Se dice que las bicicletas son para el verano, una idea que circuló cuando en 1977 el dramaturgo Fernando Fernán Gómez presentó esta pieza teatral, excelente retrato de la cotidianeidad en aquella España recién salida de la cruenta Guerra Civil y una obra salpicada de un realismo muy sólido. Pues, salvando las distancias, también luce muy real la terraza que ayer inauguraba oficialmente el Hotel Silken Atlántida de la capital tinerfeña.

Se dice que las bicicletas son para el verano, una idea que circuló entre la sociedad española cuando allá por el año 1977 el dramaturgo Fernando Fernán Gómez presentó esta pieza teatral -una historia que en 1984 llevaría hasta la gran pantalla el cineasta Jaime Chávarri-, excelente retrato de la cotidianeidad en aquella España recién salida de la cruenta Guerra Civil y una obra salpicada de un realismo muy sólido. Pues, salvando las distancias, también luce muy real la terraza que inauguraba este jueves 16 de junio oficialmente el Hotel Silken Atlántida de la capital tinerfeña -coincidiendo con la celebración del Día Mundial de la Tapa-, una proyección hacia la calle de la cocina de su restaurante SOOK, y donde entre mesas, sillas y sombrillas se puede recibir cómodamente la llegada del verano con una cálida y acogedora propuesta gastronómica.

Con una hechura funcional y bien resguardado, alongándose desde un aire informal y hasta con una cierta coquetería a la céntrica calle Áurea Díaz Flores, este novedoso espacio ofrece, de 10:00 a 23:00 horas, diversas propuestas que se van acomodando a cada momento del día, comenzando con saludables desayunos o la fórmula del brunch, hasta las 13:00 horas, y abriendo de par en par su despensa a partir del mediodía, para continuar con afterSOOK y tardeos, para cerrar la jornada con apacibles cenas.

La cocina del restaurante se proyecta hacia la calle donde entre mesas, sillas y sombrillas se recibe al verano con una cálida propuesta gastronómica

El chef Domingo Álvarez -la cabeza visible de un joven equipo- ha sabido imprimir su particular jeito al recetario canario, apenas una vueltita, «pero sin caer en encorsetamientos ni tampoco enmascarando sabores», subraya. Basta repasar la carta para reconocerse en productos de la tierra, las croquetas de almogrote; queso asado con miel de palma; ensaladas de cherne o de lentejas; hummus de aguacate; tataki de atún embarrado con parmentier de batata; bacalao encebollado tradicional con papas bonitas; ropa vieja de conejo en salmorejo; canelón de cabra estofada; chuleta de cochino negro... ¡Ah!, y la propuesta del menú ejecutivo, de lunes a viernes y a precios asequibles, con un primero, un plato principal y postre por 14,90 euros.

El tiempo del afterSOOK se reserva para quienes al salir de una intensa jornada de trabajo buscan un lugar donde tomar una copa, charlar y liberar tensiones, esa parada entre el final de la faena y el camino al hogar, capaz de canalizar el estrés y el cansancio.

Y la terraza de SOOK acoge también la práctica del tardeo que, según explica Fundeu, alude a la actividad de salir de tapas o de copas en horario de tarde, de manera que el tiempo del ocio se adelanta y así la gente no se extiende hasta bien entrada la noche, un concepto que se liga -como las salsas- con el sentido que le da la Real Academia de «hacer algo por mera complacencia, entretenimiento o recreo del espíritu». En este ambiente, SOOK brinda todo un mundo de seleccionados cócteles y combinados, vinos canarios y bocados, en un clima distendido y al aire libre.

La jornada se cierra con el capítulo de las cenas, en un rincón más íntimo y recogido, pero igual de delicioso.

Las terrazas son para el verano.