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Según un estudio

¿Puede curar la música a través del ADN?

Investigadores gallegos lanzan un proyecto pionero en el mundo para medir el efecto en los genes de los estímulos musicales | Se analizará en un concierto de la Real Filharmonía

Presentación del proyecto, con Antonio Salas (centro), Laura Navarro (4ª d.) y Martinón (2º d.). XOÁN ÁLVAREZ

"El experimento de música y genética más grande de la historia”. Con estas palabras definió ayer el científico gallego Federico Martinón-Torres Sensogenoma22, una investigación pionera y única en el mundo que se propone medir el efecto en los genes de los estímulos musicales. Ayer se presentó en Santiago este proyecto, que a priori puede sonar a ciencia-ficción pero que tiene como objetivo último luchar contra las enfermedades. Para ello incluirá un concierto experimental de la Real Filharmonía de Galicia, que se celebrará el próximo 30 de septiembre en el Auditorio de Galicia de la capital compostelana.

El Instituto de Investigación Sanitaria (IDIS) de Santiago, constituido por el Hospital Clínico de Santiago de Compostela (CHUS) y la Universidad de Santiago (USC), involucró en este proyecto multidisciplinar, en el que lleva trabajando un lustro, a la Real Filharmonía de Galicia.

El doctor Federico Martinón-Torres, investigador principal del Grupo GenVip y jefe del servicio de Pediatría del CHUS, explicó, durante la presentación de Sensogenoma22, que el proyecto pretende “conocer las bases moleculares que la música produce en nuestro cerebro”. Su compañero en numerosas investigaciones, el catedrático Antonio Salas Ellacuriaga, investigador principal de Genética en Biomedicina (GenPoB) y del GenVip y catedrático de la Facultad de Medicina de la USC, señaló que la finalidad es “buscar las bases biológicas del estímulo musical que nos iluminen nuevas dianas terapéuticas”. Agregó que “al no haber investigaciones anteriores, el ámbito de trabajo es muy amplio y nos permite llenar un vacío que existe en cómo la música se relaciona con nuestro genoma. Hasta ahora nadie ha hecho nada en este terreno, este experimento no existe en literatura científica”.

Junto a estos dos investigadores presentaron el proyecto Laura Navarro Ramón, coordinadora del proyecto Sensogenómica, musicóloga y doctora en Educación Musical; Baldur Bronimann, director del concierto Sensogenoma22; Sabela García Fonte, directora técnica de la Real Filharmonía de Galicia; Eloína Núñez Masid, gerente del Área Sanitaria de Santiago e Barbanza; y Mari Luz Couce, directora del IDIS, entre otras personalidades.

Las dianas terapéuticas que los investigadores creen que podrían hallar podrían ayudar a personas con autismo, retrasar el alzhéimer y otras demencias o combatir el cáncer. Es conocida la relación entre estado de ánimo y salud. También la vinculación entre estado anímico y música. Hay estudios que constatan que escuchar canciones tristes, paradójicamente, puede aliviar síntomas depresivos. La ciencia trata de determinar si se trata meramente de una cuestión cultural o si existe una base fisiológica. La sensogenómica se define como una nueva disciplina de la genética que busca luchar contra la enfermedad a través de elementos sensoriales, entre ellos la música.

El autismo, el cáncer y el alzhéimer, entre los objetivos clínicos de la investigación

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El experimento central de este proyecto será el concierto de la Real Filharmonía de Galicia en el Auditorio de Galicia, un recital abierto a la población general al que asistirán unas mil personas. Antes del evento se hará una recogida de muestras biológicas de aquellos voluntarios que quieran participar: saliva y una gota de sangre a través de un pequeño pinchazo en el dedo. Al finalizar se repetirá el mismo proceso. De esta manera se podrá medir la respuesta de los genes en dos puntos temporales y la respuesta que han tenido a ese estímulo musical. Los resultados se analizarán con las tecnologías más punteras.

Los organizadores invitan a las personas a asistir y sacar la entrada gratuita con toma de muestras, de las que se recogerán en torno a unas 400. Los voluntarios deberán firmar un consentimiento informado y entregarlo antes del 21 de septiembre. El formulario de inscripción para participar, ya sea únicamente como público asistente o aportando muestras, se encuentra en la web Sensogenomics.com.

El genetista Antonio Salas explica a FARO, diario que pertenece al grupo Prensa Ibérica al igual que este medio, que la genética es una disciplina “tremendamente transversal” que no se aplica para una cosa concreta, sino que “subyace en toda la biología, dicta las instrucciones de lo que somos, con la interacción estrecha del ambiente”. Por ello ha abordado tanto las bases genéticas del cáncer de mama o de la esquizofrenia como momias egipcias o aspectos de genética forense. “He estado metido en miles de fregados –recuerda–. Desde el punto de vista analítico este proyecto no es extraño, lo que es llamativo es la música”.

El repertorio del concierto, de música clásica, será una sorpresa para que ninguna persona acuda condicionada y así poder extraer conclusiones a nivel general. “Solo tenemos un cartucho y no puedo adelantar mucho, pero buscaremos la música como lenguaje universal, capaz de producir melancolía o alegría –apunta Salas, que se confiesa melómano y asiduo asistente a los conciertos de la Real Filharmonía–. Es posible que algunas piezas las conozca el público y otros ni siquiera las conocerán los músicos. Intentaremos captar una señal poblacional, un promedio de cómo va a responder la gente. Vamos a movernos en el ámbito más académico. La música clásica es la que tiene más matices con diferencia, sin restarle importancia al rock”.

Se analizará sangre y saliva de aquellos asistentes al recital que colaboren

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Sabela García Fonte, directora técnica de la Real Filharmonía, destacó el orgullo que representa para la institución participar en este proyecto. “Cuando el equipo de investigación del IDIS vino a hablar con la orquesta para ofrecernos ser partícipes de este experimento, nos sentimos inmediatamente entusiasmados”, dijo.

Antes de este concierto ha habido un proyecto piloto que consistió en la primera recogida de muestras de enfermos de alzhéimer para estudiar el impacto de la música en la expresión génica de esta población. Los resultados aún no han sido publicados, pero según avanzan los científicos, son prometedores.

Sensogenómica nació en 2017 como una línea de investigación emergente en el IDIS que empezó “por mera curiosidad”, según Salas, que apunta a las investigaciones sobre el oído absoluto, sobre si es aprendido o innato, como uno de los asuntos tratados por la neurociencia en revistas científicas de alto impacto. “Hay mucha literatura científica en revistas top sobre esto y hay música aplicada como terapia. Nosotros queremos salir de la pseudociencia, será neurociencia pura y dura”, añade el genetista.

El proyecto cuenta con más de 40 investigadores y una amplia red de colaboradores nacionales e internacionales. Involucra a instituciones de renombre como el Imperial College de Londres, el Instituto Genómico de Singapur y la Universidad de Oxford, entre otros.

En el comité científico de Sensogenomica22 figura el pianista James Rhodes y una larga lista de eminencias científicas, como el microbiólogo, Adolfo García Sastre, el antropólogo Juan Luis Arsuaga, la catedrática de Farmacología de la USC, María José Alonso, y la directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, María Martinón-Torres.

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