Ha sido un milagro. Así explica Leticia Pérez, la responsable de la empresa familiar productora de miel 'La pequeña de Timoteo', de Olleros, lo que ha sentido al ver que las doscientas colmenas con las que cuenta su explotación en esta localidad del valle del Tera han resistido la devastación del fuego. Es solo parte de lo que han venido a llamar algunos vecinos “un signo de la resistencia de la zona, ante las desgracias y el abandono institucional”.

Y aunque también llega a decir que “hemos tenido mucha suerte”, lo cierto que ha habido un trabajo preventivo detrás que logró sus frutos. “Hicimos un cortafuegos con el tractor, pero es algo que hacemos cada año, puesto que es un modo de prevenir una desgracia ante un posible incendio. Lo que ocurre es que las dimensiones de este fuego han sido tales que no pensamos en ningún momento que las colmenas se pudieran salvar de la devastación. No había medios, no lo habían parado, no pensé que se iba a salvar nada. Todo el entorno está quemado”, señala Leticia. "Las colmenas son de madera y la hierba que tenían debajo era de pasto, muy bajita, por lo que al venir tanto aire supongo que la quemó rápido y no le dio tiempo a que ardiese la caja. Alrededor estaba todo limpio”, añade.

Las colmenas de Olleros de Tera, rodeadas de terreno calcinado por el fuego. E.P.

Leticia es de Olleros y en este pueblo del Tera ha sacado adelante una actividad con una larga trayectoria familiar que hoy en día es su modo de vida, la elaboración de miel cien por cien natural. Y es que sus inicios se remontan a 1868. “Ya se dedicaba a la miel la bisabuela de mis padres. En el caso de mis padres lo hacían un poco más como un hobbie y yo ya me dedico profesionalmente a ello”. A la tradición familiar se suma una gran pasión por la apicultura.

El fuego ha llegado ahora a cambiar todo su proyecto de vida. “Hemos conseguido que las abejas resistan este fuego pero este año lo damos por perdido. Ahora mismo tendríamos que estar sacando algo de miel para julio, pero es que ahora mismo ni nos lo planteamos. Ahora estamos haciendo lo posible para que las abejas no se mueran de hambre”. Explica Leticia que el año no venía bueno ya para el sector pero ahora “hay que alimentar a las abejas y tenemos que buscar nuevos emplazamientos. En esta zona todo era encina, jara, urz, brezo. Pero es que están todas las encinas abrasadas y las que parece que están solo un poco por debajo al final acabarán estropeadas. Cuándo va esto a volver a lo de antes, vamos a tardar muchos años en verlo”, lamenta esta productora.

Leticia comprobando el estado de los paneles de las colmenas, en Olleros de Tera. E.P.

Leticia mira al futuro y asegura que lo único que tenía claro es que iba a seguir con su actividad. “No me planteé en ningún momento dejarlo, pero sí cómo empezar de nuevo”. En estos días su labor se centra en cómo emplazar de nuevo estas colmenas. “Tenemos que cambiarlas de sitio, moverlas y eso va a suponer invertir más dinero”, lamenta y añade que “si las pillas más en invierno las tienes en la caja. Pero ahora mismo se le ponen alzas y medias altas porque van llenando. No sé cuánto puede pesar una colmena ahora mismo”.

Recuerda sus inicios de modo profesional en el año 2016 en este proyecto empresarial, uno de los que han logrado sobrevivir en esta zona de la España Vaciada, con 20 colmenas. “Ese mismo año me quedé con 9 colmenas. Se heló toda la floración. Y desde entonces hemos ido sumando cada año. Mi objetivo es seguir hasta adelante, pero aún no tengo claro cómo”.

Leticia asegura que “el panorama es tan desolar, que con todo lo que he trabajado solo pensaba que tenía que volver a empezar de cero”. Frente a este sentimiento de impotencia, Leticia se queda con un sentimiento esperanzador. Y es que no ha faltado colaboración por parte de vecinos de la comarca benaventana. Le han ofrecido fincas para el asentamiento en Abraveses, Navianos y otros pueblos. “No nos ha faltado ayuda de la gente de alrededor”.

Ahora su objetivo más inmediato es que al menos las abejas puedan “meter miel para ellas. Quizás con las flores que haya en el campo. Ellas encuentran donde no hay”. Y se plantea ya nuevos asentamientos en otros pueblos.