eldia.es

eldia.es

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Autora de 'Ocho Señales, cuestión de vida o muerte'

Una víctima de violencia machista: "Me hice la muerta y por eso dejó de acribillarme"

"Rehacer tu vida cuesta mucho, no te fías de nadie. Yo hasta le tenía miedo a mi padre, que es el hombre más bueno del mundo", cuenta Noelia Mínguez tras la brutal agresión que sufrió

La joven gallega Noelia Míguez. Xóan Álvarez

El 19 de junio de 2015 Noelia Míguez, natural de Boqueixón, llamaba, desde la casa de su vecino Jesús, al 112. Acababa de recibir 8 puñaladas del que por aquel entonces era su pareja. Salvó su vida porque se hizo la muerta. La Noelia de 2022 ya no es la misma. Intenta ahora curar sus heridas físicas, pese a las secuelas de la agresión, y lidia también con las emocionales. En su proceso de sanación ha escrito un libro, con la coautoría de Patricia Calveiro, titulado 'Ocho Señales, cuestión de Vida o muerte' (Editorial Meraki), en el que cuenta su traumática experiencia y con el que espera poder ayudar a otras mujeres que viven la pesadilla de la que ella logró salir hace más de siete años.

Acaba de publicar un libro con su desgarradora experiencia como víctima de una agresión machista. ¿Por qué habla de 8 señales?

El libro se llama así porque yo recibí 8 puñaladas. Fue cuando me conoció la gente porque salí en los informativos: “Una joven de Boqueixón es agredida por su novio...”. Pero en el libro a lo que me refiero es que antes de esas ocho señales, de esas ocho puñaladas, había otras muchas señales que recibe una mujer maltratada, antes de llegar a una paliza, a una puñalada o, incluso, a la muerte. A mí no me mataron de milagro.

¿Por qué sintió la necesidad de plasmarlo en un libro?

Las heridas van curando poco a poco, pero lo que más tarda es el dolor psicológico. Al principio no podía ni hablar de eso, pero cuando ya por fin me sentí capacitada para hablar del tema me dije que igual que me pasó a mí le puede estar pasando a mucha más gente, y eso hay que contarlo, porque realmente nadie te habla al cien por cien sobre qué es lo que pasa en una relación así. Me dije que tenía que hacer un libro, pero ¿quién lo compraría?, ¿qué editorial iba a apostar por mí? Y el tema fue quedando ahí, yo iba escribiendo de vez en cuando en casa, cuando me encontraba inspirada, haciendo como un diario. Cuando me encontraba mal escribía. También empecé a dar charlas en los institutos y asociaciones sobre violencia de género y, a partir de ahí, me llamaron de algunas televisiones.

Tuvo también mucha presencia en los medios cuando a su agresor (que había sido condenado a 10 años) le concedieron el primer permiso penitenciario...

En ese primer permiso tuve un retroceso en mi recuperación. La policía me traía y me llevaba al trabajo, tenía mi casa vigilada y también el negocio de mis padres. Él también estaba controlado para que no se saltara la orden de alejamiento, pero yo saqué mi carácter en una entrevista que me hicieron para Telecinco que se hizo viral, y fue ahí cuando la editorial Meraki contactó conmigo.

Ahí nació esta obra...

Me dijeron que hacía falta contar historias como esta, así que no me lo pensé.

¿Qué fue la parte más dura del proceso de creación?

Hubo muchas señales que tuve que explicar en el libro de las que yo casi no me acordaba. Lo que más me costó fue irme acordando, poco a poco, de muchas cosas que mi mente ya había eliminado, quizá de forma inconsciente. Recordar cómo lo conocí, cómo empecé con él, cuáles fueron las primeras señales y cómo empezó a hacer de mí lo que le daba la gana fue lo peor. Obviamente, la gente lo que ve peor es el episodio de las puñaladas, y aunque estuve a punto de morir, las puñaladas se curaron. Lo peor fue todo lo que me hizo antes de ese 19 de junio.

¿Cree que su obra ayudará a otras mujeres a ver esas señales que usted en su momento no pudo ver?

Ojalá ayude a cuanta más gente mejor.

Hábleme de los primeros capítulos...

Hablamos de faltas de respeto, del primer escupitajo, que es algo que duele mucho. Creo que es lo peor que te pueden hacer, que te escupan en la cara. También hablamos de la primera agresión física, el típico empujón que parece que no es para tanto, pero sí que lo es. El primer tirón de pelo, que te agarre fuerte del brazo y te haga daño... Luego llegaron las primeras quemaduras. Apagaba los pitillos en mis manos, en mis brazos... Y después salen todas sus infidelidades. Como excusa él decía que como yo daba asco, me ponía los cuernos.

¿Qué pensaba entonces usted?

Imagínate cómo tendría yo la cabeza entonces cuando pensaba que era normal que me fuera infiel porque yo estaba gorda y le daba asco. La dependencia que yo tenía de él era total, insana. Hizo conmigo todo lo que quiso.

Y, con el tiempo, todo fue empeorando...

En el libro cuento la primera vez que me intenta estrangular.

¿Se identifica la Noelia de 2022, a la que dedica un capítulo del libro, con la de 2015?

Ahora leo el libro otra vez y veo a la Noelia de antes y me pregunto cómo pude permitir todo aquello. Pero es que los maltratadores lo hacen tan bien, son tan listos... Empiezan tan poco a poco que no eres capaz de darte cuenta. Gracias al apoyo de los psicólogos, de mi familia y de mis amigas ahora tengo un novio, que es una persona normal, y vale la pena tener una segunda oportunidad.

Veo a la Noelia de antes y me pregunto cómo pude permitir todo aquello

decoration

La suya es, pese a las secuelas, una historia con final feliz.

También hablo en el libro de las secuelas que me quedan. Del estrés prostraumático que sufro, de la depresión que arrastro todavía a día de hoy, de la pérdida de audición en un oído, ya que una de las puñaladas me reventó el nervio auditivo. Tuve que empezar la vida desde cero, le tenía miedo, incluso, a mi padre, que es el hombre más bueno del mundo. En el libro se habla sin tapujos para que sea impactante.

Impactante fue también la reproducción de su llamada al 112 después de ser apuñalada.

Estaba en casa de mi vecino, Jesús Varela. Me dijo que llamara yo que él no veía los números. Era un señor de 80 años y, por desgracia, ya no está con nosotros, pero su familia me ha dado permiso para hablar de él en la obra.

Salvó la vida porque se hizo la muerta.

Sí. Me hice la muerta y por eso dejó de acribillarme. Luego, cuando pude, escapé. Primero se fue a la habitación, pero después debió de arrepentirse y vino a pedirme perdón. Intenté seguir haciéndome la muerta, pero llegó un momento en el que le pedí por favor que me dejara ir a pedir ayuda porque me estaba muriendo. Tenía ocho puñaladas y varios cortes por todo el cuerpo, pero tenía una puñalada en la garganta, que finalmente era la que menos importancia tenía, pero por la que en ese momento brotama mucha sangre. Conseguí convencerlo y fue cuando me dejó ir a pedir ayuda y él escapó con el coche.

La presentación del libro, el 5 de noviembre, coincidió con Juan (nombre ficticio en el libro) otra vez de permiso.

Está en el cuarto. El 2 de noviembre me llamaron del juzgado para decirme que el día 4 empezaba con otro permiso. Quise cancelar la presentación, pero me dijeron que no, que él tenía una orden de alejamiento y pusieron vigilancia en el local del acto. Obviamente, tengo algo más de miedo, pero hay que seguir adelante. El que tiene que bajar la cabeza es él, no yo.

¿Cómo ve ahora e futuro?

Rehacer tu vida cuesta mucho, no te fías de nadie. Repito que yo hasta le tenía miedo a mi padre, que es el hombre más bueno del mundo. Ahora tengo pareja, pero yo siempre digo que esto es algo que no se supera, simplemente aprendes a vivir con ello. No voy a olvidar lo que me tocó vivir, por desgracia. Es verdad que tengo mucho humor, que nadie lo entendería, pero gracias a él estoy así, de lo contrario no saldría de esto.

La semana que viene se conmemora, el 25 de noviembre, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres...

Parece que solo existimos en noviembre. Ojalá no hubiera este día porque significaría que no habría mujeres asesinadas ni maltratadas y ojalá el día de mañana haya más concienciación y educación en este ámbito y podamos hablar de que cada vez hay menos víctimas.

Una obra de nueve capítulos y cinco microrrelatos

El libro está dividido en 9 capítulos. “Los ocho primeros son las ocho señales, luego está en noveno, que habla de la Noelia de 2022 y después, al final, hay cinco microrrelatos”, explica. “Son cinco testimonios: uno de mi madre, otro de Lari, mi mejor amiga; el de un enfermero del 061 que me vino a buscar con la ambulancia ese día a casa, el de la Policía Nacional, que se llama Aroa, que estaba en aquel momento haciendo mi custodia y el de Yolanda Neira, psicóloga del CIM de Boqueixón, que ahora es amiga mía”. Gente que ha sido muy importante en su proceso de recuperación.

Compartir el artículo

stats