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Los talleres de la astrofísica canaria

Los ingenieros de IACTec desarrollan casi una decena de proyectos destinados a consolidar a Canarias como referente en el ámbito de la instrumentación aplicada

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Instalaciones y proyectos en marcha en IACTec María Pisaca

Desde el diseño y construcción de grandes telescopios hasta la creación de pequeños instrumentos para vigilar incendios desde el espacio y cámaras web que mejoran el diagnóstico de enfermedades. Medio centenar de ingenieros trabajan a destajo en el edificio IACTec para acercar el espacio a Canarias con tecnologías que hasta ahora tan solo se habían utilizado para mirar las estrellas.

En un edificio acristalado y diáfano de Las Mantecas se cuecen los avances tecnológicos más punteros de Canarias. Decenas de ingenieros pasan los días ensamblando pequeñas piezas electrónicas, probando el espejo perfecto y enviando pulsos láseres para comunicarse de un lado a otro de una habitación hermética. Son los talleres de la astrofísica canaria, conocidos como IACTec. Un lugar creado para reforzar el papel del Archipiélago en la construcción de telescopios y en el que también se aprovechan los conocimientos adquiridos durante las décadas de observación estelar para poner a Canarias a la vanguardia de áreas tan variadas como la comunicación óptica y la medicina.

El edificio, inaugurado en 2019 e impulsado por el Cabildo tinerfeño –a través Parque Científico y Tecnológico de Tenerife–, hoy alberga medio centenar de ingenieros de distintas especialidades que trabajan al unísono en casi una decena de proyectos programados para ser ejecutados hasta casi 2030. El edificio de tres plantas es amplio y luminoso, y está dotado de varias áreas de descanso ideales para dedicar un tiempo a pensar y reflexionar sobre los proyectos en marcha. Sin embargo, a estas horas de la mañana muchos se encuentran en silencio, enfrascados en la pantalla de sus ordenadores.

En la planta alta se ubican los grupos que trabajan en el diseño y creación de grandes telescopios. A día de hoy son cuatro los proyectos en los que trabajan: el Telescopio Solar Europeo (EST), el Exo Life Finder (ELF), la nueva generación de Cherenkov (CTA) y el Nuevo Telescopio Robótico (NTR). Hoy los ingenieros responsables de este último se encuentran tecleando códigos a gran velocidad y probando con modelos matemáticos la mejor forma para ensamblar las piezas. La idea es construir un telescopio que «pueda reaccionar rápido ante los eventos que también se producen en poco tiempo, como puede ser una supernova», explica Pablo Redondo, director técnico de IACTec.

La tecnología astrofísica sirve para diagnosticar mejor enfermedades como el pie diabético

Su diámetro será de cuatro metros, por lo que se convertirá en el más grande de su tipo en Canarias. «Hasta ahora solo hemos tenido pequeños telescopios robóticos –de hasta un metro de diámetro–; el NTR nos permitirá poder ver estos fenómenos con mayor resolución», explica, por su parte, Jonatan Martínez, gestor de proyectos del IAC. En estos momentos, los ingenieros están culminando la fase de diseño detallado, en la que ponen en común sus ideas con las universidades de Liverpool y Oviedo, las otras dos colaboradoras de esta infraestructura. Este nuevo instrumento astronómico verá su primera luz a mediados de 2026, pero aún en ese momento estará sin completar. «Dispondrá de los primeros 6 espejos. Con ellos ya podrá tomar imágenes, pero no será hasta 2028 cuando se instalen los otros 12», explica Martínez.

El NTR será uno de los primeros telescopios de las Islas en contar con espejos fabricados en Canarias. Y es que el IAC está ultimando uno de los proyectos más importantes de la década: poner en marcha el Centro de Sistemas Ópticos Avanzados (CSOA). El instituto ya ha comenzado a formar a su personal y a hacer acopio de los distintos equipos que requerirá para ponerlo en marcha. De momento ninguno de ellos se encuentra en el IACTec. De momento, duermen en la sede central. La idea, sin embargo, es que en un futuro no muy lejano, el centro se integre como una parte imprescindible de estos talleres de la astrofísica canaria.

En el sótano de este peculiar taller se guarda bajo llave uno de los tesoros más preciados del IAC. Se trata de los nuevos instrumentos de la red de telescopios Cherenkov, una construcción de grandes dimensiones compuesta por miles de cámaras que promete obtener una resolución de los rayos gamma jamás vista.

Pero este taller de ingeniería es mucho más que un lugar donde ensamblar piezas de futuros telescopios para ver las estrellas. También es el espacio donde el conocimiento astrofísico se reconvierte y adquiere nuevos usos. Gracias al Programa de Capacitación del IACTec, financiado por el Cabildo insular, se están desarrollando tres proyectos dirigidos a mejorar la tecnología sanitaria actual, desarrollar el potencial de los instrumentos de observación satelital hacia la Tierra y estudiar las múltiples posibilidades de la comunicación óptica, por láser y por fotones.

Sus despachos se encuentran en el primer piso. Están ambientados con pósters que dan un toque de color al diáfano espacio. La decoración más entusiasta es la del grupo IACTEC-Espacio. De sus paredes cuelgan fotografías del cielo estrellado, coloridas nebulosas captadas con telescopios espaciales y hasta un póster de la mítica portada del cómic de Hergé Las aventuras de Tintín: Aterrizaje en la Luna. En los sótanos se encuentra el ingeniero electrónico Samuel Sordo, quien coloca delicadamente en una mesa de trabajo una pequeña caja azul y negra, de apenas unos centímetros, con una lente que se asemeja a una cámara de vídeo de los 90. «Esta es Drago 2, la nueva generación de instrumentos que pondremos en órbita para observar la Tierra», explica.

Esa pequeña cajita es la hermana de Drago, un instrumento muy similar que lleva en órbita ya casi un año. Estas cámaras tienen la capacidad de tomar datos en una franja muy concreta del espectro infrarrojo que les permite evaluar si los terrenos están en riesgo de desertificación, encontrar islas de plásticos, hallar zonas de residuos o monitorizar los incendios. «Este nuevo prototipo tiene mejor resolución (en un píxel se pueden ver 50 metros) y se lanzará a finales de 2022 a bordo de un cohete de SpaceX», resalta Sordo.

El NTR será uno de los primeros telescopios en contar con espejos fabricados en las Islas

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El proyecto Drago les ha permitido adquirir una experiencia en el desarrollo de esta tecnología de la que antes carecían. Ahora se sienten preparados para ir un paso más allá. Su objetivo es crear un mini telescopio más grande, de 22 centímetros, llamado Vinis. Tendrá una función muy parecida a la de Drago, pero con una resolución mayor y también capacidad de tomar imágenes en el espectro visible. La última línea de trabajo de este grupo está relacionada con la creación de un satélite espacial low cost para confirmar exoplanetas y observar asteroides. El aparato complementará a los ya existentes (como el satélite Cheops) y proporcionará mayor independencia al IAC.

La tecnología infrarroja que han estado usando para ver estrellas también tienen otros usos útiles. Uno de ellos es la mejora del diagnóstico de enfermedades como el pie diabético. En una de las mesas del taller hay una pequeña webcam conectada a un portátil donde se ven dos imágenes iguales, una en color y otro en blanco y negro. La ingeniera Gara Ramos se coloca delante de la cámara, que forma parte del dispositivo Pinrell y señala hacia su mano. «¿Ves el color blanco de la palma de mi mano? Eso significa que esta zona es más cálida». Con esta tecnología los médicos podrían saber cuándo se está formando una úlcera en el pie de un diabético y así evitar que la lesión llegue a formarse. «El año que viene queremos comenzar con los ensayos en los hospitales», adelanta Ramos, quien explica que, además, se están desarrollando dos instrumentos más (Promise y Mutant). El primero sirve para medir la temperatura profunda y el segundo es un sistema artificial que emula la piel y que sirve para testear este tipo de prototipos.

El último de los proyectos es el más ambicioso. El grupo de comunicaciones ópticas en el espacio libre, de reciente formación, está intentando que Canarias se gane un hueco en el desarrollo de una de las tecnologías más importantes de la próxima década: la comunicación óptica. El ingeniero de comunicaciones, Jorge Socas, y su compañero Joan Torres, ingeniero óptico, están trabajando en un taller lleno de instrumentos. Unos se llaman Alice (los emisores que envían los datos codificados) y los otros Bob (receptor que descodifica el mensaje), resume Socas. Hoy por hoy intentan establecer estas comunicaciones a pequeña escala, en un cubículo de apenas unos metros cuadrados. «Esto está casi listo, el siguiente paso será establecer la comunicación de un lado a otro del taller y en febrero esperamos replicarlo entre Tenerife y La Palma», adelanta. Mientras se desarrollan todas las líneas de investigación, IACTec sigue creciendo (espera llegar a los 70 trabajadores en dos año) y consolidando el papel del Archipiélago en la tecnología astrofísica.

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