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Caos climático: no es ciencia ficción

Los datos de investigadores canarios dibujan un panorama negro del futuro si no hay medidas de corrección a la emisiones de carbono

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Recreación de fotos apocalípticas en Canarias Jorge Leal

«A Nerón se le acusó de dedicarse a tocar la lira mientras Roma se quemaba. Hoy en día, algunos líderes muestran actitudes aún peores: se dedican, literalmente, a avivar las llamas». Así lo percibe el secretario general de Naciones Unidas (ONU), António Guterres, en un análisis sobre el cambio climático, donde considera que los efectos de la invasión rusa de Ucrania se van propagando por todo el mundo, y la respuesta de algunos países a la creciente crisis energética ha consistido en apostar más fuerte por los combustibles fósiles e invertir miles de millones de dólares más en el carbón, el petróleo y el gas, que son los causantes del agravamiento de la emergencia climática. Otros países han visto, por el contrario, que la salida a la dependencia del combustible fósil es acelerar el tren de las energías renovables, la economía circular, la azul, en definitiva, descarbonizar el planeta, porque todos los indicadores climáticos siguen batiendo récords y vaticinan un futuro de devastadoras tormentas, inundaciones, sequías, incendios y temperaturas insoportables. Si no se pone remedio, el mundo se dirige al caos climático.

Desde la Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias se están financiando distintos proyectos científicos de las dos universidades canarias y sus institutos de investigación, además del ITC y Grafcan, para determinar cómo afecta el cambio climático a las Islas en distintos aspectos y poder realizar planes que mitiguen los perniciosos efectos para el medioambiente, la economía insular o la salud de los canarios.

«Los datos son demoledores», expone el consejero del área, José Antonio Valbuena, que asegura sentir «angustia» cada vez que le llegan las novedades de los informes y reclama la implicación de los ayuntamientos para se pongan las pilas. De hecho, uno de estos estudios científicos determina la emisión de C02 por municipios, donde quedan retratados los 88 ayuntamientos, algunos más avanzados, pero muchos donde aún «no ha calado el mensaje». En Canarias se emiten 10 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera. Otro informe que ha hecho saltar las alarmas alerta sobre el efecto de la subida del nivel del mar, en el que, por ejemplo, tienen riesgo de desaparecer 147 playas turísticas, con una posible perdida del 11% del PIB de las Islas.

Caos climático: no es ciencia ficción

El cambio climático en el Archipiélago «asusta, pero no es ciencia ficción», sentencia el consejero, quien pide al Parlamento de Canarias que agilice la Ley de Cambio Climático. Según los distintos estudios de las dos universidades y de los institutos, a grosso modo, las temperaturas crecerán, si no hay factores correctores, entre cuatro y cinco grados centígrados. La ONU determina, que en la actualidad el aumento de la temperatura de 1,1 grados ha alterado los ecosistemas marinos, terrestres y acuíferos de todo el mundo. Un aumento de la temperatura de 1,5 grados podría suponer la pérdida de hasta el 70% de los arrecifes de coral del mundo, y un incremento dos grados podría amenazar con una rápida escalada del colapso de ecosistemas enteros, aparte del mayor consumo de energía y los cambios para la salud por el aumento de alergias, entre otras afecciones. En estos análisis de los científicos canarios se determina además, en términos generales, que habrá menos precipitaciones, más riesgos de incendios, un aumento de la desertificación de suelos importante o una mayor acidificación del mar con la consiguiente pérdida de especies.

El catedrático de Física la Universidad de La Laguna (ULL), Juan Pedro Díaz, forma parte del Grupo de Observación de la Tierra y de la Atmósfera (GOTA). Están inmersos en un estudio minucioso para determinar posibles escenarios de las Islas en las proyecciones climáticas a lo largo del siglo XXI. La pregunta que intentaron contestar es: ¿qué clima vamos a tener a mitad de siglo entre 2030 y 2060 o entre 2070 y 2100 en Canarias?

Lógicamente, depende de la implicación de las administraciones, las empresas y la sociedad en general para que se conciencien de que es necesario la eficiencia energética o el reciclaje en los actos cotidianos de su vida. Si las cosas no cambian, y ciertamente andan a paso de tortuga, la situación que se proyecta en ese plausible y triste escenario de Canarias es sumamente preocupante.

En este estudio se han hecho simulaciones muy precisas para conocer los efectos del cambio climático. A nivel mundial, se analizan prismas o cuadrículas de 100 kilómetros que van de la atmósfera al mar. En Canarias, se han acotado las cuadrículas a tres kilómetros y se ha usado el supercomputador Teide del Instituto Tecnológico de Energías Renovables para efectuar ecuaciones de todas las variables. Con ello, han logrado valores muy definidos y pueden proyectar lo que ocurrirá en un futuro.

De entrada, a final de siglo, a la vuelta de la esquina, si continúan así la quema de combustibles fósiles y la escasa penetración de energías renovables, las temperaturas medias subirán entre tres y cinco grados centígrados, cuando el acuerdo de París lo limita a 1,5ºC, y con mayor incidencia en las zonas altas de montaña, como el Parque Nacional del Teide o en la Cumbre de Gran Canaria. El conocimiento de las temperaturas es esencial para la conservación de especies animales y vegetales y en estos parajes pueden verse muy dañadas.

Recreación digital del Auditorio Alfredo Kraus, en Las Palmas de Gran Canaria, congelado por una hipotética ola de frío.

También, por ejemplo, en las noches tropicales, que son temperaturas mínimas de 20 grados centígrados -ese bochorno que no deja dormir-, la media actual es de 26 noches, y en el futuro será de hasta 80. En cuanto temperaturas extremas, como olas se calor por encima de los 30 grados, en estos momentos pueden durar cinco o seis días de media, en caso de que se produzcan, pero a final de siglo habrá zonas de Canarias que padezcan hasta tres meses consecutivos con temperaturas máximas. Este aumento de temperaturas conllevará, como es lógico, una alta complicación para el desarrollo de multitud de actividades de los ciudadanos, para su salud, más consumo energético, por tanto, mayores emisiones, y una gran afección al turismo.

Menos lluvias

En las precipitaciones la preocupación es tremenda. En el peor de los escenarios, es decir si todo sigue igual, hay una disminución importantísima de las lluvias con una media anual con valores de un 30% a un 40% menos. Y aunque llueva menos quizás lo puede hacer de forma torrencial, pero los datos indican que en el número de días con precipitaciones de más de 20 milímetros o 20 litros de agua por metro cuadrado, que ya son chaparrones importantes, se producirá una disminución en días del 60 al 80%. Con todo ello, se infiere que en el régimen pluviométrico bajan los promedios, aunque lógicamente como ha ocurrido en ocasiones las Islas pueden estar afectadas por fenómenos como el Delta, pero no será lo común. El descenso de las lluvias es dañino, por ejemplo, para las zonas de medianías, pues se tendrá que llevar el recurso hídrico tanto para consumo como para actividades agrícolas, con costes energéticos de importancia, advierte el científico.

Otro de los parámetros que mide esta investigación es el grado de confort del turista, que se verá reducido por el cambio de temperaturas. Se refiere principalmente al visitante que viene a disfrutar de las playas y busca unas condiciones climáticas con una media de 20 grados centígrados, un sol diez horas y un viento ligero. Habrá una pérdida del confort del turista, señala el informe, y por zonas coincide principalmente con las de las islas de Tenerife y Gran Canaria, donde precisamente están las grandes infraestructuras turísticas.

En los incendios se estima que se producirá un aumento de meses en la mayoría de las Islas y que empezarán antes del verano. En Tenerife, por ejemplo, se da uno de los mayores aumentos con dos meses y medio más de riesgo, de los seis actuales que son de junio a noviembre, y Gran Canaria tendrá casi dos meses más, pero se posiciona en la primera isla en empezar con posibles fuegos, incluyendo los meses de marzo y abril.

Sumideros marinos de carbono

El grupo de Química Marina, (Quima), del Instituto de Oceanografía y Cambio Global (Iocag), entre los que se encuentran el catedrático Melchor González y el doctor Aridane González, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, entre otros investigadores, están realizando un estudio que, por primera vez, analiza la acidificación a nivel de costas y del mar entre las islas y el papel de sumidero natural de carbono que juega el territorio marino

El mar es uno de los principales captadores de carbono, asimilado por ejemplo a través del plancton, los moluscos o los corales, que se transforman luego en rocas sedimentarias. Según este estudio, entre 2019 y el 2021, en 110.000 kilómetros Canarias secuestró 259.000 toneladas de CO2, es decir, se ve la importancia que tienen los fondos marinos de las Islas en contener la emisión de gases a la atmósfera.

Apocalíptica recreación digital de la plaza de la Concepción, en La Laguna. | | JORGE LEAL

Según Melchor González, la actividad humana está propiciando año tras año una importante emisión de dióxido de carbono por la quema de fósiles que es del orden de unas 40.000 millones de toneladas, a lo que sumando las que se liberan por el cambio del uso del suelo suponen 45 gigatoneladas de CO2. Esas toneladas se reparten entre la atmósfera la mayor parte; los ecosistemas terrestres toman del orden del 30 al 31%, y del 23 al 24%, los océanos.

Cada año está aumentando el CO2 en la atmósfera y por tanto, añade el investigador, aumenta la cantidad que se disuelve en el mar y que está provocando la acidificación. En este contexto, anualmente descienden dos milímetros las unidades de pH, esto es, cerca de un 10% más de acidificación en una década, que afecta sobre todo a las especies de carbonato cálcico, que son los moluscos o las esponjas coralinas, y que, además, constituyen la base de la cadena trófica. Desde 1995 hasta ahora las especies no tienen las mismas condiciones de pH en Canarias, explica Aridane González, por lo que si se sigue así en el futuro estas especies o van a tener que emigrar o se extinguirán y vendrán otras más oportunistas. La acidificación del mar tiene efectos también en las pesquerías porque se alimentan de esa base afectada y, por lo tanto, en el ser humano. Además el pH influye en metales esenciales como el hierro.

La vicerrectora e investigadora de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Marisol Izquierdo, bióloga marina y experta en nutrición de peces en acuicultura, inauguró esta semana unas jornadas junto al consejero José Antonio Valbuena y todos estos científicos para dar a conocer sus estudios. Como investigadora también aportó su visión. En Canarias hay una gran potencialidad en la economía azul, en un mundo que se está desertizando, donde la producción de alimento es insuficiente y además, mal gestionada, cree. Muchos gobiernos vuelven su mirada al mar para producir alimento, principalmente a la acuicultura que crece a un ritmo anual del 7%, más que ningún otro tipo de producción de alimento en el mundo. «En Canarias llevamos más de 15 años con una producción estancada en 8.000 toneladas anuales, más que toda la producción ganadera de las Islas, a pesar de que desarrollamos y exportamos tecnología, pero siguen negando licencias a los inversores bajo el pretexto de una mal entendida protección de la biodiversidad», reflexiona. «Sin embargo seguimos concediendo licencias de pesca deportiva, a pesar de que los científicos canarios han demostrado que en los últimos 30 años hemos perdido el 90% de la pesca que teníamos y en gran medida debido a esta actividad», censura.

Uno de los estudios que más impacto mediático ha tenido recientemente, por los graves problemas que pueden causar el aumento del nivel del mar y la erosión en las costas a causa del cambio climático en las Islas, está elaborado por el doctor de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria en Oceanografía, Nicolás Ferrer, con la empresa pública Grafcan.

Catástrofe en las playas

Según el proyecto PIMA Adapta Costas Canarias, playas tan emblemáticas del Archipiélago como la de Las Teresitas, en Tenerife, Las Canteras, en Gran Canaria o la Caleta de Famara, de Lanzarote, pueden llegar a desaparecer debido al efecto del cambio climático. En total están en peligro 147 playas turísticas de las Islas, que en 2050 habrán perdido buena parte de su superficie, si no se toman medidas para evitarlo. Junto a ellas, muchos otros núcleos del litoral de las Islas se encuentran también en riesgo por las consecuencias del calentamiento global. Entre las principales conclusiones, casi el 2% de la población tendrá que ser realojada al vivir en la costa -casi 46.000 personas-, habrá afecciones en 50 hectáreas de cultivo, 220 residenciales, 176 de equipamientos y en carreteras y puertos.

Caos climático: no es ciencia ficción

Por ejemplo, la planta potabilizadora de Puerto del Rosario (Fuerteventura), la central térmica de Las Salinas o el aeropuerto de Lanzarote tendrán que ser reubicados antes del año 2100. Y, en total, casi el 45% de las playas canarias se verán afectadas, lo mismo que 38 Bienes de Interés Cultural (BIC), especialmente en las islas orientales, y en concreto en Gran Canaria.

Desde el punto de vista económico, las repercusiones para el PIB de Canarias serán de un 11%, unos 4.500 millones de euros de pérdidas. Para el consejero de Cambio Climático, José Antonio Valbuena, esto se puede paliar si el 2% de la economía canaria, tanto la pública como la privada, se orientan a la transición ecológica.

El estudio explica que las playas más vulnerables a los efectos de la subida del nivel del mar son aquellas que no tienen capacidad de retroceso, es decir, las que se encuentran obstruidas por escarpes naturales o estructuras urbanas.

Desertificación

Y de la mar a la tierra. Otro de los informes lo están elaborando las investigadoras de la Universidad de La Laguna Marisa Tejedor y Concepción Jiménez, y trata sobre los suelos y la desertificación. Las áreas en riesgo de desertificación de Canarias suponen un 82% de la superficie del Archipiélago, y lo que es más grave, en Lanzarote y Fuerteventura es del cien por cien de la superficie. La isla con menos riesgo es La Palma. Factores derivados del cambio climático, con sequías prolongadas, las elevadas temperaturas, las lluvias escasas, o la acción del hombre, como el pastoreo, los incendios relacionados con la agricultura, los pesticidas o el abandono de los sistemas agrícolas tradicionales conducen a una voraz desertificación.

Las cabras

El grupo de Investigación Plant Conservation and Biogeography, del departamento de Botánica, Ecología y Fisiología Vegetal de la ULL, ha iniciado un estudio sobre las posibilidades de respuesta de los ecosistemas al cambio climático. El investigador Jonay Cubas, uno de los investigadores, explicó durante las jornadas de esta semana los efectos perniciosos que causan las cabras y los conejos en la vegetación. Los ecosistemas están totalmente transformados por los herbívoros y el hombre, y a ello se suma ahora el cambio climático. Van a estudiar todos los ecosistemas, pero en una primera aproximación indican, por ejemplo, que el Parque Rural de Anaga, el que tiene la mayor biodiversidad de España y de Europa, pasaría con las precipitaciones y las temperaturas a ser un «secarral», y los tabaibales y los cardonales, que son ecosistemas ya de por sí áridos, van a incrementar su superficie con respecto al bosque termófilo dominado por dragos o palmeras, que se va a ver reducido. Muchas especies en las Islas tendrán que emigrar para sobrevivir. Algunas lo conseguirán y a otras habrá que ayudarlas.

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