Es un hallazgo excepcional para la ciencia y para los amantes de la naturaleza en general: un calamar gigante (Architeuthis dux), un kraken de más de tres metros de longitud y alrededor de unos 90 kilos de peso que fue encontrado flotando a unas tres millas al suroeste de Tenerife, en el canal marino entre esta isla y la de La Gomera. Y lo más sorprendente de todo es que fue hallado muy poco después de que muriera, un encuentro inusual pues la mayoría de estos especímenes cuando llegan a la superficie ya están en avanzado estado de descomposición tras haber muerto en las profundidades del océano. En esta ocasión, "el animal estaba brillante y conservaba los ojos, que son los más grandes del reino animal, del tamaño de un balón de Balonmano", relata Teo Lucas, profesor de Educación Física del Instituto Benito Pérez Armas, quien se encontraba en el puerto de Los Gigantes y recogió el especímen en su embarcación, el Steno, alrededor de las 13:00 horas del pasado sábado.

La proliferación de hallazgos de Architeuthis en esta zona avala la hipótesis que mantienen científicos como el biólogo Alejandro Escánez, de la Universidad de Vigo, que señala que las aguas entre Tenerife y La Gomera son una zona de caza y reproducción de los calamares gigantes, una afirmación que estaría refrendada por el hecho de que la mayoría de los ejemplares encontrados son hembras.

Teo Lucas, que es también fundador de la Asociación Gigante Azul, cuenta que "fue un barco que se dedica a realizar rutas de observación de cetáceos para los turistas" quien le dio el aviso del avistamiento de este calamar gigante y muy poco después recibió otro aviso de otro barco desde el que le dijeron que "el calamar medía más de dos metros y se encontraba en un estado muy fresco", comenta este amante de la naturaleza que lleva documentando especies marinas desde 1998. "No me lo pensé, pedí ayuda a la flota de Los Gigantes y puse rumbo al lugar del hallazgo".

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Encuentra un calamar gigante al suroeste de Tenerife Cedidas por Teo Lucas

Encontrarse con un calamar gigante o kraken es algo muy raro y si además estaba tan fresco como le indicaban, el hallazgo sería exepcional, así que Lucas no lo dudó y puso rumbo hacia las coordenadas que le habían dicho, "a unas seis o siete millas del puerto de Los Gigantes", aunque el animal lo encontró "a unas dos o tres millas de la costa suroeste de Tenerife", asegura a El DÍA.

Aunque el docente de Secundaria ya ha recogido varios especímenes, este ha sido el primero en tan buen estado. Y es que además de lo espectacular que es ver unos ojos del tamaño de balones de balonmano, será de las pocas veces que se puedan estudiar cuando se le practique la necropsia.

Por su parte, el biólogo marino Alejandro Escánez ha referido que las aguas del canal que existe entre las islas de Tenerife y La Gomera son una de las zonas más importantes del mundo para los calamares gigantes. Hasta hace bien poco, en concreto hasta 2007, se pensaba que los calamares gigantes solo tenían como depredadores a los cachalotes, pero ese mismo año se pudo comprobar en Tenerife que los calderones tropicales también se alimentan de estos enormes invertebrados. Y con el hallazgo documentado este mismo sábado por parte de Teo Lucas, la hipótesis podría tener mayor peso pues tal y como él mismo relata "poco antes de llegar al lugar en el que estaba flotando este kraken, avistamos un macho adulto de calderón", un cetáceo que prolifera en esta zona y es capaz de expulsar a los cachalotes y otras especies competidoras por los recursos de los que se alimentan.

El canal entre ambas islas canarias es uno de los lugares preferidos por los calamares gigantes, como lo es también la zona del Cantábrico frente a las costas de Asturias, donde se le conoce comunmente como pelusín, afirma Teo Lucas quien señala que en los últimos años se han recogido medio centenar de ejemplares muertos.

Ha habido ya varios intentos de grabar al calamar gigante en esta parte de Canarias, pero es muy costoso y difícil de avistar. La última vez fue en 2017, en aguas cercanas a la isla de El Hierro.

En 2019, Escánez refería en El DÍA que "en Canarias, en los últimos años se ha realizado un esfuerzo en recopilar todos los avistamientos de calamares gigantes y otras especies de grandes cefalópodos gigantes que tenían las gentes del mar, pescadores, marineros, patrones de barcos de avistamiento de cetáceos y fotógrafos de la naturaleza, entre otros. Todos los avistamientos documentados con vídeo o fotografías correspondieron a especímenes ya muertos que aparecían en la superficie del mar".

Estudios

Escánez señalaba a este periódico que tras esta recopilación de datos que abarcó un periodo de 24 años, los investigadores observaron que había zonas del archipiélago canario que constituyen zonas calientes o de alta concentración de estos avistamientos, lo que les sugirió que eran hábitats importantes para estas especies de grandes calamares. "En esas mismas zonas se ubican poblaciones residentes de cetáceos de buceo profundo como el calderón tropical, que cazan a estos calamares".

Los resultados de esta investigación fueron presentados en 2018 en el congreso internacional de ciencias marinas (ISMS) de la Universidad de Vigo y formaron parte del artículo científico Sea of giants: a hot-spot of giant cephalopods in the Canary Islands (Mar de gigantes: un punto caliente de cefalópodos gigantes en el Islas Canarias), un estudio en el que se documenta medio centenar de ejemplares recogidos en aguas del Archipiélago canario.

Depredadores

La estrategia defensiva de estos calamares gigantes frente a sus depredadores varía, pueden soltar tinta como otros cefalópodos o si son atrapados por sus rejos pueden hacer un movimiento brusco para liberarse aunque eso suponga que queden cercenados, es un mal menor pues le vuelven a crecer con el tiempo. Sin embargo, en esta ocasión Teo Lucas cuenta que cuando subió el ejemplar a su barco, la cubierta "se llenó de tinta" y explica que eso pudo deberse a que su sistema de circulación se pudo colapsar al subir a la superficie muy rápido, lo que le habría impedido expulsarla para intentar escapar de su depredador.

Lucas rememora cómo fue el momento en el que llegó a la zona en la que estaba el calamar flotando: "Lo avisté, me lancé al agua y no me lo podía creer. Medía unos tres metros, contando con el tamaño de las dos mazas, y su estado era espléndido". Luego, cuando lo subió al barco, se puso en contacto con Alejandro Escánez y se preparó todo el protocolo en el puerto de Los Gigantes para que miembros del Instituto Español de Oceanografía (IEO) acudieran al lugar para preservar el animal congelándolo a la espera de que se le pueda realizar la necropsia.

Hallazgo de novela

Teo Lucas cuenta que la primera vez que se documentó la presencia de un kraken o calamar gigante en Canarias, fue en 1896 cuando un buque de la Armada francesa avistó uno frente al puerto de Santa Cruz de Tenerife. Cuando la tripulación regresó a Francia la noticia del hallazgo de semejante criatura marina corrió como la pólvora y llegó a oídos del mismísimo Julio Verne, lo que le inspiró a escribir Veinte mil leguas de viaje submarino.