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Incendios forestales en Aragón

El incendio del Moncayo se ceba con almendros y olivos y salva la vendimia de la DO Campo de Borja

Apenas 10 hectáreas de vid de las 6.300 de la denominación de origen están afectadas. La evaluación inicial ya augura cuantiosas pérdidas en el resto de cultivos, como el girasol

Incendio del Moncayo.

El caprichoso y rápido incendio declarado el pasado sábado en las faldas del Moncayo, en el término municipal de Añón, ha salvado y castigado con desigual suerte a los cultivos de las comarcas de Campo de Borja y Tarazona y el Moncayo.

Según las valoraciones iniciales sobre el terreno, un día después de que los últimos vecinos pudieran regresar a sus casas tras los desalojos del fin de semana y después de que el control del incendio permitiera el acceso a las fincas que se vieron cercadas por las llamas, las plantaciones de almendros, olivos y girasoles se han llevado la peor parte en este fuego.

Mientras, la vendimia de la Denominación de Origen Campo de Borja no corre peligro.

Al menos, en esta valoración inicial, aunque las pérdidas se cuantifican por hectáreas, las bodegas salvarán la añada 2022 pese al sobrecogedor incendio. El presidente de la Denominación de Origen Campo de Borja, Eduardo Ibáñez, explicó que el fuego «en los viñedos prácticamente no ha afectado en nada, pero sí que ha tocado a los almendros de la zona».

Los principales daños detectados en las viñas se observan en las cepas más exteriores de las plantaciones, en las zonas colindantes o más cercanas al fuego. "Calculamos que habrá, en toda la denominación, unas diez hectáreas afectadas de viñas quemadas o secadas por el intenso calor", añadió Ibáñez, que recuerda que en total hay 6.300 hectáreas de vid entre todos los viticultores de la denominación de origen.

Viñas intactas de la DO de Borja en el entorno del incendio del Moncayo. Jaime Galindo

Los preparativos de la vendimia, por lo tanto, no se frenan. Está prevista para mediados de septiembre y el incendio del Moncayo no cambiará los planes.

"No esperamos tampoco daños por la ceniza porque cuando vayamos a vendimiar esta habrá desaparecido ya del ambiente. Por ahora, la vendimia sí se ha salvado, pero hasta mitad de septiembre seguimos pendientes de que no haya granizo y que no se reactive el incendio", expresó.

Peor suerte han corrido algunos campos de almendros, olivos y girasoles. Bien quemados directamente por las llamas, o socarrados por las lenguas de fuego y las elevadas temperaturas en las zonas cercanas al incendio, las pérdidas se prevén más cuantiosas en estos cultivos, aunque todavía es «pronto» para dar cifras certeras.

Campos de girasoles arrasados por el fuego y las altas temperaturas, en Vera del Moncayo. Jaime Galindo

Javier Fatás, de la comisión Ejecutiva de UAGA, explica que "hay zonas cercanas al fuego donde los almendros han quedado completamente secos" en un entorno en el que el cultivo de la almendra es relevante y ya había comenzado la cosecha.

En otras zonas, como El Buste, los daños en olivares son "importantes, casi más por las altas temperaturas que por las llamas", explicó Alberto Sanz, agricultor en el municipio. "Es una pérdida importante porque los árboles quemados habrá que sustituirlos", lamentó.

"Las almendras están socarradas y se caen solas"

Algunos agricultores de la zona han perdido buena parte de sus propiedades. Julio Embid, de Vera del Moncayo, cuenta con unas 20 hectáreas de almendros, olivo y girasol, y describe un panorama "desolador".

"Aquí nos morimos ya", resume, después del palo del incendio. "Aunque no se hayan quemado los almendros, las almendras están socarradas y se caen solas. Tengo olivos centenarios, quemados por dentro, a los que se les caen y se les parten las ramas", explica.

Solo en su explotación, estima que tiene unas 8 o 9 hectáreas quemadas de olivos y entre 20 y 25 hectáreas afectadas de almendros. También parte de su maquinaria. "He entrado al campo por primera vez y tengo un tractor quemado y una bomba de sacar agua calcinada", lamenta.

El campo de almendros de Julio Embid fue pasto de las llamas en Vera del Moncayo.

En la cercana Cooperativa de San Atilano, en Tarazona, donde se nutren de los cultivos del entorno del Moncayo, destacan que el fuego haya llegado cuando la cosecha del cereal había terminado ya.

"La incidencia que hemos sufrido nosotros por el incendio es muy, muy baja. Por suerte, el cereal estaba recogido ya y no nos ha afectado. Lo peor está en Vera del Moncayo y El Buste, con importantes afecciones al olivo y el almendro", insistían desde la oficina.

Aunque las conclusiones finales tardarán todavía en llegar, por ahora el incendio del Moncayo deja un impacto desigual en los cultivos. La huella del fuego está más marcada en almendros, girasoles y olivos, y salvó a las viñas. 

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