cargo de un ser querido en dicho estado, gracias a talleres, salidas de ocio o acompañamiento. Córdoba, Casaña y González resaltan la importancia que tienen los voluntarios para lograr los objetivos.