El conocido como asesino de la pensión Padrón, José Antonio Luis Aguiar alias El Jala, ha sido condenado a 20 años y un día de prisión así como indemnizar en concepto de resposabilidad civil a los dos herederos de la víctima, Adoración de la Cruz V. R., a razón de 100.000 euros a cada uno de ellos, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC).

Tras el veredicto de culpabilidad por un delito de asesinato que emitió el tribunal del jurado, el magistrado presidente de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife ha impuesto la citada condena por este delito de asesinato para El Jala, quien ya se encontraba en prisión cumpliendo otra condena, de 17 años de prisión, por el asesinato del exmilitar Ángel Bermejo, a quien dio muerte en la citada pensión Padrón en enero de 2010, aunque sus restos mortales no serían encontrados hasta finales de agosto de ese año, entre dos colchones de la habitación 302, de la pensión situada en el 114 de la Avenida Islas Canarias de la capital tinerfeña.

Los restos de Adoración de la Cruz fueron hallados de forma fortuita dentro de un petate en el barranco de Santos tras originarse un incendio en los márgenes de dicho barranco.

En el escrito de calificación por el asesinato de Adoración de la Cruz, el fiscal José Miguel Castellón consideró que el acusado aplicó "una fuerza brutal" y golpeó "con crueldad" y "saña" a su novia, "causándole un gran dolor y sufrimiento que no eran necesarios" para provocarle la muerte. El conocido como "asesino de la Pensión Padrón" le rompió a la víctima cuatro costillas por cada lado, el maléolo del peroné izquierdo y un hueso en la nuca. Estos hechos ocurrieron en la habitación 306 al igual que el crimen que acabó con la vida de Bermejo, aunque sus restos esqueletizados se hallaran en la habitación 302.

Además de los 25 años de prisión, el Ministerio Público solicitó que Luis Aguiar indemnice a los familiares de Adoración con 300.000 euros. El asesinato está considerado como violencia machista, en la que el fiscal estima que concurren las agravantes de alevosía (la víctima no tuvo posibilidad de defensa), ensañamiento (causar un dolor innecesario a la víctima) y parentesco.

Finalmente, El Jala ha sido condenado por un delito de asesinato con las agravantes de alevosía, ensañamiento y parentesco y la atenuante de confesión. Se trata de una sentencia que no es firme y que puede ser recurrida en apelación ante la Sala de lo Civil y lo Penal del TSJC.

Según la sentencia a la que ha tenido acceso eldia.es, el hoy ya condenado en una fecha cercana al 22 de junio de 2009 se encontraba en la habitación 306 con Adoración de la Cruz, estancia en la que ambos se hospedaban juntos. Se produjo una discución entre ellos sobre el futuro de su vida en común hasta que El Jala, con la intención de acabar con la vida de Adoración, reaccionó contra ella golpeándola en repetidas ocasiones con un objeto contundente, con sus manos y con sus pies, lo que le originó un shock traumático. Además, como hechos probados también se señala que el agresor también golpeó o agarró con sus manos por el cuello de Adoración estrangulándola hasta fracturarle el hueso hioides, lesiones que acabaron provocando la muerte de la mujer.

Para acometer la brutal agresión, El Jala se aprovechó de su mayor fuerza física y de la minusvalía que padecía su víctima, quien tenía reconocida una discapacidad del 90%, lo que le suponía una limitación de sus movimientos y movilidad, Así, y consciente de todo ello, el ahora condenado por este segundo asesinato, pudo asegurarse deliberadamente de causarle la muerte a su pareja sin que ese ataque pudiera conllevar peligro para su integridad en caso de que la mujer pudiera defenderse.

Según el examen forense, El Jala, le provocó politraumatismos múltiples en la zona del tórax principalmente, produciéndole contusiones y fracuras de las costillas y el peroné izquierdo; la agarró del cuello y la estranguló hasta fracturarle el hueso hioides, "sabiendo que con todos esos ataques la sometía a padecimientos innecesarios o sufrimientos más intensos que los precisos para causarle la muerte con el único propósito de aumentar de manera deliberada e inhumana su sufrimiento antes de que Adoración de la Cruz muriese".

El Jala, tras dar muerte a Adoración de la Cruz, metió su cuerpo en un macuto o petate que transportó hasta el Barranco de Santos, lo que fue posible porque la víctima era una persona de muy baja estatura y complexión muy delgada, además de que el traslado entre la pensión Padrón y el barranco apenas dista unos 400 metros en línea recta.

El petate fue encontrado por unas personas que hacían senderismo en el margen del barranco en 2016. Ese día se originó un incendio a la altura de una ermita, por lo que el grupo de senderistas decidió dar la vuelta por el humo que se levantaba y pararon junto al Puente Loño. Uno de ellos se fijó en un macuto en un hueco tras unas matas de bambú, en concreto entre las segundas pilastras de las ocho que tiene el puente. Cuando el grupo quiso tirar del saco se cayó un hueso y pensaron que se trataba de un animal hasta que al volver a tirar de él se cayó un cráneo humano, por lo que llamaron en ese momento a la Policía.

La impresión de quienes encontraron los macutos, uno dentro del otro, es que los habían dejado allí, porque estaban semienterrados.

¿Y cómo se pudo conectar a 'El Jala' con este crimen?

José Antonio Luis Aguiar, antes de que se encontrasen los restos de Adoración de la Cruz, cumplía condena por el asesinato del exmúsico militar, Ángel Bermejo, a quien mató en enero de 2010 en la habitación 306 de la pensión Padrón. Esos restos esqueletizados se encontraron en la habitación 302 del mismo establecimiento a finales de agosto de ese mismo año, hechos por los que cumple una condena de 17 años tras la sentencia, de 5 de diciembre de 201, dictada por la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife.

Cuando se halló el cadáver de Ángel Bermejo, en 2010, mienbros de la Policía Científica realizaron diversas inspeciones en el inmueble, entre ellas en las habitaciones 302 y 306, porque les constaba que en ellas se había hospedado El Jala. En la habitación 306 se hallaron numerosos vestigios, destacando unos cordones de riel manchados de una sustancia marrón rojiza y que tenían una longitud suficiente como para atara una persona, huellas dactilares del ahora condenado y varias gotas de sangre proyectadas en la pared a 1,20 centímetros de altura desde el suelo. Tales gotas indicaban que alguien había sido golpeado con contundencia y con un objeto. En la pared, tras el cabecero de la cama, se encontraron huellas de arrastre, lo que indicaba que se había manchado de sangre y que alguien lo había intentado limpiar.

Las pruebas realizadas a los restos óseos encontrados dentro de los petates y las gotas de sangre halladas en la habitación 306, confirmaron que pertenecían a Adoración de la Cruz.