“Hacemos modelos de ingeniería aerospacial, pero a escala muy pequeñita”, así explica Marcos Álvarez, responsable del club deportivo de aeromodelismo espacial SpaceAstur, el trabajo de los cuatro adolescentes asturianos que forman el equipo Asturcansat del club. Su "aula del futuro", desde la que diseñan todos sus proyectos, se encuentra en Oviedo. En ella cuentan con un equipamiento educativo muy innovador.

Los adolescentes con otras piezas diseñadas por ellos. | Irma Collín

Pese a su corta edad –tienen entre 12 y 14 años– ya han trabajado con grandes entidades aerospaciales como la NASA o la Agencia Espacial Europea (ESA).

Fue durante una extra escolar llamada “spacecampus”, de la empresa extraescolaria del profesor Pelayo Melón, cuando los jóvenes descubrieron su pasión por el espacio. Tras ella, junto a Melón, crearon el primer club federado asturiano de aeromodelismo espacial: SpaceAstur.

Este pasado mayo el equipo fue invitado al campeonato nacional “Cansat” organizado por ESA que se celebró en Granada. “Para la competición tenían que diseñar un pequeño satélite”, afirma Álvarez. “A esta especie de lata de refresco le metemos un pequeño satélite. Lo lanzamos con un cohete”, explica Melón. Este satélite tenía dos misiones. "Primero, medir el nivel de humedad y después, a través de imágenes tomadas con ultrarrojos cercanos, detectar la fotosíntesis”, añade Nel Viña, participante del equipo. Allí, los adolescentes se lo pasaron muy bien pese a que no pudieron competir, pues no cumplían la edad mínima para hacerlo. Eso sí, destacaron por haber sido el único equipo que, además de diseñar el satélite, construyó su propio cohete, realizando una misión aeroespacial completa.

El equipo tiene una estrecha relación con la ESA. “Nos ha mandado un kit que cuenta con un equipo igual al de la estación espacial internacional. Ellos programaron el sistema, hicieron las pruebas en tierra, mandaron unos códigos a la agencia espacial europea, que los revisó y como el trabajo está bien hecho, nos dieron acceso a la estación espacial internacional para poder hacer fotos durante tres horas, lo que corresponde a dos órbitas completas a la tierra”, afirma Álvarez. El objetivo de esta misión espacial era analizar el impacto del ser humano en la tierra. Los adolescentes hicieron un posterior estudio de las fotografías ,en el les causaron un gran asombro “las minas de cobre en el Congo”, aseguró Diego Llaneza, uno de los adolescentes del proyecto. A Luis López, le sorprendieron mucho más “las plantaciones pívots en el desierto. Unas huertas circulares que tienen esta forma por el sistema de riego, que desde el espacio se ven unos círculos que llaman mucho la atención”. “También hemos hecho actividades con la NASA”, señala Melón quien explica que con la entidad “desde la Estación Internacional Aerospacial les enviamos los códigos para conseguir una fotografía de Asturias, y logramos una muy buena en la que conseguimos algo muy complicado, captar a la región desde el espacio sin una nube”.