La Óptica Rieu nace de una sencilla historia personal, que creó una gran empresa familiar que hoy se encuentra profundamente arraigada en la isla de Tenerife. Reconocida por su profesionalidad, experiencia y seriedad, los valores y la profesionalidad convierten a Rieu en una de las ópticas en Tenerife más longevas, sumando 120 años como un claro ejemplo de convivencia armónica entre la tradición y el avance tecnológico. 

Corría el año 1900 cuando Raymond Rieu Fabre abandonó su querido París, donde aprendió el oficio de óptico con su tío, unos valiosos conocimientos con los que llegó a Barcelona para tomar, ya en 1902, un barco y poner rumbo a América, una tierra de la que todo el mundo hablaba y donde ponía todas sus esperanzas de prosperidad. Como acompañante en ese viaje eligió dos grandes cajas de cartón que contenían las gafas graduadas en las que había invertido todos sus ahorros y que le permitirían iniciar su propio negocio al otro lado del Atlántico.

Tras una travesía de varios días llegó a una isla llamada Tenerife, donde estaba prevista una escala de dos días. El joven observó con distracción la escena que tenía delante. Parecía una ciudad alegre, con una incipiente vida comercial, a la sombra de un impresionante macizo montañoso.

Raymond Rieu Fabre.

Raymond Rieu Fabre. El Día

De repente, sintió que un escalofrío recorría su cuerpo y supo, en ese mismo momento, que en aquel lugar, del que apenas había oído hablar, pasaría el resto de su vida.

Aquel joven francés bajó del barco y, con gran decisión, comenzó a vender sus primeras gafas de vista de manera ambulante, cerca de la plaza Weyler. La facilidad con la que introdujo su mercancía (pocos tenían la suerte de poseer de unas gafas en Tenerife) lo animó a importar más gafas, que vendió recorriendo en guagua la isla. Su éxito le permitió abrir su propio negocio en la que hoy se conoce como calle Viera y Clavijo, y en 1930 adquirió un gran local en la calle del Castillo, donde pudo ampliar su negocio con la venta de joyas, relojes y artículos de cirujano, e incluso de armas, dada su gran afición a la cacería.

Su hijo, Raimundo Rieu González, heredó el carácter emprendedor de su padre y pronto le convenció para abrir otro negocio en la misma calle, cerca de la playa Weyler. La denominada Sucursal abrió sus puertas en la década de los 50. La tercera óptica en La Laguna, llegó en los años 60. Y, en la actualidad, el Grupo Rieu cuenta también con un establecimiento en Playa de las Américas.

Los actuales descendientes de los fundadores representan el esfuerzo continuo de cuatro generaciones de ópticos que han demostrado su profesionalidad, experiencia y seriedad, en una clara muestra de su vocación de servicio a la isla de Tenerife.

Ópticas en Tenerife, con cuatro décadas de experiencia

«Donde ponemos el ojo ponemos la experiencia, donde ponemos el ojo ponemos la salud, ponemos la moda y ponemos la solución. 120 años», asegura con orgullo la gerente de Óptica Rieu, Silvia Rieu, para la que es primordial asesorar a las personas con soluciones reales. «Siempre hemos sido honestos con el cliente. No vamos a lo más barato sino a lo que realmente necesita el cliente, siempre buscando su mejoría visual. Hay graduaciones muy complicadas, donde se realiza un trabajo arduo y minucioso», explica de un método de trabajo y de atención que es su seña de identidad. En este sentido, reconoce que, a pesar de haber pasado por épocas muy difíciles, siempre ha estado «al pie del cañón, sacrificándonos mucho y dándolo todo. Son muchos años de aprendizaje y siempre intentamos mejorar».

Actualmente es Ricardo Rieu, hijo de Raimundo Rieu González el que está al frente de Óptica Rieu, acompañado de su sobrina Elena, que también es óptico.