eldia.es

eldia.es

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Isabel Aguilar: «El trastorno de conducta alimentaria se supera»

La abogada gomera, que sufrió TCA cuando tenía 13 años, hoy se siente empoderada gracias a la terapia que recibió entonces

La tinerfeña Isabel Aguilar posa en un balcón. Andrés Gutiérrez Taberne

Cuando tenía tan solo 13 años Isabel Aguilar empezó a dividir su sándwich en porciones cada vez más minúsculas. Su mundo se había distorsionado y así lo manifestaba en su comportamiento con la comida. Era una de las señales de que estaba sufriendo un trastorno de la conducta alimentaria (TCA), una patología mental que afecta al 4% de los adolescentes y que hoy en día tiene totalmente superada. Por ello insiste, «se puede salir y vivir sin que el estigma le persiga».

Ella es el ejemplo de que los trastornos mentales pueden formar parte de la vida de una persona sin llegar a definirla. En el día Internacional de la lucha contra los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) - que se celebra mañana-, la abogada y presidenta de la Fundación Canaria Juana Reyes (para integrar a personas con problemas de salud mental), relata su historia en muestra de apoyo y solidaridad con quienes hoy se encuentran en esa situación. 

Estos trastornos conforman un grupo heterogéneo de enfermedades psiquiátricas (entre las que predomina la anorexia y la bulimia nerviosas), en la población adolescente, de entre 13 y 18 años, y adultos jóvenes, de entre 19 y 30 años. Aunque ocurre en personas de ambos sexos, es un trastorno más prevalente en mujeres.  

Según el Registro de Casos Psiquiátricos de Canarias en 2019 se atendieron a 814 pacientes con TCA de los que 316 fueron nuevos casos. En 2020 fueron 843 los pacientes atendidos, de los 269 fueron nuevos casos. Y tan solo en los primeros tres meses de 2021, llegaron a ser 572 pacientes, siendo 82 primeros casos. «La restricción social de la pandemia es posible que haya aumentado el número de personas que sufren este trastorno», señala Aguilar. 

Canarias atiende a más de 800 pacientes con este tipo de trastorno mental al año

decoration

Para Aguilar el TCA fue un proceso lento que comenzó con cambio abrupto en su vida. Con 13 años se vio obligada a acudir un nuevo colegio y vivir en una nueva casa, lo que trastocó su vida en un momento crítico en su desarrollo. Se juntaron, sin embargo, otros condicionantes. «Siempre he sido una persona muy perfeccionista, algo que en demasía puede llegar a ser autodestructivo», resalta, y explica: «aspiraba a que todo fuera excelente, pero eso tenía un origen personal, en el vacío que sentía». En la calle se fijaba en el cuerpo de otras mujeres. «¿Esa mujer es más delgada que yo?», le preguntaba recurrentemente a su padre en busca de una seguridad y aprobación que no sentía que tenía. Se convirtió, asimismo, en una persona más irascible.

«Era una niña muy tranquila y madura, y en cuestión de días empecé a ser muy beligerante», explica la abogada. Su padre se volcó en su hija y pronto se dio cuenta de que algo no estaba bien. Acudió a su pediatra que le dio el primer diagnóstico. A partir de entonces Aguilar empezó a acudir a una terapeuta que no solo le ayudó a salir del pozo en el que se había metido casi sin querer, sino que le otorgó herramientas para poder afrontar los problemas que se interpusieran en su camino. De hecho, gracias a estas enseñanzas, pudo hacer frente «de otra manera» a la muerte de su madre. «Estuvo 10 años siendo una gran dependiente, fue un proceso muy duro y si no hubiera sido por la terapia, no habría sabido gestionarlo», explica. «La terapia te fortalece». 

Aguilar se siente una «privilegiada» por cómo sus progenitores se volcaron enseguida con su problema de salud mental. «Desde el primer momento mi padre buscó información y ayuda», resalta. Aunque admite que «no fue fácil». «Vivíamos en una zona rural –Valle Gran Rey– a principios de los 90, fue muy complejo encontrar ayuda;pero mi familia nunca cesó», recuerda. 

En conmemoración de este día, Aguilar insiste en la necesidad de que las pacientes reciban un tratamiento multifactorial, que tenga en cuenta tanto los aspectos biológicos como socioculturales. Canarias se está avanzando en este objetivo. De hecho, en el último año se ha puesto en marcha la creación de unidades de ingreso específica para estos pacientes y hospitales de día polivalentes en Tenerife, Gran Canaria y Lanzarote. Canarias también comenzará un proyecto para incluir la figura de la enfermera escolar en los centros educativos.  

Sin embargo, Aguilar cree que aún se puede hacer más. «Tenemos que seguir dotando de recursos a la Atención Primaria, pues tiene un potencial enorme para prevenir problemas de salud mental y una mayor coordinación entre especialistas», asegura. No en vano el pediatra es uno de los primeros en dar cuenta de este trastorno. Los signos de preocupación también se pueden ver en otras prácticas clínicas, como es la del dentista –porque se produce un impacto en el tejido óseo, y por tanto, los dientes– como en la de ginecología, a través de la inactivación ovárica. Esto último, como insiste Aguilar, «puede acarrear muchos problemas a largo plazo en las mujeres», por lo que insta a que el seguimiento sea intensivo. 

Compartir el artículo

stats