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El cerebro se adapta mejor y más rápido al horario de invierno

La compensación de horas de oscuridad frente a las horas de sol permiten descansar mejor | Esta madrugada los relojes se retrasan una hora: a las dos será la una

Llega el horario de invierno: ¿Qué hacer para reducir los efectos del cambio de hora? Freepik

Esta madrugada en Canarias a las dos será de nuevo la una. Todos los europeos recuperaremos esta noche la hora que nos hurtó el horario de verano. Este simple movimiento de las manecillas del reloj posibilitará que, desde este 30 de octubre, amanezca más temprano en el hemisferio norte, a las 7:16 de la mañana en Canarias, y que la noche caiga a eso de las 18:20 horas. El trastoque inicial, el cambio de rutina y lo que para muchos supone vivir demasiado tiempo en oscuridad produce alteraciones en el organismo durante al menos una semana. Sin embargo, a largo plazo, el retrasar una hora los relojes puede ser incluso beneficioso para el cerebro

Así lo confirma la neurocientífica de la Universidad de La Laguna (ULL), Raquel Marín, que destaca que «en invierno parece que estamos más cerca de tener las mismas horas de luz que de oscuridad, así que es más acorde del ritmo circadiano natural». Canarias tendrá a partir de hoy 11 horas de sol, cuando en verano puede ser hasta de 15. «Lo normal son 12 horas», reseña.

Que la oscuridad llegue algo antes en la tarde permite al cerebro prepararse para descansar y facilita la correcta función de todas las hormonas neurotransmisoras relacionadas con el ciclo del sueño. «Muchas de las sustancias que el cuerpo produce, como hormonas neurotransmisoras o factores inmunitarios, se producen de manera cíclica, con intervalos de mayor producción y de menos», recalca Marín. 

Como ejemplo, «hay hormonas como la del crecimiento que se producen solo en periodos de sueño, mientras que la de tiroides hace su aparición a primeras horas de la mañana», recuerda Marín. Pero el cerebro no es el único órgano que se beneficia, los ciclos circadianos son necesarios para facilitar el buen funcionamiento de las vísceras, el intestino y a la microbiota intestinal que, como recuerda Marín, «es el segundo cerebro». Según varios estudios, existen varias áreas de la corteza cerebral que están conectadas con el estómago y de hecho, hay alimentos que ayudan a que nuestra cabeza funcione mejor. 

Canarias disfrutará de días con once horas de sol, cuando en verano pueden llegar a ser quince

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Si bien es cierto que a la larga el horario de invierno tiene ciertas ventajas para el cerebro, los primeros días tras el cambio de hora también este órgano se puede sentir un poco desubicado. «Los primeros días del cambio de hora puede experimentar dificultad para dormir plácidamente y conciliar el sueño», resalta Marín. La falta de sueño no es baladí pues supone entrar en un círculo vicioso en el que el cuerpo se va sintiendo cada vez más débil. 

En su libro Alimenta el Sueño para un Cerebro Sano, Marín incide en las secuelas intrínsecas de dormir mal. Entre ellas se encuentra el aturdimiento, las cefaleas, la mayor sensibilidad a la luz, la merma de la concentración, la mayor tendencia al desánimo, una autoestima algo más baja y también mayor fatiga mental. «Con falta de sueño a uno también le cuesta más tomar decisiones acertadas (se vuelve más impetuoso) y también puede llegar a sufrir alteraciones en el ritmo del apetito», resume. 

Pero no todo está perdido. El cerebro también se puede entrenar para que el cambio no sea tan brusco. «Unos días antes, puedes intentar hacer un cambio paulatino en tus rutinas para modular tu reloj interno», explica Marín. De esta forma se pueden hacer pequeños cambios en las rutinas de descanso como alimentarias. «Lo ideal es irte a la cama unos 10 y 15 minutos antes y levantarte más temprano», recalca. También puedes adaptar la dieta a este nuevo horario. «Es esencial que las cenas más ligeras y alimentos de tipo nocturno, como setas, huevos, arroz ligero, cereales, frutos secos, y que los alimentos diurnos (como carnes rojas o legumbres) las tomemos en el almuerzo», reseña la científica.

Esta adaptación progresiva también es aconsejable si se sigue un tratamiento específico «para que no pierda eficacia y sincronicidad con el organismo». Lo único que se debe hacer es adelantar «unos minutos» la toma de los mismos. Luego tan solo tendrá que pasar una semana para que todo vuelva a la normalidad. 

¿Por qué cambiamos la hora?

El cambio de hora se instauró en Francia y Alemania para ahorrar en carbón durante la Primera Guerra Mundial (necesario para dar energía para iluminar casas y calles). A día de hoy, la Directiva Europea del Cambio de Hora se aplica en todos los Estados de la UE con el objetivo de lograr un ahorro energético, a pesar de las dudas de la eficacia de esta medida en ese sentido. Según estimaciones oficiales del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el potencial de ahorro en iluminación podría alcanzar en torno a 300 millones de euros, el equivalente al 5% del total. De esa cantidad, 90 millones corresponde al potencial de los hogares españoles, lo que supone un ahorro de 6 euros por hogar y 210 millones restantes se ahorrarían en los edificios industriales.

Sin embargo, según fuentes del propio IDAE, consultadas por Europa Press, realmente no existen en España informes actualizados que permitan asegurar que el cambio de hora lleve asociados ahorros energéticos, ya que el último estudio es de 2015. En todo caso, observan que las nuevas exigencias de eficiencia energética en iluminación, en los sistemas de climatización y en los propios edificios, así como la progresiva introducción del autoconsumo, alteran significativamente los análisis que originalmente se utilizaban para calcular estos datos.

Si bien el IDAE indica que no ha realizado estudios, avances o trabajos en este ámbito en los últimos años, existe un informe más actual de la Comisión de Industria, Investigación y Energía del Parlamento Europeo publicado en 2018. Ese trabajo señala que los cambios estacionales de hora pueden producir ahorros pero son marginales y, por tanto, no hay certeza de que los beneficios que obtengan en todos los estados miembro. Asimismo, añade que aunque pueden producirse ahorros de energía en iluminación, no es tan evidente que ocurra lo mismo con la calefacción, que podría incluso aumentar su consumo.

¿Cómo me adapto al cambio de horario?

RUTINA | Dormir antes

Los pequeños cambios en las rutinas de descanso pueden marcar la diferencia. Lo ideal, según los expertos, es irte a la cama unos 10 y 15 minutos antes y levantarte más temprano. También hay que intentar que la temperatura sea la adecuada. También es importante evitar las siestas unos días.


ALIMENTACIÓN | Cenas ligeras

Es esencial que las cenas más ligeras y alimentos de tipo nocturno (setas, huevos, arroz ligero, cereales, frutos secos) y los alimentos diurnos (como carnes rojas o legumbres) las tomemos en el almuerzo. 


HIDRATACIÓN | Bebe mucho, pero no café

Es recomendable mantenerse correctamente hidratado para evitar el cansancio, pero también es importante evitar la cafeína y las bebidas energéticas.

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