La invasión de Rusia en Ucrania lo ha vuelto todo del revés. De confiar en las relaciones comerciales como arma de paz, la Unión Europea ha pasado a aumentar el presupuesto de defensa. Abandonar los combustibles fósiles parece menos prioritario ahora que buscar nuevas fuentes de gas y petróleo para quemar. ¿Es posible hablar de objetivos de desarrollo sostenible (ODS) en un contexto así? 

Para la rectora Rosa María Aguilar Chinea, mantener los ODS como pilares de la investigación, docencia y funcionamiento en la Universidad de La Laguna (ULL) no solo sigue siendo posible sino más necesario que nunca. “Los ODS son precisamente la hoja de ruta que nos hemos dado para transitar por este momento de inflexión que vive el planeta, del que somos conscientes no solo ahora, por la guerra, sino desde que comenzó la pandemia”, explica.

Resolver los problemas económicos, sociales y medioambientales detrás de todo lo que está ocurriendo en el mundo es el espíritu con el que en 2016 Naciones Unidas promulgó los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y con el que el año pasado fueron contextualizados a la realidad del Archipiélago en la Agenda Canaria 2030.

Como dice Juan Albino Méndez Pérez, vicerrector de Cultura y Participación Social de la ULL, a la vez que se enfrenta la urgencia de la crisis humanitaria hay que seguir cumpliendo con el camino trazado por los ODS para cimentar unas bases socioeconómicas más sólidas. “Con el coronavirus, lo vimos claro: las sociedades con principios productivos sociales y económicos más integradores fueron las que menos impacto tuvieron por la pandemia. Y así va a seguir siendo con esta crisis gravísima que estamos viviendo”.

Para la ULL, vivir los ODS se concreta en cosas tan fundamentales como luchar contra la brecha de género en la investigación (que forma parte del ODS número 5, por la igualdad). Como dice su rectora, lo están promoviendo tanto por una razón básica de justicia como para mejorar la calidad de la investigación: “Es tan sencillo como que necesitamos mucha creatividad para responder a los grandes retos que tenemos en el planeta y hay mayor creatividad en entornos heterogéneos”.

Juan Albino Méndez Pérez, vicerrector de Cultura y Participación Social en la ULL. E. D.

Las cátedras puestas en marcha por la ULL, en colaboración con socios externos, también ayudan a alinear su trabajo académico con los ODS. Recientemente se ha creado la Cátedra de Energías Renovables, con el patrocinio de la empresa de energía DISA. También hay una Cátedra de Economía Azul, para todo lo relacionado con la biología marina; una de Transición Ecológica; una de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, y una de Economía Social, que cuenta con el patrocinio de la entidad financiera Cajasiete. Estas cátedras son, en palabras de Méndez Pérez, un mecanismo para divulgar los conocimientos adquiridos en esos campos y para transformarlos en experiencias prácticas de utilidad inmediata para la sociedad. 

“La economía social es la que está al servicio de la sociedad, y no al revés”, explica. “En este sentido, se están creando foros de trabajo muy activos en el área del cooperativismo, por ejemplo, con jornadas de trabajo donde los expertos acercan estas experiencias a representantes del sector primario en Canarias”.

En la Cátedra de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, patrocinada por el Cabildo de Tenerife, se están buscando mecanismos para minimizar el consumo energético relacionado con el agua, que representa en torno al 8% de la energía eléctrica consumida. “Hay diferentes líneas de trabajo, pero una muy interesante es la que estudia la adopción de centrales de hidrobombeo con energía eólica, similares a la de El Hierro, con pozos que aprovecharían los sobrantes de energía renovable para bombear agua hacia un nivel superior”. 

La palabra investigación tiene una connotación positiva pero la historia demuestra que no todas las investigaciones contribuyen al desarrollo humano. La investigación en bombas nucleares es el ejemplo más evidente de investigación que atenta contra los intereses de la humanidad, pero no el único. Una investigación que permita extender el uso de los hidrocarburos como fuente de energía, por ejemplo, tampoco ayudaría al desarrollo humano por su efecto sobre el cambio climático.

“Nosotros no tenemos ese conflicto de empresas privadas patrocinando investigaciones que no contribuyan a los ODS”, dice Méndez Pérez. “Cuando se firma un convenio de patrocinio, aparecen muy claramente cuáles son los objetivos que se persiguen: si no están alineados con la Agenda 2030, no se firma ese convenio, y luego hay un seguimiento muy estricto del proyecto, con reuniones periódicas para ir supervisando lo que está ocurriendo”, explica.

Según Méndez Pérez, la universidad trata de llevar investigación que le sirva a la sociedad porque eso entronca con la responsabilidad social de la entidad: “En una isla, por ejemplo, tenemos que investigar en agua y tenemos que investigar en energía. Estaría mal que la sociedad viera que los acuíferos caen, que hay problemas de abastecimiento energético y que la universidad no pone el ojo en estos problemas”. 

Concienciar y provocar cambios culturales es una de las claves de la Agenda Canaria 2030. La dimensión cultura no estaba originalmente en los ODS de Naciones Unidas, pero, en opinión, de Méndez Pérez su inclusión en la hoja de ruta canaria ha sido todo un acierto. “A través de su propia cultura, es como los ciudadanos podrán hacer suyo un nuevo modelo de funcionamiento basado en la sostenibilidad. Esto no se logra mediante la imposición. Para que de verdad cale el mensaje de la sostenibilidad, todos tenemos que vivir ese cambio cultural”. 

¿Pero habrá tiempo para pensar en esos cambios cuando la urgencia de una guerra en Europa implica problemas fundamentales de abastecimiento energético? Para la rectora Aguilar Chinea, atender a lo urgente sin dejar de trabajar sobre lo importante es hoy más necesario que nunca. “Ahora estamos convencidos de la necesidad de los ODS y lo que vamos a hacer es avanzar todos más rápidamente; cambiar nuestros modos es muy complicado pero ahora hemos visto la necesidad, y hemos entendido que no es algo de los políticos, las instituciones o las administraciones públicas, sino algo que tenemos que hacer todos”.