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Ningún asteroide conocido impactará con la Tierra en 100 años

El Museo de la Ciencia y el Cosmos estrena una exposición que invita a conocer mejor estas grandes rocas espaciales errantes

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Exposición 'Mira Arriba' del Museo de la Ciencia y el Cosmos, en Tenerife

Ningún asteroide conocido impactará con la Tierra, al menos no en los próximos 100 años. La ciencia se encarga de tener bajo estricta vigilancia a un millón de estas rocas espaciales errantes para poder alertar con suficiente antelación de su posible impacto con nuestro planeta. Ni un mes, ni una década serían suficientes para evitar una catástrofe como la que acabó con el reinado absolutista de los dinosaurios. La humanidad tendría que tomar medidas al menos 50 años antes de la fecha prevista. 

Estas y otras curiosidades de los asteroides y cometas se podrán conocer hasta el 16 de octubre en el Museo de la Ciencia y el Cosmos, en La Laguna, que ayer inauguró una nueva exposición temporal llamada ¡Mira Arriba! –en un guiño a la película nominada al Oscar de Netflix – repleta de rocas, fósiles y progreso. El museo lagunero no pierde su esencia en esta nueva propuesta, pues el concepto es el mismo que llena el resto de salas: «aprender de forma divertida». De esta manera, la muestra, ubicada en la sala de exposiciones del museo, cuenta también con pantallas táctiles, hologramas y actividades interactivas para que el visitante aprenda a partir de la propia experiencia. 

La exposición, que se podrá visitar hasta el 16 de octubre, tiene como objetivo dar a conocer la ciencia, los peligros y las oportunidades que desentrañan las rocas errantes del universo. «La muestra cuenta con valiosos meteoritos de la colección del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife junto con piezas didácticas y recursos audiovisuales, que con total seguridad serán del interés del público genera», resaltó la consejera de Museos del Cabildo Insular, Concepción Rivero, durante la presentación de la exposición. Algunos de los meteoritos expuestos fueron encontrados en expediciones realizadas desde el año 1985 por los investigadores del Museo de Ciencias Naturales «a la zona sur de Marruecos, Sahara, Mauritania y Senegal», como aseguró el astrofísico y director del Museo de la Ciencia y el Cosmos, Héctor Socas. Siete de las piezas expuestas, además, forman parte de los catálogos internacionales por su importancia científica.

Los investigadores de todo el mundo llevan décadas estudiando los asteroides y los meteoritos, fascinados por su antiquísimo origen y su relevante papel en la formación del universo. Y es que, como define Socas, «los asteroides son los escombros del sistema solar» que nos permiten conocer los «orígenes de los planetas, el sol y modelar el sistema solar» aunque hayan pasado millones de años. 

Los investigadores calculan la trayectoria de los asteroides para los próximos 100 años

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Los científicos consideran, de hecho, que hay dos puntos claves en la formación de nuestro planeta: los bombardeos temprano y tardío. El sistema solar no siempre estuvo en tanta armonía como, aparentemente, se encuentra ahora. En sus inicios, este lugar del universo era violento y las pesadas rocas no paraban de impactar entre los planetas y satélites mientras aún se estaban formando. Por esta razón, la caída de meteoritos tiene así una estrecha relación con cómo se han modulado las superficies de la luna y de los planetas. 

Pero el interés científico va más allá de la simple terraformación. En nuestro planeta, la caída de estos grandes retazos extraterrestres también tienen un fuerte vínculo con la propia «evolución de la vida», como reseña Socas. A cualquiera le vendrá a la mente el meteorito que formó el cráter de Chicxulub, responsable de la caída del imperio de los dinosaurios. «El meteorito generó un cambio climático que fue la oportunidad para que los mamíferos pudieran progresar», insiste Socas. 

Este descubrimiento fue decisivo en la historia de la astronomía, pues fue ahí cuando la humanidad se percató del verdadero poder destructivo de nuestra vecindad solar. «Los asteroides son un peligro que debemos tener en cuenta; aunque un impacto sea poco frecuente, eso no significa que no ocurra de vez en cuando», relata Socas. Estos objetos se clasifican por su tamaño en grandes, medianos y pequeños. Los investigadores de todo el mundo, que han pasado décadas observando estos objetos, han conseguido identificar un millón de ellos con distintas proporciones vagando por el espacio. «Los grandes los hemos identificado todos y los más pequeños no entrañan peligro pues se descomponen al llegar a la atmósfera en estrellas fugaces», recalca Socas. De hecho, los conocen tan bien que, gracias a sus cálculos, saben las trayectorias que tendrán durante los próximos cien años. De ahí que tengan puedan decir con bastante certeza que «ninguno de ellos va a impactar en esos 100 años». 

La misión DART, de la NASA, tratará de empujar a un asteroide para cambiar su órbita

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Pero eso no significa que no existan riesgos, pues «en el rango intermedio hay muchos que no conocemos». Sobre estos elementos, Socas recuerda que su poder como destructor de mundos es bastante más limitado, pero que, aún así «pueden causar daños locales» en ciudades o incluso países. Pero la humanidad ya está intentando buscar alternativas para poder evitar estos impactos. Así lo recoge la misión DART, de la NASA, que en un mes tratará de desplazar un gran asteroide de 160 metros para comprobar si es capaz de desviar su trayectoria. «Es la primera vez que el ser humano va a intentar cambiar el orden de los cielos», relata Socas. 

Estas grandes rocas esconden otros secretos mucho menos destructivos. Y es que están repletos de metales y agua. Por tanto, la opción de realizar minería espacial es, cada vez, una opción más suculenta para la vida en la Tierra. «Hay un asteroide llamado Psyche 16, de 226 kilómetros de diámetro, que cuenta con más minerales de los que ha explotado la humanidad a lo largo de la historia», revela Socas. Se cree que el asteroide contiene hierro, níquel y quizás también platino y oro. No es de extrañar, dado que la mayor parte de los minerales que existen en la Tierra, además del agua, llegaron con el impacto de asteroides. En otras palabras, son de origen extraterrestre. 

«A día de hoy no es rentable, pero todo es ponerse», explica el astrofísico, pues considera que esto permitiría sostener la civilización de una forma más sostenible. No obstante, por ahora esto son solo pequeñas pinceladas en un lienzo en blanco, pues la minería de asteroides se encuentra aún en una fase de desarrollo muy temprana. 

Los asteroides desde tres puntos de vista

CIENCIA | Conocer el entorno

La caída de meteoritos tiene una estrecha relación con cómo se han modulado las superficies de la luna y de los planetas. En la Tierra, además, ostenta un fuerte vínculo con la propia evolución de la vida. 


PELIGRO | Posible impacto

Aunque no es nada frecuente, la posibilidad de impacto de un asteroide es posible. Los investigadores de todo el mundo, que han pasado décadas observando estos objetos, han conseguido identificar un millón de ellos con distintas proporciones vagando por el espacio.  


OPORTUNIDADES| Minería de minerales

Aunque a día de hoy no es rentable, la minería espacial es una de las grandes líneas de investigación en marcha. Los asteroides cuentan con enormes reservas de minerales y agua que podrían ayudar a sostener una civilización más sostenible.

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