El taxista asesinado en julio del 2019 en San Isidro (Granadilla de Abona) murió por aplastamiento debido a los numerosos pisotones que recibió con tal fuerza que todos y cada uno de ellos podían causarle la muerte, según los forenses que intervinieron en la jornada de ayer.

En la tercera sesión del juicio por Jurado que se sigue en este caso, los forenses no dudaron en calificar la agresión de «violenta» e incluso de «atípica» por su brutalidad. El cuerpo de la víctima fue encontrado en un garaje y días después se detuvo al acusado tras identificarlo por las huellas dactilares.

Los forenses hicieron un repaso a los daños que sufrió el hombre y explicaron que las heridas se superponen, pues en el cráneo se produjo una hemorragia, en el tórax también se detectó abundante sangre y se rompieron tres costillas de cada lado.

En definitiva se estaría ante una muerte violenta por «shock» traumático y hemorrágico con múltiples golpes desde el pecho a la cara, explicaron dichos peritos.

Todo indica que el taxista apenas puso las manos al principio, pero no se puede hablar de defensa y, de hecho, se cree que permaneció inmovilizado.

El cadáver apareció cubierto con pintura y signos de haber sido quemado después su muerte.

La mayoría de los golpes tuvo lugar con el afectado en el suelo y su número fue tan elevado que muchos de ellos fueron propinados cuando la víctima ya estaba sin vida.

En cuanto a la lima que apareció clavada en un coche, ni tenía huellas ni restos de ADN y ni siquiera ocasionó herida alguna.

No se puede determinar el tiempo que el taxista estuvo vivo mientras duró la agresión, pero sí se concluyó que perdió la conciencia antes de morir, sin que tampoco se pueda fijar el momento exacto.

Miembros de las fuerzas de seguridad ratificaron que, a través de las cámaras de vigilancia, observaron cómo el coche de la víctima entró en el garaje sobre las 3:30 de la mañana, y segundos después lo hizo el acusado, quien salió media hora más tarde.

El acusado no presentaba signos de haber ingerido drogas o bebidas alcohólicas, hasta el punto de que se le observó ir a toda velocidad por la autopista TF-1 en una bicicleta.

En el exterior del garaje permaneció otro hombre y un coche durante tres minutos que, según la Policía Judicial de la Guardia Civil, no tenía relación con los hechos.

Un agente señaló que, a través de las cámaras, se observó cómo una persona que vestía igual que el acusado estuvo dando vueltas desde la una de la madrugada en un parque situado enfrente del garaje. Los peritos relataron cómo procedieron a la identificación de las huellas del acusado y del ADN del taxista hallado en la ropa que el primero de ellos tenía en su casa. Las muestras eran de dos personas diferentes y se comprobó que las pisadas en el garaje eran compatibles con las del joven.

En bicicleta desde San Isidro hasta El Fraile


El acusado vestía con sudadera con capucha y pantalón corto de color claro. Así lo vieron los guardias civiles que analizaron las cámaras de seguridad que captaron la entrada de una persona en el garaje del edificio San Miguel, así como la fuga de la misma persona. El individuo utilizó una bicicleta para desplazarse desde la calle Los González, en el núcleo de San Isidro, hasta la autopista del Sur (TF-1). Después, cámaras de vigilancia del área de Carreteras del Cabildo de Tenerife captaron a un hombre que iba en bicicleta por el arcén de la autopista a la altura del acceso al aeropuerto. En la investigación se determinó que el acusado, Jofre André Saldaña, presuntamente circuló en la bicicleta hasta el barrio de El Fraile, en el municipio de Arona, donde vivía en el domicilio de su madre. Sin embargo, antes pasó por la casa de un conocido, a donde llegó con el pantalón corto manchado de sangre, y pidió acceder al baño. Gracias a una cámara situada frente al edificio San Miguel se puede determinar que la persona que esperó en el parque desde la una de la madrugada llevaba la misma ropa que quien huyó en la bicicleta por el portal del citado inmueble. Tanto el presunto autor de la muerte violenta de Gabino como su madre se acogieron a su derecho a no declarar ante los miembros del Jurado. Hasta ahora, el único móvil planteado por la defensa fue que Jofre André iba a vender cocaína y se confundió de comprador. | P. F.