El acusado de matar a una mujer en el Norte de Tenerife en julio del 2020, José Miguel Quintero, reconoció a mediodía de este lunes que cometió el crimen durante la primera sesión del juicio con Tribunal del Jurado que se desarrolla en la Sección V de la Audiencia Provincial.

Los hechos ocurrieron en una vivienda del barrio de La Corujera, en el municipio de Santa Úrsula. Y en el momento en que ocurrió el implicado, José Miguel Quintero, había sido condenado por un Juzgado de La Orotava por dos delitos de malos tratos sobre la víctima, Carolina Fumero Martín, por lo que tenía sendas órdenes de alejamiento de la misma. Dichas sentencias fueron dictadas el 8 de junio del 2020.

A preguntas del fiscal delegado de Violencia sobre la Mujer en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, José Luis Sánchez-Jáuregui, el implicado explicó que la mujer asesinada acudía a su casa en horario nocturno, con el objetivo de evitar los controles que pudiera realizar la Guardia Civil para evitar el acercamiento de ambas personas.

El crimen ocurrió el 16 de julio del 2020. En ese momento, la víctima se hallaba en un dormitorio del apartamento de Quintero. Solo tenía puesta la ropa interior de la parte inferior. Según el testimonio del acusado, ambos mantuvieron una discusión y el único sospechoso le hizo un mataléon, una llave de estrangulamiento, que le provocó la muerte.

Ante las cuestiones del representante del Ministerio Público, José Miguel Quintero señaló que tenía algunos conocimientos de artes marciales y que era consciente de que la mujer no podía liberarse de dicha técnica, pues nunca había practicado esas modalidades deportivas.

El autor confeso de la muerte violenta explicó que Carolina cayó al suelo y, en un primer momento, pensó que estaba dormida. Hasta que comprobó que no tenía pulso y que había fallecido.

Quintero manifestó que, antes de la agresión mortal, ambos habían consumido cocaína, tranquimazines, pastillas y cervezas. Y después del ataque, él siguió bebiendo cervezas.

En los días siguientes, el acusado contó a varias personas que había matado a su pareja sentimental y que necesitaba ayuda para ocultar el cadáver. Este lunes señaló que solicitó apoyo a tres hombres. Sin embargo, solo uno de ellos lo ayudó a bajar el cuerpo hasta el garaje, a limpiar la habitación en la que ocurrió el crimen y a tirar a la basura los restos biológicos de la víctima que quedaron en el escenario del asesinato.

Según el escrito de calificación planteado por parte de la abogada de la acusación particular, Erika Cabello, no fue José Miguel Quintero quien confesó a la Guardia Civil en un primer momento lo que había ocurrido, ni tampoco uno de los hombres a quien solicitó ayuda.

Según la letrada que representa a la hija de la víctima, uno de dichos varones dijo lo que le pidió Quintero al propietario de un bar, que fue quien alertó de lo sucedido al cuerpo de seguridad.

Según ha podido saber EL DÍA, contra esos tres hombres a los que el autor relató lo que había hecho y no avisaron a los guardias civiles se sigue un procedimiento aparte en un Juzgado de La Orotava. A uno de ellos, el que lo ayudó a bajar el cuerpo, limpiar la habitación y a tirar restos, se le investigó por encubrimiento de un asesinato, mientras que a los otros dos por no presentar denuncia.

En los días siguientes, el acusado de matar a Carolina siguió bebiendo cervezas y esnifando cocaína. Las bebidas se las traía un chico, que supuestamente se las entregaba a través de un muro. La droga la tenía comprada desde el primer día.

En las jornadas posteriores al crimen machista, Quintero señaló al fiscal que no salió de su casa hasta que los guardias civiles tocaron en su puerta.

El cadáver de su pareja sentimental lo bajó hasta el garaje en horas nocturnas, con el objetivo de que su padre, que vive en una planta intermedia, no se percatara de lo que había pasado. Y, al final, lo escondió en la fosa séptica del citado garaje.

Al ser preguntado por el fiscal sobre por qué no acudió él a confesar el hecho ante los guardias civiles, respondió que "me asusté, me entró el pánico".

El implicado respondió a la abogada de la familia de Carolina que, tras llegar los agentes, les hizo caso en todo lo que le dijeron y respondió a todo lo que le preguntaron.

Y a la letrada de la defensa explicó que, desde que tenía 15 años, sufre problemas de depresión, ansiedad y trastorno de personalidad.

En ese asunto, la Fiscalía solicita para José Miguel Quintero un total de veinte años de prisión por un delito de asesinato y otros nueve meses de cárcel por el quebrantamiento de condena, en relación a las dos sentencias que le impedían aproximarse a la víctima. Y plantea que la hija de la mujer sea indemnizada con 200.000 euros. En el momento en que ocurrió el crimen, la hija de Carolina tenía 18 años. Considera probadas la agravante de parentesco y la atenuante de confesión.

La abogada de la acusación particular reclama en su escrito de calificación una condena de 25 años de prisión por el asesinato y otro año de privación de libertad por el quebrantamiento de condena ya citado. Y, además, pide una indemnización para la hija de la víctima de 250.000 euros. Erika Cabello considera que no hubo confesión alguna por parte del implicado, por lo que no cabe aplicar dicha atenuante.

En el caso de la letrada de la acusación popular, ejercida por el Instituto Canario de Igualdad, Jésica Hernández, del cuerpo de letrados del Gobierno autónomo, se adhirió al planteamiento realizado por parte del fiscal.

Y la abogada de la Defensa plantea la necesidad de aplicar las atenuantes de confesión y drogadicción en el momento en que ocurrió dicho episodio, que le provocaron graves efectos psíquicos. De hecho, afirmó que una semana antes del hecho fue atendido en un centro de salud por un caso de ansiedad. Además, planteó la exhimente completa por enfermedad mental.