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Nueve días de vida universitaria para los futuros alumnos con discapacidad

El Campus Inclusivo de la ULL ayudará a una veintena de jóvenes a prepararse para su próxima etapa formativa al tiempo que rompe los estigmas que pesan sobre el colectivo

Una veintena de jóvenes isleños acudieron ayer a la presentación del Campus Inclusivo en el Aulario de Guajara de la ULL. © Emeterio Suarez

Durante nueve días una veintena de alumnos de 4º de ESO, 1º de Bachillerato y Formación Profesional disfrutarán antes de tiempo de un aperitivo de lo que supone la vida universitaria en el Campus Inclusivo de la Universidad de La Laguna (ULL). Este grupo de jóvenes tendrá la oportunidad de prepararse para su futura etapa académica en un novedoso proyecto de integración social que trata de salvar los obstáculos a los que se enfrentan las personas que padecen alguna discapacidad al entrar a la universidad y prepararlos para la independencia. 

El Campus Inclusivo de la ULL, que dio comienzo esta tarde, tratará así de dar a conocer a este selecto grupo de futuros alumnos –formado por personas con y sin discapacidades– sus oportunidades formativas, científicas, deportivas y de ocio una vez entren en la universidad. De esta manera, dispondrán de las herramientas necesarias para enfrentarse a su próxima etapa formativa y ayudarán a romper los mitos que aún sugieren que la diversidad funcional es incompatible con la formación superior. El objetivo de este Campus Inclusivo, financiado por el Ministerio de Universidades y la Fundación ONCE, es promover los estudios universitarios en este sector de la población así como ayudar a sus compañeros sin discapacidad a relacionarse con ellos.

«También se trata de una oportunidad para que la universidad conozca las necesidades de estos alumnos», resalta David Pérez, Director de Secretariado del Vicerrectorado de Estudiantes, Empleabilidad y Campus de Guajara y coordinador de este programa. Y es que en los últimos años, el número de matrículas de personas con discapacidad ha crecido.

«En los estudios básicos se han puesto los recursos necesarios para que puedan titular, ahora nos toca a nosotros conocer sus necesidades para poder proporcionar la mejor formación», resalta Pérez, quien también forma parte del Programa de Atención a Estudiantes con Necesidades Específicas de Apoyo Educativo (PAED) de la ULL. La universidad fue una de las primeras en España en preocuparse por las necesidades del colectivo. Una circunstancia que ha permitido que «el progreso de los alumnos con discapacidad haya mejorado». Como explica Pérez, en los últimos años la tasa de éxito ha crecido y la de abandono –pese a las circunstancias que rodean a este tipo de alumnos– ha descendido. 

Un paso más allá

En este nuevo proyecto, la ULL pretende ir un paso más allá. Los estudiantes con y sin discapacidad física, visual, auditiva o intelectual serán tutorizados por seis profesores para desarrollar un programa de actividades informativas, orientativas y motivadoras para el fomento de las vocaciones científicas, culturales y de ocio. La idea es que en estos nueve días los jóvenes aprendan a desenvolverse en un ambiente universitario en el que tienen que tomar decisiones sobre su futuro, hacer papeleo, gestionar situaciones de estrés y, sobre todo, pasarlo bien.  

Los jóvenes isleños tendrán la oportunidad de aprender cosas tan básicas como el plan de estudios de la ULL –de grado y posgrado– como las oportunidades de inserción laboral y emprendimiento. Pero también tendrán la oportunidad de conocer la ciencia canaria por dentro. Para ello han preparado visitas guiadas a los telescopios del Observatorio del Teide, los laboratorios de la ULL, el estabulario, el SEGAI y los museos de la isla.

También aprenderán, de la mano de sus seis tutores (psicólogos, pedagogos y técnicos educativos), a gestionar sus emociones. Los jóvenes asistirán a talleres donde aprenderán a gestionar el tiempo, uno de los motivos que más estrés y desmotivación suele causar entre el alumnado universitario o a compartir sus sentimientos con los demás a través de la música. 

Los jóvenes convivirán durante la semana del Campus en el Colegio Mayor San Fernando

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«Queremos fomentar la autonomía y desligar la discapacidad de la dependencia, especialmente la emocional que surge con la familia», resalta Pérez, que admite que en el colectivo suele haber una tendencia a la «sobreprotección». Para propiciar que estos alumnos sean más independientes, durante los próximos nueve días vivirán en el Colegio Mayor San Fernando, situado en el Campus Central de la Universidad de La Laguna, y muy cerca del Campus de Anchieta.

Allí tendrán que hacerse «responsables de sus horarios, lavarse la ropa y coger el transporte público para acudir a los diferentes talleres». En este sentido, y para poder actuar de manera autónoma sobre su salud, también recibirán un taller con nociones básicas que les permitirá actuar ante una urgencia. Durante los nueve días de convivencia también habrá tiempo para el ocio. El grupo hará una ruta guiada por La Laguna en la que conocerán el casco histórico de la que será su casa durante, al menos, cuatro años. También visitarán el Parque Rural de Anaga en una excursión donde podrán conocer las rutas de senderismo adaptadas a sus necesidades. La oferta deportiva de la ULL será, de hecho, otro de los atractivos a los que podrán acceder estos alumnos, en una visita a las instalaciones con las que cuenta la universidad. 

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