El papa Francisco ha emprendido su viaje de seis días a Canadá tras la invitación de las comunidades indígenas para que visitase sus tierras y pidiese perdón por los abusos sufridos en los internados católicos durante los llamados procesos de asimilación.

Se espera que en esta ocasión, como en 1984, cuando también Juan Pablo II viajó a Canadá, Francisco rece el ángelus dominical a 10.000 metros de altura, con la delegación vaticana y los cerca de 70 periodistas que viajan con él para esta visita.

En esta ocasión se decidió que a su llegada a Edmonton, después de la bienvenida oficial por parte de la gobernadora general de Canadá, Mary Simon, la primera indígena en este cargo, el papa, de 85 años, descanse todo el día.

Francisco, que en los últimos días ha vuelto a reaparecer en silla de ruedas debido a sus problemas de rodilla que le impiden caminar, comenzará la agenda oficial el lunes con una visita a una escuela residencial en Maskwacis, donde se reunirá con las poblaciones indígenas - las primeras naciones, los métis y los inuit - y pronunciará su primer discurso, que como el resto será en español.

Según la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, se crearon 139 escuelas financiadas por el gobierno y administradas la mayor parte por la Iglesia Católica en la que se internaron a alrededor de 150.000 niños indígenas que fueron separados de sus familias, obligados a abandonar sus idiomas, tradiciones y cultura.

Por la tarde, se trasladará a la iglesia del Sagrado Corazón, donde mantendrá un encuentro con las poblaciones indígenas y con los miembros de la comunidad parroquial y allí bendecirá la imagen dedicada a santa Kateri Tekakwitha, la primer indígena de América del Norte reconocida como santa por la Iglesia Católica.

El 26 de julio, en el Commonwealth Stadium, celebrará una misa para la comunidad católica, que representa el 44 por ciento de la población, y por la tarde se dirigirá al lago Saint-Anne, al oeste de Edmonton, lugar de peregrinación y considerado sagrado para los pueblos originarios.

El 27 de julio se trasladará a Quebec, donde se reunirá con la gobernadora y el primer ministro, Justin Trudeau, y un día después visitará el Santuario Nacional de Sainte-Anne-de-Beaupré, lugar del primer encuentro de Juan Pablo II con los indígenas en 1984.

El último día, Francisco afrontará el viaje más lejano que ha realizado un pontífice: Iqaluit, que en lengua inuktitut, significa “lugar de muchos peces”, ubicada a 186 millas al sur del Círculo Polar Ártico y hogar de la comunidad inuit más grande de Canadá, unas 4.000 personas, de los cerca de 8.000 habitantes en total.