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El legado de Gerónimo

Alfonso Borrego, biznieto del líder los chiricahuas, denuncia graves errores históricos en la relación entre españoles e indios

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Alfonso Borrego, biznieto de Gerónimo, líder los chiricahuas María Pisaca

En su ADN hay unas profundas influencias indias: antepasados navajos por parte paterna y chiricahuas por el costado materno. La segunda vía es la que lo anuda al líder apache Gerónimo. Alfonso Borrego (1956 - El Paso / Texas) defiende una historia en la que los españoles no «salen tan mal parados».

Sé que acaba de desembarcar del crucero Carnival Celebration en el muelle de Santa Cruz de Tenerife, que tiene una frondosa cabellera gris y que viste una camisa de pequeños cuadros azules y blancos. Poco más. Esas son las únicas pistas para encontrar a Alfonso Borrego (1956 - El Paso / Texas), un biznieto del mítico chamán apache Gerónimo (1829 - 1909) que combatió a cuchillo contra los ejércitos mexicanos y estadounidenses. Localizar entre tantos turistas al presidente del Cultural Heritage Society se presume casi tan difícil como hallar una aguja en un pajar pero, de repente, aparece sobre un paso de peatones que une el paseo de enlace con los diques de la Autoridad Portuaria y el lago situado delante del Cabildo de Tenerife. ¿Alfonso?, pregunto sin estar seguro al cien por cien de su identidad. Uno de sus acompañantes se gira y solo se le ocurre decir: «Ya me lo detuvieron», comenta entre risas. La reunión está pactada con una persona que reside en Gran Canaria y sus primeras palabras son de asombro. «¿Eres Jorge?», añadiendo «¡qué rápido me trincaste!».

Borrego está en la Isla en una escala técnica –viaja en un crucero que partió de Londres y que ha tocado los puertos de A Coruña, Vigo y Funchal– de unas siete horas antes de poner rumbo a Miami. Su cara destila unos rasgos mestizos inconfundibles y una voz cantarina delata que sus raíces están más cerca de la patria chica de Pancho Villa que de la Montana del general Custer. «¿Aquí estuvo Franco antes de la Guerra Civil?», pregunta uno de los escuderos de Borrego. Sí, por aquí pasó el caudillo, pero esa es otra historia. La del descendiente de Gerónimo está asociada con la presencia española en las reservas indias. «Yo no voy a decir que los españoles no hayan cometido abusos y errores [sobre todo en la conquista] pero la historia hay que verla e interpretarla con los ojos de entonces, no los de ahora», puntualiza un ingeniero al que no le cuesta nada confesar que «nunca ha vivido en una reserva y tampoco he tenido un carnet de nativo», añadiendo que «yo no sé lo que es vivir como un indio, pero sí me siento uno de ellos».

Nieto de indios que migraron a Texas y participaron en la construcción del ferrocarril, él tiene claro que su comunidad nunca ha contado. «Hollywood retrató como nadie la matanza de los indios; sonaban las cornetas y había que ir a por ellos», cuenta respecto a unos crímenes que muchos historiadores quieren endosar a los españoles. «Nos dejaron una herencia agrícola desconocida para los indígenas, que no solo contemplaba técnicas de cultivo sino de riego que se aplicaron en las misiones», matiza en una fase de la conversación en la que remarca su teoría: «Los españoles no fueron crueles en el sudoeste estadounidense. Seguro que hicieron alguna maldad, pero fueron los ingleses los que mataron a todos los indios». La confesión de Borrego se materializa a menos de un kilómetro del punto en el que almirante inglés Nelson sufrió su gran derrota. La vida es así de caprichosa. El familiar de Gerónimo denuncia las matanzas de los británicos en Massachusetts –arribaron 22 años después que Juan de Oñate y Salazar tomara el control de Nuevo México– en el mismo escenario en el que creció la gesta del 25 de julio de 1797. «Yo no quiero cambiar la historia, pero si vas a Arizona, California, Florida, Nuevo México o Texas te puedes encontrar varias reservas indias en lugares en los que hubo una gran presencia española. Sin embargo, si esa revisión la haces en Alabama, Iowa, Mississippi, North Carolina u Ohio, que son los puntos donde actuaron las tropas inglesas, no hay nada. ¿Donde están los Wampanoag? (Massachussets). No están, fueron exterminados por los ingleses», delata antes de realizar una puntualización respecto a Oklahoma. «Allí hay reservas indias (29), pero eso tiene un explicación», avanza.

«Estados Unidos nos ha puesto en medio de la nada, en un lugar donde no hay ni víboras».

Alfonso Borrego - Descendiente de Gerónimo

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A Oklahoma llevaban a los más «nerviosos», a los indios que más quebraderos de cabeza generaban a los soldados norteamericanos. En Fort Sill murió Gerónimo a los 79 años –los registros históricos apuntan a una neumonía– pero mucho antes combatió sin tregua en Sierra Azul –al norte de México– durante más de tres décadas. «La historia es muy distinta a la que nos han contado, él no era un jefe, pero sí un chamán o un líder que convenció a los integrantes de la tribu para que combatieran con sus armas... Desde las montañas bajaban a robar comida y armas: se convirtió en un símbolo de la resistencia», aclara Alfonso antes de, ahora sí, revelar que los que enviaban a Oklahoma eran aquellos que suponían una amenaza para ellos porque tenían alma de líder o, simplemente, eran sus colaboradores. Por eso han sobrevivido hasta nuestros días».

En medio de la nada. Así describe Alfonso Borrego las reservas «no populares» que existen en Estados Unidos. «Algunas, las más privilegiadas tienen sus casinos, hoteles y otros lujos, pero lo normal es que no tengan ni agua ni luz. Eso, en el año 2022, vulnera todos los derechos humanos. A Gerónimo lo agarraron y se lo llevaron a Florida para evitar revueltas, pero cuatro o cinco generaciones después, las cosas no han cambiado: nos han puesto en medio de la nada, en un lugar donde no hay ni víboras. Un lugar donde no molestemos».

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