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Ciencia

Canarias colabora en el despliegue de la primera red meteorológica africana

La instalación permitirá medir con mayor precisión los impactos del cambio climático en África y el resto del mundo, así como la llegada de calimas y olas de calor a las Islas

Investigadores trabajando en la terraza del Centro de Investigaciones Atmosféricas de Izaña. María Pisaca

Canarias colaborará en el despliegue de la primera red meteorológica africana. África es uno de los actores implicados en el cambio climático a nivel global, especialmente en nuestra latitud. Los científicos creen que las olas de calor, las intrusiones de aire sahariano e incluso algunas modificaciones en la dinámica atmosférica tienen relación con el aumento de temperaturas que está sufriendo en el continente africano. Sin embargo, la falta de información sobre lo que ocurre in situ está ahondado en una brecha de conocimiento que, hoy en día, es uno de los principales obstáculos de la investigación climática. 

Los sistemas de observación del clima en África son escasos y adolecen de financiación. Además, tienen problemas graves asociados a la inestabilidad política de numerosos países del continente. De ahí que varias instituciones internacionales, entre las que se encuentra el Centro de Investigaciones Atmosféricas de Izaña, de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), se hayan implicado en la instalación de la que será la primera red meteorológica de África. Una infraestructura de vigilancia climatológica con implicaciones en el conocimiento científico que, entre otras cosas, mejorará la alerta temprana de las calimas en Canarias. 

A través del proyecto KADI (Knowledge and climate services from an African observation and Data research infrastructure), financiada por el programa Horizonte Infra de la Unión Europea, los investigadores de un consorcio de 16 instituciones y 11 países , liderado por el consorcio del Sistema Integrado de Observación de Carbono (ICOS), dotarán a África, por primera vez, de una red que permitirá vigilar el clima mundial desde una perspectiva holística. «La idea es empoderar a Europa a través de infraestructuras de investigación accesibles y de clase mundial», destaca la investigadora del Centro de Investigaciones Atmosféricas de Izaña y coordinadora del proyecto en España, África Barreto. 

Y es que, como explica, los retos a los que se enfrenta la humanidad ya están muy lejos de poder resolverse tan solo con ciencia local, por lo que urge tener una visión científica lo más amplia y comunitaria posible. «La ciencia se ha convertido más que nunca en un factor clave para nuestro futuro común: la escala de estos desafíos requiere grandes cantidades de datos», reseña Barreto. 

Esta red podrá dar respuesta a varias necesidades del pueblo africano y europeo. La red meteorológica, que se desplegará en el norte de África, permitirá ampliar el conocimiento sobre el impacto que están teniendo el cambio climático y las emisiones de gases de efecto invernadero de los países europeos en la región, así como el nivel de la calidad del aire debido a la contaminación. Hasta ahora, los datos recogidos por las estaciones meteorológicas instalados por todo el mundo han proporcionado una «visión sesgada» que «impide conocer el efecto de las emisiones del primer mundo sobre el clima en regiones menos desarrolladas y remotas», destaca. 

Para preservar la salud

La evaluación de estos aspectos es prioritaria para preservar la salud de la población, pues para 2050, más del 60% de la población africana vivirá en ciudades, y a día de hoy, siendo un porcentaje mucho menor, ya se calcula que unas 700.000 muertes prematuras en el continente tienen relación con la contaminación del aire. «A día de hoy, la falta de datos climáticos y de calidad del aire, impide mejorar esa gestión de los desastres que pueda ocasionar el cambio climático en las ciudades, especialmente en aquellas que van a experimentar un rápido crecimiento», resalta la investigadora. 

El objetivo secundario de este proyecto europeo, cuyo presupuesto asciende a 95.500 millones de euros, es entender qué está ocurriendo en la dinámica atmosférica de nuestro entorno, rellenando esas «brechas de conocimiento» con datos recogidos a nivel local.  

Al menos dos grados más

Según el informe Calentamiento global de 1,5°C del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), con proyecciones de escenarios medios de emisiones, extensas áreas de África superarán los 2 grados centígrados en las últimas dos décadas de este siglo en relación con la temperatura media anual de finales del siglo XX. En caso de situarnos en el peor escenario, el de más altas emisiones, lo sufrirá todo el continente en su conjunto. A esto se suma que en los últimos tres años, los investigadores han notado un cambio en la dinámica atmosférica y creen que tiene relación con el aumento de temperatura del suelo en África.

«Ha habido un cambio en la dinámica atmosférica en los niveles altos de la atmósfera» responsable de inyectar esas intensas nubes de polvo sahariano en Europa, como explica la investigadora. Sin embargo, la falta de datos no permite, a día de hoy, saber si se trata de un cambio «permanente» relacionado con el cambio climático o si simplemente es una variación natural de la que no se tienen datos previos por la falta de instrumentación atmosférica en la zona. «Si tuviéramos estos datos, podríamos llegar a alguna conclusión con respecto a este y otros fenómenos», relata la investigadora. 

 «Es indispensable poder contar con unos servicios de observación del clima y de calidad del aire que, además, tengan en cuenta la situación política y económica del lugar» , reseña Barreto. 

Cuando esté instalada, por tanto, los científicos dispondrán por primera vez de una información mucho más amplia y precisa sobre cómo influye el calor de la superficie de África en la dinámica atmosférica. De hecho, esta nueva información que se podrá obtener en el servicio climatológico africano, permitirá afinar los datos que se obtengan sobre la llegada de polvo en suspensión a las Islas. 

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