La Universidad de La Universidad de La Laguna (ULL) coordina el proyecto Análisis de los factores explicativos del abandono de los estudios universitarios y acciones estratégicas para su mejora y prevención junto a las universidades de Zaragoza, Castilla-La Mancha, Santiago y Huelva, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y que trata de explicar y ayudar a revertir la situación de Canarias que, junto con Baleares, cuenta con una tasa mayor de abandono de grado que el resto de universidades del territorio nacional. El Estudio sobre abandono de los estudios de Grado en el sistema universitario español desarrollado por la socióloga y profesora en la Facultad de Educación en la Universidad Complutense de Madrid María Fernández Mellizo-Soto sostiene que sufren más abandono «los que viven en islas» ya que, en Canarias y Baleares, el abandono en universidades presenciales es del 21%, frente al 13% de la media nacional.

Pedro Álvarez es profesor titular de la Universidad de La Laguna y uno de los coordinadores, junto con David López, del análisis desarrollado entre diferentes universidades, y explica que se encuentran trabajando para «analizar los factores que influyen en el abandono académico del alumnado universitario; analizar la intención de abandono académico en estudiantes universitarios y proponer y planificar estrategias para la mejora del problema del abandono». El profesor conviene en la «relevancia del problema del abandono de los estudios universitarios» y por eso tratará que este proyecto contribuya «a la mejora de indicadores importantes de calidad educativa». Por eso, propondrán estrategias que ayuden a reducir los niveles de abandono académico y de mejora del rendimiento para evitar que continúe creciendo el número de universitarios que abandonan la educación superior sin una cualificación profesional porque eso «merma el potencial de alta cualificación para el desarrollo empresarial de nuestro país», afirma el profesor.

Álvarez explica que «si se mejoran las cifras de abandono, estaremos contribuyendo a reducir la inversión de fondos públicos nada rentables» y añade que «si logramos que los estudiantes se integren social y académicamente a la universidad y permanezcan en los estudios, mejorará la confianza para pensar por sí mismos, mejorarán sus habilidades y aprenderán a utilizarlas, aprenderán a vivir y a convivir y adquirirán competencias claves para resolver problemas a lo largo de su vida y para construir su autonomía». Y concluye que, si se alcanza este objetivo, «tendremos personas más seguras, con mejores habilidades para la toma de decisiones, para trabajar en equipo, en un mundo complejo que requiere de un permanente dominio de competencias de adaptabilidad».

Pedro Álvarez señala que muchos estudiantes que acceden a la formación universitaria no se integran de manera adecuada y terminan cambiando de titulación o abandonando definitivamente la universidad, y aventura que uno de los motivos puede radicar en el cambio de paradigma de la forma de aprendizaje que se ha puesto en marcha en los últimos años. «Ahora se le pide al alumnado que sea el protagonista y gestor de su aprendizaje, que sea activo, reflexivo, autónomo, estratégico, que entienda lo que aprende y que aprenda de forma permanente», explica el profesor, quien recuerda no obstante que «eso requiere preparación y apoyo incluso desde las etapas previas».

Así, el profesor sentencia que este sistema cuenta con «lagunas importantes y fallos en el sistema de formación y la realidad no invita al optimismo». En este sentido, un estudio realizado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas y la Fundación BBVA revela que España se encuentra entre los países que menos aprovecha el esfuerzo público y privado realizado en educación superior y eso se ve reflejado en las elevadas tasas de abandono de los estudios iniciados.

Las pérdidas por el abandono académico de titulaciones universitarias no terminadas son de 974 millones de euros anuales, lo que se traduce en el 12% del gasto universitario anual. El equipo de investigadores afirma que se trata de un problema multicausal ya que existen dudas en la toma de decisiones, poca adaptación a la universidad, baja implicación, bajas expectativas, mal desempeño académico, poca motivación, insatisfacción con la enseñanza o bajo rendimiento académico, entre otros motivos. A pesar de que este análisis aún se encuentra en marcha, el equipo de la ULL no ha dudado en poner en marcha ya algunas medidas para paliar este problema. Los profesores destacan la necesidad de ofrecer más información a los estudiantes que ingresan en la ULL, ya que es en el primer curso en el que se da la mayor tasa de abandono. Facultades como la de Educación realizan jornadas en las que les enseñan a futuros alumnos cómo serán sus clases si deciden matricularse.