Hace 35 años, la verde y próspera comarca de Riaño (León) fue anegada para construir un embalse que nunca llegó a cumplir el objetivo para el que fue levantado. De las 80.000 hectáreas de páramos castellanos y leoneses que se iban a regar con el agua proveniente del pantano no se llegó ni a 20.000. Nueve pueblos en total fueron anegados tras la orden aprobada en un Consejo de Ministros de 1985, durante el Gobierno socialista de Felipe González. Una decisión, basada en el "interés público", que se llevó por delante el pasado, el presente y el futuro de cientos, miles de personas.

En Riaño, en concreto, las casas fueron derribadas por la piqueta antes de inundar el pueblo debido a la negativa de los vecinos a marcharse del que había sido su hogar durante toda la vida. Hubo más de mil expropiados -ese número eran los habitantes del pueblo, que en verano la localidad absorbía a cerca de 10.000 personas- en un traumático proceso que originó una herida que todavía sigue abierta.

Ahora, 35 años después, Riaño, el nuevo Riaño -la nueva localidad que se construyó para los moradores de la inundada- y el resto de pueblos del valle miran hacia el embalse. Lo que en su día supuso un antes y un después en sus vidas, ahora servirá para garantizar que tengan agua potable en graves episodios de sequía como el que hemos tenido este año y que amenazó con restringir el consumo humano en todo el valle.

El Ayuntamiento de la localidad leonesa consiguió este verano el permiso de la Confederación Hidrográfica del Duero, que gestiona el embalse, para poder derivar agua del pantano desde una bomba eléctrica flotante al depósito municipal de agua. El preciado líquido se traslada a través de una tubería de unas 20 atmósferas de presión y 700 metros de longitud hasta el citado depósito, que está a 130 metros de altura desde el pantano, cuya capacidad máxima de almacenaje es de 650 millones de metros cúbicos de agua.

Los servicios municipales ya han realizado diversas pruebas para garantizar su funcionamiento y que el proceso de potabilización del agua tenga todas las garantías. “Se hicieron pruebas con la máquina potabilizadora y todo funciona correctamente. Ahora mismo está lloviendo y por tanto de las captaciones que tenemos vamos cogiendo agua”, señala el alcalde, Fernando Navarro, que apunta que cuando se ponga en marcha el dispositivo se realizarán las analíticas certificadas pertinentes para garantizar la calidad del agua.

Las alertas surgieron el pasado verano cuando una de las bollas del depósito mostró que por la noche no se recuperaba la suficiente agua para estar operativo al día siguiente dado el gran consumo que se estaba produciendo. En ese momento, se lanzó un bando por precaución para sensibilizar a los vecinos. Hay que recordar que Riaño tiene 400 habitantes, pero en verano y algunos fines de semana puede llegar a 4.000 debido a su cada vez más conocido atractivo turístico.

De hecho, mientras la enorme mayoría de pueblos de León pierde habitantes, Riaño se mantiene. Es de los pocos municipios donde se abren negocios. Los turistas cada vez se quedan más días. El trabajo del equipo de Gobierno municipal y de los emprendedores del pueblo lo han hecho posible: el banco más bonito de León, el columpio más alto del mundo, la promoción de las rutas de senderismo, los paseos en barco por los bautizados como "fiordos leoneses...".

En cuanto a la problemática del agua, Riaño tiene un problema añadido para acoger captaciones ya que su situación es prácticamente de una península, lo que limita el acceso a manantiales. “Dependemos mucho de que haya precipitaciones en forma de nieve y el pasado invierno solo nevó en noviembre”, señala a El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica, el alcalde.

“Esto [la extracción de agua del embalse] solo se haría de forma puntual. Es por tener el comodín cuando fallen las captaciones y tengamos veranos calurosos. El problema que tenemos es que no nos podemos permitir que no haya capacidad de recuperación del depósito por la noche, sobre todo con las demandas puntuales de hostelería. Tenemos picos de consumo y tenemos que evitar llegar al 50% del depósito”, aprecia el alcalde, que señala que en esos casos excepcionales podrán retirar 300 metros cúbicos diarios, “muchísima agua”, que permitiría llenar un tercio del depósito municipal.

“De momento en invierno no nos va a hacer falta. Será necesario en agosto y en septiembre, que serán meses críticos, y en mayo, junio o julio todavía no sabemos que pasará”, añade el primer edil.

En la actualidad el embalse tiene 203 millones de metros cúbicos de agua, lo que supone que esta a un 31,67% de su capacidad total, según los datos del Ministerio de Transición Ecológica. Durante muchas semanas el pantano estuvo por debajo de los 200 millones de m3, alcanzando alguna de las cotas más bajas de los últimos años, si bien es cierto que las últimas lluvias le han dado un respiro.